
Lisboa
El funicular accidentado en Lisboa no contaba con la supervisión de la autoridad de seguridad ferroviaria de Portugal
Los elevadores históricos de Gloria y Lavra nunca fueron fiscalizados por la Autoridad Nacional de Seguridad Ferroviaria, al contrario de lo que ocurrió con los ascensores de Bica y Santa Justa, según revela una investigación de Púbico

Los funiculares históricos de Gloria y Lavra nunca contaron con la supervisión de la Autoridad Nacional de Seguridad Ferroviaria (ANSF) de Portugal. Según revela el diario Público en su edición de este sábado, esta ausencia de fiscalización contrasta con la supervisión regular que sí recibieron los ascensores de Bica y Santa Justa, todos operados por la empresa Carris.
Un vacío legal peligroso
El Instituto de Movilidad y Transportes (IMT), que tutela la ANSF, explicó que según la legislación aprobada en 2020, dejó de tener competencias de supervisión sobre "sistemas de transporte por cable" construidos antes de 1986 y clasificados como patrimonio histórico. El elevador de Gloria fue declarado monumento nacional en 2002, lo que lo excluyó automáticamente de la supervisión obligatoria que sí mantuvo con los otros funiculares como "gesto de buena voluntad" hacia la operadora.
La responsabilidad de la seguridad recaía únicamente en la empresa Carris, mientras que a la ANSF solo le correspondía garantizar el cumplimiento de las normas mediante "una tarea esencialmente burocrática de análisis de certificados de seguridad". Este vacío en la supervisión directa de los sistemas de seguridad ha quedado en evidencia tras el accidente del miércoles, que llevó al gobierno portugués a decretar un día de luto nacional.
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