Drones suicida
Los expertos son categóricos con este tema: Estados Unidos necesita drones suicida
La lección de Ucrania resuena en el Pentágono. El Ejército estadounidense reconoce su retraso en el desarrollo de drones kamikaze de largo alcance, una capacidad en la que Rusia e Irán ya le llevan una clara ventaja
El Ejército de Estados Unidos ha puesto en marcha una carrera contrarreloj para cerrar una brecha tecnológica que considera crítica. En el corazón de esta iniciativa se encuentra una unidad militar experimental, la llamada «compañía de efectos lanzados» de la 25ª División de Infantería, cuya misión es desarrollar y probar con urgencia drones de ataque de largo alcance y bajo coste, una capacidad en la que admiten haberse quedado rezagados. Esta misión específica forma parte de un esfuerzo mucho mayor, ya que el Pentágono tiene un plan para aumentar su poderío militar con miles de nuevos sistemas autónomos.
De hecho, el esfuerzo no es solo militar. Varias empresas del sector de la defensa, sobre todo las de menor tamaño, han comenzado a presentar sus propios prototipos para ofrecer una alternativa nacional a los sistemas que dominan los conflictos modernos. Un ejemplo de esta tendencia es el MQM-172 Arrowhead, un diseño que busca replicar las ventajas de producción económica y gran radio de acción que tan decisivas han demostrado ser.
Toda esta movilización responde a una constatación que altos mandos como el general James Bartholomees han admitido abiertamente: el país se ha quedado «atrás» en este campo. Esta es una carencia realmente apremiante, no solo por lo observado en Europa, sino porque se considera una herramienta crucial para el teatro de operaciones del Indo-Pacífico, un escenario donde la capacidad de golpear objetivos a grandes distancias frente a potencias como China es fundamental, tal y como han publicado en The War Zone. Esta brecha tecnológica es paralela a otros esfuerzos de modernización, pues Estados Unidos ha ordenado fabricar miles de misiles precisamente para no ceder terreno ante China.
El modelo iraní que desvela las costuras de Washington
En este sentido, la inquietud del Pentágono tiene un nombre concreto: el Shahed-136. Se trata de un dron de diseño iraní, empleado masivamente por las fuerzas rusas en Ucrania bajo el nombre de Geran, cuya eficacia reside en su sencillez. Es un sistema simple y barato, fácil de fabricar en grandes cantidades y, sin embargo, capaz de alcanzar objetivos situados a unos 1.600 kilómetros de distancia. La eficacia de sistemas como el Shahed-136 ha acelerado la investigación en contramedidas, y ya se están desarrollando diferentes soluciones para acabar con este tipo de drones de manera eficaz.
Por otro lado, la amenaza no es teórica, sino industrial. Los informes de inteligencia apuntan a que Rusia ya estaría fabricando estos drones con una producción a escala industrial, que podría llegar a las 5.000 unidades mensuales. La verdadera ventaja táctica de estos sistemas reside en su capacidad para operar en enjambres, saturando las defensas antiaéreas enemigas y permitiendo golpear puntos estratégicos con una inversión mínima tanto en dinero como en riesgo humano.