Dos año del 7-O

EE UU, el fiel aliado de Israel que le obligó a negociar la paz

Donald Trump ha apoyado a Israel imponiendo límites que Netanyahu ha aceptado

WASHINGTON, 01/10/2025.- Fotografía distribuida por la Casa Blanca que muestra al presidente de EE.UU., Donald Trump, sujetando el teléfono al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, durante la llamada que hizo al primer ministro catarí, Mohamed bin Abdulrahmán, para disculparse por el ataque a Doha del pasado 9 de septiembre en el que murieron seis personas, el pasado lunes en la Oficina Oval de la Casa Blanca. EFE/The White House/- SOLO USO EDITORIAL/SOLO DISPONIBLE PARA ILUSTRAR LA NO...
US President Trump and Israeli Prime Minister Netanyahu press conference at the White HouseThe White HouseAgencia EFE

Desde los ataques de Hamás del 7 de octubre de 2023, la relación entre Estados Unidos e Israel se ha mantenido como una alianza estratégica primordial en Oriente Medio, aunque no exenta de tensiones y vaivenes, primero con la administración del expresidente Joe Biden y ahora con Donald Trump. Hasta el fin de su mandato el pasado noviembre, el demócrata mostró un respaldo inquebrantable hacia Israel, sustentado en la amistad que el exlíder estadounidense mantenía con Benjamin Netanyahu desde hace 40 años. Ambos se conocieron en 1982, cuando el actual líder israelí era el número dos en la embajada en Washington y Biden un joven senador apasionado de la política exterior. Ya entonces, el demócrata convirtió la defensa del Estado israelí en una prioridad constante de su carrera en la capital, hasta el punto de hacer de la situación en Medio Oriente en uno de los pilares más cruciales de agenda internacional. Ni las protestas, ni las divisiones en el partido demócrata durante los últimos meses de su presidencia afectaron a su apoyo firme a Netanyahu, y eso que en juego estaban unas elecciones presidenciales.

Biden siempre defendió la necesidad de un proceso de paz, pero en la práctica evitó presionar a su amigo Bibi, como lo llamaba a veces. Incluso llegó a reconocer públicamente que no tenía claro si el primer ministro israelí estaba tratando de influir en las elecciones norteamericanas, dilatando un alto el fuego que nunca acababa de llegar.

Esa ambigüedad de Biden permitió que Netanyahu avanzara con una política de expansión de asentamientos y control sobre territorios ocupados sin que Washington pusiera realmente muchas trabas. Pero entonces llegó el cambio de poder en la Casa Blanca que vino acompañado de un tono diferente en las conversaciones. Donald Trump siguió manteniendo su apoyo a Israel, pero con límites y líneas rojas, como un rotundo ¨no¨ a la posibilidad de anexionar Cisjordania al territorio israelí. ¨No lo permitiré¨, dijo el presidente norteamericano. El primer ministro israelí, consciente de que necesitaba el apoyo de EE UU para salir victorioso, trató de convencer al republicano, pero al ver que no tenía opciones, aceptó los límites. La imagen más simbólica se produjo hace poco más de una semana, cuando Netanyahu llamó por teléfono a Qatar para pedir perdón por el ataque del 9 de septiembre con el que intentó asesinar al equipo negociador de Hamás que se encontraba en Doha. La fotografía fue difundida por la Casa Blanca, que quiso enfatizar una advertencia que Netanyahu no debe olvidar: somos aliados, pero las cosas se hacen a la manera de Trump.

Durante la conversación telefónica, el líder israelí dijo que ¨Hamás era el objetivo, no lo cataríes. También quiero asegurarles que Israel no tiene planes de volver a violar su soberanía, y se lo prometí al presidente Donald Trump¨, declaró desde el despacho oval de la Casa Blanca durante su reunión con el estadounidense, de quien dijo era ¨ el mejor amigo que Israel ha tenido en la Casa Blanca¨. Pero en Israel esa llamada de disculpa no gustó nada a la vertiente más extremista. Su ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, la tachó de ¨disculpa flácida, una vergüenza¨, y otros dirigentes de línea dura criticaron que se pidiera perdón a Qatar, a quien muchos acusan de respaldar a Hamás.

Así que Netanyahu se encuentra en una encrucijada compleja. Por un lado, debe garantizarse el respaldo de EE UU, que al fin y al cabo es su principal soporte militar y diplomático, pero por otro, no puede obviar las voces de sus aliados ultraderechistas que no están dispuestos a ceder ni un milímetro. Hasta ahora ha conseguido navegar entre la ambigüedad y la postergación de decisiones, y no está claro qué conclusión saldrá, si es que se consigue llegar a alguna, de ese primer encuentro ayer en Egipto para un acuerdo de paz. Al cierre de esta edición aún no había tenido lugar.

Netanyahu ha claudicado al plan de paz de Trump que explícitamente le marca que se olvide de Cisjordania, una prueba de lealtad para el líder israelí. Si cruza esa línea podría perder el respaldo más importante que tiene, EE UU, pero si no logra lidiar con sus socios ultras le tocará enfrentar una crisis interna grave. La propuesta de Trump le ofrece muchas ventajas a Israel, como un nuevo futuro mucho más pacífico para la región, con vínculos entre Israel y sus vecinos árabes. ¿Será suficiente para el líder israelí? Hay quien apunta a que su verdadero interés ni siquiera es la paz, sino obligar a Hamás a rendirse a los pies de Palestina. Además, es sabido que tampoco le interesa abandonar su cargo de primer ministro israelí, porque eso significaría enfrentarse a los jueces por sus delitos sin el amparo y protección que le da su cargo actual.

La alianza entre Washington y Jerusalén sigue siendo firme pero no ilimitada, sin embargo, en la calle el apoyo a Israel está cayendo entre los estadounidenses, cada vez son más los que se oponen a enviarle más ayuda económica o militar a su aliado en Medio Oriente, según una encuesta del The New York Times y Siena College.