Siria

Hacia la victoria total

Los frentes de la guerra siria –el régimen y los rebeldes– quieren imponerse uno al otro, por lo que es difícil un cese de las hostilidades. Mientras, la población civil sufre los estragos de las bombas

La Razón
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–¿Una victoria del régimen de Asad sobre Alepo supondrá un cambio en la dinámica de la guerra siria?

–Bachar al Asad podría utilizar el alto al fuego para consolidar su posición e intentar debilitar militarmente a los rebeldes. Cuanto más larga sea la lucha sin un alto el fuego, mayor será el dominio de Asad en las zonas que controla y debilita día a día. La intervención rusa, mediante ataques aéreos, ha provocado que cambie sustancialmente la dinámica de las fuerzas de Asad sobre el terreno. Rusia no abandonará Siria a largo plazo porque necesita mantener su influencia y poder en la región. Aunque si llega a comprobarse que el triunfo de Asad sobre Alepo se debe en gran parte a la intervención rusa e iraní en la contienda, Asad no será capaz de controlar el país entero de nuevo.

–¿Piensa que el alto al fuego y la ayuda humanitaria serán un parche o impulsarán la resolución del conflicto?

–El alto al fuego que todos esperamos se llevará a cabo para paliar la grave situación humanitaria que se está produciendo sobre el terreno en Siria. Sin embargo, desde una perspectiva militar, ni Asad ni los rebeldes aceptarán un alto el fuego a largo plazo, ya que ambos desean la victoria total a toda costa. Los civiles sirios, mientras tanto, continuarán sufriendo durante el tiempo que la guerra se prolongue. El alto el fuego, por tanto, será un objetivo de corta duración, ya que ambas partes han ido demasiado lejos con el fin de acordar una solución que no se adapte a las ambiciones que tienen a largo plazo sobre el terreno.

–¿Es optimista con la vuelta de las negociaciones de paz?

–Todos queremos ver el fin de este conflicto devastador que hace estragos en Siria desde 2011. La paz puede ser alcanzada, pero requerirá una solución donde la población siria tenga la capacidad de otorgar el poder a dirigentes que puedan crear un futuro mejor para ellos en las décadas venideras. Y no veo a Asad jugando ningún tipo de papel en la posguerra, ya que sólo cuenta con influencia entre los alauíes, que representan el 10% de la población siria.

*Profesor de Estudios Islámicos en la Universidad de Leeds