Redada rápida y selectiva
Israel ensaya su invasión en Gaza con la primera incursión con tanques
Las Fuerzas de Defensa israelí aseguran que la intervención es una preparación para «la siguiente fase»
El portavoz Ejército de Israel anunció que ayer, de madrugada, llevó a cabo una nueva incursión en el norte de la Franja de Gaza, la cual que duró «varias horas», y representó la operación militar terrestre más grande desde el asalto de Hamás contra los kibutz que rodean Gaza. «Atacamos varios objetivos militantes para preparar el campo de batalla», según indicaron fuentes del Tsahal, mientras centenares de tanques y miles de tropas esperan, desde hace más de dos semanas, la orden para lanzarse al completo en un asalto general contra las posiciones de los islamistas. «Las fuerzas del Ejército bajo el mando de la Brigada Givati llevaron a cabo esta noche una incursión selectiva utilizando tanques e infantería como parte de la preparación de la zona para las próximas etapas de combate», indicaron sobre el ataque. «Como parte de la actividad, las fuerzas localizaron y atacaron a muchos terroristas, destruyeron infraestructuras, posiciones antitanques y llevaron a cabo trabajos para organizar la zona. Desde entonces, los soldados abandonaron la zona y regresaron a territorio de Israel», añadió el comunicado, para luego confirmar que «ningún israelí resultó herido».
Horas después de conocerse la incursión terrestre de las Fuerzas de Defensa israelíes, Abu Obeida, el portavoz de las Brigadas de Al Qasam, el brazo armado de Hamás, anunció «la muerte de 50 prisioneros israelíes» como consecuencia de «los ataques aéreos» del Ejército de Israel contra la Franja de Gaza. No obstante, el comunicado que hizo no ofreció más datos al respecto, ni tampoco aportó pruebas del fallecimiento de los secuestrados, o cómo estos habrían perecido. Horas antes, el portavoz del Ejército israelí, Daniel Hagari, había elevado hasta los 224 el número de rehenes capturados por Hamás durante el ataque del pasado 7 de octubre, en el que asesinaron a «1.400 personas e hirieron a 5.000», según cifras del Gobierno israelí.
Un número de rehenes que, por otro lado, contradice el ofrecido por el propio Obeida, quien aseguró hace unos días que tienen en sus manos un total de «250» personas, de las cuales «200 están en poder de las Brigadas al Qasam y 50 en manos de otros grupos» que operan en la Franja de Gaza. Por su parte, el Gobierno del primer ministro, Benjamin Netanyahu, asegura que más de la mitad de los secuestrados tienen pasaporte extranjero de unos 25 países. Obeida indicó que los muertos son «israelíes», pero, ante la falta de pruebas, no se puede establecer si alguno de los «50 muertos» es de otro Estado. Hamás ya había amenazado con ejecutar a los secuestrados si Israel mantenía sus bombardeos contra la Franja de Gaza en represalia a los atentados contra las comunidades judías.
El anuncio del portavoz sucedió casi en paralelo del comunicado del Ejército de Israel de que habían «eliminado» al jefe adjunto de la Dirección de Inteligencia de Hamás, Shadi Barud, durante un ataque aéreo sobre la Franja de Gaza. Según relataron las Fuerzas de Defensa israelíes, el «número dos» de la inteligencia habría participado en la planificación de los ataques del 7 de octubre. «Continuaremos atacando y eliminando a los líderes y agentes de Hamás responsables de los bárbaros ataques».
Invasión en ciernes
Mientras, Netanyahu volvió a realizar un discurso televisivo en la noche del miércoles en el que habló de la invasión en ciernes, asegurando que esta sucederá pronto. «Nos estamos preparando para una incursión terrestre inminente. No especificaré cuándo, cómo, o cuántas habrá. Tampoco detallaré la gama de consideraciones, la mayoría de las cuales el público no conoce. Y así es como se supone que debe ser. Esta es la forma óptima para proteger las vidas de nuestros soldados», explicó. No obstante, Netanyahu aseguró que el gabinete de guerra y el jefe del Estado Mayor habían llegado a una decisión unánime sobre el momento adecuado. Por su parte, el general retirado y miembro del gabinete de unidad conformado tras los atentados, Benny Gantz, explicó que cualquier posible ofensiva terrestre será sólo «una etapa en un proceso a largo plazo que incluye aspectos políticos, sociales y de seguridad que llevarán años. La campaña pronto se intensificará con mayor fuerza».
El «premier» también hizo hincapié en que «el ministro de Defensa, Yoav Gallant, el ministro asociado del Gobierno de Unidad Nacional, Benny Gantz, el gabinete de seguridad, el jefe del Estado Mayor y los jefes de las organizaciones de seguridad están trabajando las 24 horas del día para lograr el objetivo principal: eliminar a Hamás destruyendo sus capacidades militares y de gobierno, y hacer todo lo posible para recuperar a nuestros rehenes». Asimismo, Netanyahu volvió a hacer un llamamiento a los palestinos que quedan en el norte de Gaza para que la abandonen y se trasladen al sur. Sin embargo, en ambas partes se han producido bombardeos israelíes, los cuales siguen aumentando su intensidad. Solo ayer llevaron a cabo más de 250 ataques aéreos y de artillería «contra túneles, lanzadores de cohetes y otras infraestructuras» de Hamás, según el Ejército hebreo.
Colapso sanitario
Por su parte, y según las cifras que manejan, el Ministerio de Sanidad de Gaza asegura que el sistema sanitario está completamente colapsado. «Al menos 101 médicos han fallecido y 25 ambulancias han sido destruidas desde el inicio de la guerra, mientras que 12 hospitales y 31 centros de atención primaria está fuera de servicio por los bombardeos y la falta de combustible», explicaron. En este sentido, Mohamed Ziara, uno de los miembros de la Autoridad Nacional Palestina, declaró que «los bombardeos de la ocupación han eliminado a familias enteras, borrado barrios, áreas y comunidades residenciales con sus habitantes», así como diversas infraestructuras e instalaciones que incluyen «lugares de culto, panaderías, estaciones de servicio, mercados o escuelas».
Asimismo, en Gaza, el Gobierno de Hamás informó de ataques contra la sureña ciudad de Jan Yunis, la cual está dentro de la zona presuntamente segura designada por Israel, que produjeron «al menos 15 muertos». El Tsahal insiste en que solo ataca objetivos del grupo islamista al que, por otro lado, acusa de operar entre la población civil para utilizarlos como escudos humanos y luego sacar rédito de sus muertes. Desde que comenzó el conflicto, el ministerio de Salud controlado por Hamás afirma que más de «7.000 palestinos han muerto, entre ellos 2.000 niños y 1500 mujeres», triplicando así la cifra de fallecidos durante la guerra de 2014.
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