
Análisis
"Ni Israel ni Hamás tienen interés en un acuerdo sobre Gaza"
Stephan Sberro, profesor del Instituto Tecnológico Autónomo de México, cree que los islamistas perderían toda baza negociadora si entregan a todos los rehenes, mientras Netanyahu necesita la guerra para mantenerse en el poder

Desde la ruptura de la tregua, parece que no hay avances entre Israel y Hamás. ¿Considera que alcanzarán otro acuerdo en breve?
Ni Israel ni Hamás tienen interés en un acuerdo. Para Netanyahu, un acuerdo significa el fin de su coalición y, por ende, nuevas elecciones y el fin de su poder. Acabará su vida en procesos judiciales y respondiendo a comisiones de investigaciones sobre los numerosos errores cometidos antes del 7 de octubre, durante este terrible día de masacres y en la conducta de la guerra. Para Hamás, liberar todos los rehenes significa no tener ya ninguna baraja en la mano. Perdió todas sus apuestas: solidaridad del mundo árabe, apoyo de Irán y la victoria militar. Está ya derrotado en todo. Lo único que le queda son los rehenes. Así que para los dos protagonistas principales, el fin de la guerra significa su fin. El destino de sus pueblos les importa poco.
Cada vez más grupos se manifiestan contra Netanyahu. ¿Le afecta?
No le afectan mucho mientras mantiene la cohesión de su coalición nacional religiosa. La defección de 5 diputados de los 64 de la coalición sobre 120 del Parlamento tendría muchas más consecuencias que centenares de miles de israelíes en las calles. Eso no parece ocurrir.
¿Está Hamás debilitada desde los última ofensiva isrealí en Gaza?
Está siempre más debilitado. Pero nunca le importó las destrucciones en Gaza y la muerte de civiles inocentes. Al contrario, son parte de su estrategia de deslegitimación de Israel, puede durar aún muchos meses el conflicto en la Franja.
¿Qué lectura extrae de la visita de Netanyahu a Trump? ¿Cómo definiría el estado de salud en las relaciones entre ambos aliados?
Con Trump en el poder, ninguna relación con EE UU está en buena salud, incluso la de Israel. Es imprevisible sí, pero sobre todo no confiable incluso para sus mejores aliados. Probablemente, Israel experimentará muchas decepciones como la de la segunda visita de Netanyahu en Washington. No solamente no logró ningún progreso aun simbólico como una rebaja de los aranceles, sino que sufrió un duro revés. Trump anunció en su presencia que iba a retomar el diálogo con Irán, lo que Netanyahu siempre había rechazado. Se trata de una bofetada que Netanyahu recibió sin poder reaccionar demostrando su impotencia y miedo a Trump, supuestamente su mejor aliado.
¿Cuál es la postura de Israel relacionada con el programa nuclear de Irán y el acercamiento con EE UU?
Israel permanece convencido de que Irán nunca renunciará a su programa nuclear y solamente busca el levantamiento de las sanciones que se revelaron eficaces y ganar tiempo para finalmente lograr tener la bomba atómica. Con ella, el país, y los peones que le quedan en Irak y Yemen, se volvería ya intocable. Las declaraciones y las actitudes de los dirigentes iraníes confirman esos temores, y eso que el país nunca había estado tan debilitado. No solamente se mantiene únicamente por una represión masiva contra su pueblo, sino que perdió sus tres principales peones en la región, Hamás, Hizbulá en Líbano y Asad en Siria. Los ataques israelíes dejaron su servicios secretos en ridículo y sus capacidades antiaéreas destruidas. Para Israel, la única solución es acabar con la fuerza militar, económica o cibernética, la construcción de esta bomba. Y ahora es el mejor momento. Todo el resto sería darle a Irán más tiempo para lograr su cometido.
Francia podría reconocer el Estado palestino, como ya han hecho otros países europeos como España. ¿Qué consecuencias podría tener en la esfera internacional?
Este reconocimiento solo sería simbólico. No tendrá consecuencias concretas. Ya casi tres cuartos de los miembros de la ONU han afirmado reconocer un Estado palestino sin que eso permita ningún progreso en su consecución. De hecho, a pesar de las declaraciones y reconocimientos, la solución de los dos Estados se volvió una intención vacía. Como resultado del 7 de octubre, Palestina no tiene ni Gobierno, ni fronteras, ni economía. El ejemplo de España que lo hizo en mayo 2024 habla por sí solo. Aparte de los aplausos del líder sin poderes ni legitimidad de la Autoridad Palestina en Ramala, no se logró nada, ni tan siquiera un movimiento dentro de la UE. Irlanda y Eslovenia se juntaron, pero incluso Bélgica, que había anunciado sumarse, retrocedió en el último momento. España no está más cercana a los palestinos y está mucho más lejos de Israel. Perdió protagonismo. Francia muestra más cautela y pone más condiciones. También se puede mencionar el caso de Suecia que dio el paso ya en 2014 siendo el primer país de Europa occidental en hacerlo y en un contexto mucho menos violento. Nadie en la UE la siguió. Nunca abrió una embajada. Solo fue una declaración del Gobierno socialdemócrata de la época.
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