Ofensiva
Israel está bombardeando el complejo nuclear de Fordow y anuncia ataques sin precedentes en Teherán
Siete bombarderos B-2 Spirit equipados con bombas antibúnker GBU-57, capaces de perforar cientos de metros de roca, golpearon esta central iraní el fin de semana
Israel llevó a cabo un nuevo ataque contra el sitio nuclear subterráneo iraní de Fordow, al sur de Teherán, informaron el lunes los medios estatales iraníes, excavado a medio kilómetro de profundidad y atacado este fin de semana por los bombarderos B2 de Estados Unidos. “El agresor atacó nuevamente la planta nuclear de Fordow”, informó la agencia de noticias Tasnim, citando a un portavoz de las autoridades de la provincia de Qom, donde se encuentra la planta.
Además, el Ejército israelí está atacando la sede de la Guardia Revolucionaria iraní en Teherán, según dijo el principal portavoz militar de Israel, Effie Defrin. "En estos momentos, los aviones de la Fuerza Aérea están profundizando los daños en el área de Teherán, con énfasis en el cuartel general de la Guardia Revolucionaria", añadió.
El ministro israelí de Defensa, Israel Katz, aseguró que areonaves de guerra están atacando "con una fuerza sin precedentes" objetivos en Teherán, y amenazó con represalias contra Ali Jameneí, el líder supremo de Irán, mientras continúen los salvas de misiles. El Ejército "está atacando objetivos del régimen y cuerpos de represión del gobierno (iraní) en el corazón de Teherán con una fuerza sin precedentes. Por cada disparo al frente interno israelí, el dictador iraní (Jameneí) será castigado y los ataques continuarán con toda su fuerza", dijo Katz en un comunicado.
La central nuclear de Fordow, considerada la instalación más protegida del programa atómico iraní, fue uno de los objetivos clave de la operación estadounidense “Martillo de Medianoche” lanzada la noche del sábado. Siete bombarderos B-2 Spirit equipados con bombas antibúnker GBU-57, capaces de perforar cientos de metros de roca, fueron desplegados para golpear esta planta ubicada bajo una montaña al norte de la ciudad de Qom. El ataque, según fuentes del Pentágono, tenía como objetivo destruir la capacidad de enriquecimiento de uranio en un lugar que durante años ha sido inaccesible para la inteligencia occidental y virtualmente inmune a ataques convencionales.
A pesar del despliegue masivo de fuerza, las imágenes posteriores al bombardeo no mostraron daños visibles en la superficie de Fordow, lo que ha generado interrogantes sobre el impacto real de la ofensiva. Según informes preliminares de inteligencia israelí, el sitio habría sufrido “daños severos” en sus niveles subterráneos, aunque no se habría logrado su destrucción total. Por su parte, Irán sostiene que logró evacuar la mayor parte del uranio enriquecido almacenado en la instalación días antes del ataque, lo que, de confirmarse, limitaría el efecto estratégico de la operación.
Fordow alberga parte de las centrifugadoras más avanzadas de Irán y produce uranio enriquecido al 60%, un nivel técnico a solo un paso del grado armamentístico. Su fortificación —enterrada bajo al menos 80 metros de roca— ha sido un desafío logístico y militar para EE. UU. desde hace más de una década. La elección de Fordow como blanco principal evidencia el intento de Washington de asestar un golpe simbólico y técnico a la columna vertebral del programa nuclear iraní, aunque el éxito final de la misión sigue pendiente de verificación por organismos independientes como el OIEA.