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Macron plantea dejar a Estados Unidos fuera del G7

Lidera la oposición al proteccionismo comercial de EE UU. Pide a Europa y Canadá pensar en el futuro y mantener la firmeza frente a Trump: «Nadie vive para siempre».

Macron plantea dejar a Estados Unidos fuera del G7
Macron plantea dejar a Estados Unidos fuera del G7larazon

Lidera la oposición al proteccionismo comercial de EE UU. Pide a Europa y Canadá pensar en el futuro y mantener la firmeza frente a Trump: «Nadie vive para siempre».

Hoy empieza la cumbre anual del G7, que este año tiene lugar en Charlevoix, Quebec (Canadá) y que reúne a los líderes políticos de Estados Unidos, Alemania, Francia, Italia, Reino Unido, Japón y Canadá. Durante dos días, los presidentes y primeros ministros de los países industrializados más potentes del mundo se sentarán a debatir una agenda que poco tiene que ver con los asuntos que interesan al presidente de Estados Unidos, Donald Trump.

Este año, la agenda del G7 parece estar en juego. Todos tienen cosas que discutir y, sobre todo, asperezas que limar con el presidente Trump, quien se ha mostrado poco partidario de cambiar su actitud respecto a la salida de Estados Unidos del Acuerdo Climático de París o de modificar las nuevas tarifas sobre importaciones en aluminio y acero. En los días previos, el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, ha expresado su preocupación respecto a la actitud del inquilino de la Casa Blanca en esta materia. «Vamos a tener conversaciones muy francas respecto a cómo nos sentimos europeos y canadienses por el hecho de haber sido etiquetados como una amenaza para la seguridad nacional de EE UU por temas relativos al aluminio y acero». Y es que cuando Trudeau llamó a Trump para discutir cómo era posible que Estados Unidos impusiera tales aranceles a Canadá, este respondió con otra pregunta: «¿No quemasteis vosotros la Casa Blanca?», en referencia al incendio que tuvo lugar durante la Guerra de 1812.

Al margen de si se trataba o no de una broma –Canadá no existía como país entonces–, Trudeau se ha mostrado optimista y confía en alcanzar ciertos acuerdos. «El G7 es el marco perfecto para discutir asuntos como éste», dijo. Pero las negociaciones se presentan complicadas, no sólo porque Trump anunciara hace unos meses que iba a aumentar la contratación de mineros para el carbón o porque haya declarado que el futuro tiene poco que ver con las energías renovables y mucho con los combustibles fósiles, sino porque sólo estará 28 horas en Charlevoix y se encontrará un gran rechazo.

La canciller alemana Angela Merkel dice estar preparada para las turbulencias con el magnate y y para «polémicas discusiones». Con todo, la postura de Francia es sin duda la más dura. Su ministro de Economía comenzó a perfilar hace días la exclusión de Estados Unidos del G7. A juicio de Bruno Le Maire, la reunión tiene que ser como un «G-6 más EE UU», ya que el proteccionismo de Washington «es injustificado, injustificable y peligroso». Ayer lo corroboraba Macron, quien dijo que «nuestros seis países representan valores, un mercado económico y algo más que todo eso: representan una fuerza a nivel mundial».

Macron y Trudeau expresaron ayer su idea de que hay que ser «respetuosos y educados» con Trump pero a la vez «firmes. El mandatario galo añadió que el deseo de conseguir el consenso de todos «no debería ser mayor» que el conseguir avances reales en los temas a discutir, dando a entender que el acuerdo que se alcance será de mínimos. También ironizó al decir que las diferencias de Europa y Canadá con Trump son temporales: «Nadie vive para siempre» y que Europa tiene que permanecer «decidida» en cuanto a sus principios independientemente de Trump. Por su parte, la Casa Blanca replicó a través de su asesor económico principal, Larry Kudlow, que «puede haber desacuerdos, pero no una guerra comercial, yo lo veo más bien como una pelea familiar». Kudlow añadió que «si los aranceles de otros países bajan, las exportaciones estadounidenses crecerán».

De momento, todo apunta a que Trump no va a recular en sus políticas nacionales, ya que en más de una ocasión ha afirmado que ninguna organización internacional va a determinar las políticas norteamericanas. Como anunciaba en su cuenta de Twitter hace unos días, «durante muchos años, Estados Unidos ha llevado a cabo acuerdos comerciales tan malos que ahora sólo podemos ganar».

El presidente ruso Vladimir Putin también añadió más leña al fuego al decir que la subida de aranceles por parte de EE UU son lo mismo que sanciones y afirmó que Europa está probando la misma medicina que ya se ha dado a probar a Rusia con las sanciones por Crimea.

La seguridad global es otro tema que preocupa a los líderes de esta cumbre. En concreto, las recientes decisiones de Trump de mover la embajada de Estados Unidos en Israel a Jerusalén y la de derogar el acuerdo nuclear con Irán. Alemania, Francia y Reino Unido ya han dejado claro que presionarán a Trump para que les garantice que no habrá sanciones si siguen negociando acuerdos comerciales con Irán.

Otro de los asuntos candentes en la agenda del G7 es el plástico y los estragos que está causando en el medio ambiente. Océanos, mares y playas llenos de bolsas, botellas y demás utensilios de este material tóxico que están amenazando la existencia de un buen número de especies animales. Para el Gobierno de Trudeau, el cambio climático, la conservación de los océanos y la fuerte presencia de plásticos en ellos es una prioridad y ya ha llevado a cabo varias acciones para proteger las aguas y costas de Canadá, entre las que se encuentra la creación de nuevas zonas marinas protegidas. En la misma línea de implementar acciones encaminadas a reducir los plásticos, el Gobierno de Reino Unido puso en marcha el pasado mes de abril una regulación que prohíbe el uso de pajitas y palitos de este material que se usan para remover el café, y la Comisión Europea anunció la semana pasada una propuesta de ley para prohibir los productos de plástico de un solo uso, que obligaría también a los países de la Unión Europea a recuperar el 90% de las botellas plásticas antes de 2025, así como a los productores a cubrir los costes de la gestión y limpieza de residuos.