Mauritania

Mauritania se rebela contra el cambio climático

Entrevista a Jean Nöel Gentile, representante del Programa Mundial de Alimentos (WFP)

Jean Nöel Gentile / Foto: Jesús G. Feria
Jean Nöel Gentile / Foto: Jesús G. Ferialarazon

Entrevista a Jean Nöel Gentile, representante del Programa Mundial de Alimentos (WFP)

Un solitario grano de arena, por sí solo, es inofensivo. Viaja solo, empujado por el viento y es casi inapreciable. Pero cuando un grano de arena se une a otros millones de granos de arena, se convierte en una duna, con la fuerza suficiente de arrastrar aldeas y destruir carreteras y recursos hídricos. Una suma de dunas es el inicio de un pequeño desierto que atrapa y acorrala a la población. Así es Mauritania, un país sin suerte porque el desierto lo cubre todo y es testigo del dramático efecto del cambio climático.

El país sufre la peor sequía de los últimos años, que agotó los pastos antes de lo habitual en una economía esencialmente ganadera. Alrededor de 400.000 personas están ya en situación de inseguridad alimentaria, a pesar de que la fase crítica de la estación del hambre no comenzará hasta este mes de junio, y se extenderá hasta septiembre. A esta alarmante situación hay que sumar elaumento de la inseguridad y la intensificación de los conflictos armados en la zona del Sahel que están interrumpiendo los servicios básicos de la población.

Con el objetivo de ayudar a la población y reforzar a sus distintas comunidades, varias ONG trabajan sobre el terreno para ofrecer ayuda. Entre ellas, el Programa Mundial de Alimentos (WFP), que desarrolla programas de asistencia para mejorar el acceso a los alimentos y nutrición, el fomento de la resiliencia y la creación de un futuro en el que la población pueda gozar de una buena salud gracias a una alimentación nutritiva.

En una entrevista con LA RAZÓN, el representante del WFP en Mauritania, Jean Nöel Gentile, de visita en España, describe las líneas maestras de su estrategia en el país africano. “Desarrollamos varios proyectos estratégicos en línea con las prioridades del Gobierno local para erradicar la desertificación y reducir la degradación del entorno porque los mauritanos viven en un ecosistema frágil. La mayor parte de la población, en especial la de las cuencas de los ríos, depende del entorno para su sustento”, describe.

Con un sistema hídrico casi inexistente y un clima extremadamente seco, a lo que hay que sumar los efectos del cambio climático que han desertificado, aún más si cabe, el entorno, vivir es cada más difícil. Bajo estas condiciones, desarrollar nuevos mecanismos que favorezcan el cultivo, el almacenamiento de grano y la explotación del agua son algunos de los objetivos del Programa Mundial de Alimentos que trabaja desde hace años en el país.

“Como consecuencia del cambio climático, el país experimenta cada vez más desastres naturales como sequías, lluvias torrenciales o inundaciones. El efecto de estos fenómenos sobre el entorno, unido a la superpoblación, repercuten en el entorno y ahondan aún más en la desertificación”, explica Gentile.

En una lucha contrarreloj. Desde WFP intentan frenar los efectos del cambio climático a través de varias iniciativas como programas de asistencia alimentaria que aprovechan el entorno para reducir la erosión, la desertificación y mejorar las condiciones del suelo. “Gracias a ello evitamos la migración de las comunidades que pueden permanecer en sus aldeas y en sus entornos naturales”. Otro de los retos es la mejora del almacenamiento de los alimentos y de las cosechas que puede contribuir a la seguridad alimentaria de la población.

De igual modo, los malos hábitos alimenticios, la falta de acceso al agua potable y el saneamiento disparan los niveles de malnutrición infantil que afecta a alrededor de 120.000 niños. También las distancias y la dificultad para acceder a lugares remotos, especialmente durante la temporada de lluvias, son desafíos adicionales a los que el PMA se enfrenta al acudir en ayuda de las comunidades necesitadas.

Amenazada por el terrorismo yihadista

La situación geográfica de Mauritania, que se encuentra en una zona de transición entre el Magreb en el extremo occidental del mundo árabe y el África negra, con un tamaño dos veces el de España, la hacen vulnerable a la amenaza yihadista. En la actualidad, el país es refugio de los desplazados malíenses que huyen de las garras de los grupos terroristas. Desde 2012, acoge un campo de refugiados en su territorio que complica aún más su situación. En la actualidad, unos 41.500 malienses que huyeron a causa del levantamiento independentista tuareg, la intervención militar del Ejército y del hostigamiento de los grupos yihadistas de la zona, residen en el campamento de Mbera, cerca de la frontera común. “Tenemos que reconocer la generosidad de la población de Mauritania ayudando a los refugiados a quienes ceden su territorio y facilitan el acceso de ayuda humanitaria proveniente de la comunidad internacional”, explica el representante del PMA.

Precisamente, mucha de esta ayuda se envía al continente africano a través de la base logística de WFP en las Palmas que comenzó a operar en 2012 para reforzar la capacidad de preparación y respuesta ante emergencias. Estas instalaciones son clave para reducir el plazo de entrega y facilitar una respuesta más rápida. “Son unas instalaciones de suma importancia”, subraya.

Mauritania sigue soportando el peso de las crisis alimentarias recurrentes, la desnutrición crónica y la inestabilidad que se extiende desde la vecina Malí, la falta de financiación está obstaculizando seriamente el trabajo del PMA con consecuencias drásticas en las vidas de los más vulnerables, aún así, hay esperanza.

Declaraciones sobre escándalo sexual

El responsable de PMA en Mauritania: “Tolerancia cero” con los abusos sexuales. Sexo a cambio de comida: éstas son las normas que, supuestamente, se aplican –o se aplicaban– en más de 40 organizaciones humanitarias de ayuda al refugiado, según un informe realizado en 2001 por un equipo de investigación de la ONU que, sin embargo, nunca llegó a hacerse público. El escándalo vuelve a golpear a las ONG después de que el periódico "The Times"revelara esta semana la existencia de este documento. Muchas de las ONG identificadas en él son pequeños grupos locales, pero la lista también incluye a 15 organizaciones internacionales de renombre, entre ellas, el propio Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y el Programa Mundial de Alimentos.

Aprovechando la visita del representante de Mauritania del Programa Mundial de Alimentos, Jean Nöel Gentile, a Madrid, LA RAZÓN le preguntó por esta exclusiva. Sin esquivar la pregunta y con rotundidad aseguró que “hay que reaccionar al escándalo: tenemos políticas e indicaciones claras” para evitar que esto vuelva a suceder. Sobre su área de gestión, es decir Mauritania, subrayó que están tranquilos porque “estamos haciendo evaluaciones de nuestros socios y del personal con el que trabajamos; estos escándalos no están sucediendo en Mauritania”. En este sentido, Gentile ha indicado que desde su delegación en el país africano “tenemos puestos en marcha procesos de control para asegurarnos de que esto no está pasando” y subraya que mantienen “tolerancia cero” a los abusos.

Esta nueva investigación del diario británico llega unos meses después el escándalo protagonizado por Oxfam. En febrero, "The Times"sacó a la luz las fiestas con prostitutas organizadas por algunos responsables de la ONG británica en la misión de Haití que tuvo lugar tras el terremoto que devastó al país en 2010. En cuestión de semanas, más de 4.000 socios de toda Europa se dieron de baja. No hay duda de que la imagen de las ONG ha resultado dañada, pese a tratarse de casos aislados. El representante del Programa Mundial de Alimentos insiste en que son casos del pasado y que la situación ya “está bajo control”. “Hemos aprendido de los errores y seguiremos prestando atención de cerca” para que no vuelva a pasar “porque nos lo tomamos en muy serio”, concluye.