Política

Bruselas

May admite ya que el periodo de transición «puede durar años»

Theresa May, a su salida ayer del número 10 de Downing Street rumbo a la sesión de control del Parlamento
Theresa May, a su salida ayer del número 10 de Downing Street rumbo a la sesión de control del Parlamentolarazon

El periodo de transición que existirá tras el Brexit podría alargarse durante años, manteniendo “sine die” al Reino Unido dentro de la unión aduanera y el mercado único. La premier Theresa May está barajando esta opción hasta que se encuentre una solución a la compleja situación que se plantea en Irlanda, donde ni Londres ni Bruselas quieren implantar una frontera dura entre norte y sur, que ponga en riesgo el Acuerdo de Viernes Santo que trajo la ansiada paz en el Ulster.

El rotativo The Times publicó ayer unos documentos internos que plantean una extensión de esta fase de implementación, que sería revisada cada año. La propuesta fue presentada en la última reunión del Gabinete, donde los Brexiteers se echaron las manos a la cabeza. No en vano, esta medida no solo implicaría más pagos a las arcas comunitarias, sino que dejaría al país bajo la normativa de la UE sin tener ya ni voz ni voto en la toma de decisiones. En este sentido, los euroescépticos advierten a May que si llega a cerrar un acuerdo con Bruselas bajo esta premisa, no logrará luego el apoyo en Westminster para poder ratificarlo.

Un portavoz de Downing Street aseguró al rotativo que “tan sólo se trata de una propuesta”, que “no hay aún nada decidido” y que cualquier extensión no se alargará más allá de 2022, cuando el Reino Unido tiene previsto celebrar las próximas elecciones generales. Pero lo cierto es que los tories rebeldes tienen motivos para desconfiar, ya que en enero, el Número 10 repitió por activa y pasiva que alargar esta fase más allá de diciembre de 2020 -fecha pactada ahora en Londres y Bruselas- nunca sería una opción.

La publicación de estos documentos no ayudaron precisamente a calmar los ánimos de cara a la reunión que May mantuvo anoche con el llamado Comité 1922, donde se agrupan los diputados conservadores sin cartera.

En los últimos días habían tomado fuerza los rumores de una rebelión. Los rotativos aseguraban que se habían entregado 46 de las 48 cartas necesarias para activar una moción de confianza contra la líder. Hay teorías de todo tipo. Desde “cartas falsas” firmadas por los aliados de la premier para retirarlas en el último momento si es necesario, hasta estrategias de los rebeldes para notificar 12 misivas de golpe. Sin embargo, al cierre de esta edición, nada hacía presagiar un reto inmediato a la posición de la primera ministra. El hecho de que May aceptara acudir a la cita, cuando no tenía obligación, ya daba pistas de que, al menos por el momento, sus críticos no tienen pensado mover ficha.

Durante la reunión, May pidió a sus filas que confiaran en ella para poder cerrar un acuerdo de salida con Bruselas que evite el caos que conllevaría un Brexit sin pacto. En este sentido, les dio garantías sobre el “backstop”, es decir, el plan de emergencia que tanto Londres como Bruselas han acordado cerrar para que, en caso de que las futuras relaciones comerciales no lleguen a buen puerto, no haya frontera dura en Irlanda.

La premier May asegura que no firmará nada que no cumpla cuatro requisitos: Que sea un “backstop” que incluya a todo el Reino Unido (y no sólo Irlanda del Norte como propone Bruselas); que la posibilidad de extender el periodo de transición sea una alternativa a este plan de emergencia; Que ninguna opción sea indefinida. Que Irlanda del Norte pueda seguir teniendo total acceso al mercado de Gran Bretaña.

Según la televisión irlandesa RTÉ News, la UE estaría dispuesta a aceptar la propuesta de May para dejar a todo el Reino Unido dentro de la unión aduanera hasta que se encuentre una solución a la compleja frontera. Eso sí, sería un tratado que debería negociarse aparte del acuerdo de salida y backstop para dejar sólo a Irlanda del Norte alineado con el mercado único y la unión aduanera (en caso de que las futuras negociaciones fracasen) debería estar incluido en el acuerdo de divorcio.

Los norirlandeses del DUP, de cuyo apoyo depende May para poder gobernar tras perder la mayoría absoluta, amenazan con retirarla el apoyo si la provincia británica se queda con un estatus diferente al del resto del Reino Unido.

Tras el fracaso de la última cumbre europea, las negociaciones se encuentran bloqueadas. Pero apenas quedan cinco meses para el 29 de marzo de 2019, fecha marcada en el calendario para el histórico divorcio.

La Oficina Nacional de Auditoría (el organismo oficial encargado de controlar el funcionamiento de los departamentos gubernamentales y de informar a los parlamentarios) advierte que si finalmente se llega a un Brexit sin pacto, “se pagará un precio muy alto” porque los nuevos controles fronterizos no estarán a tiempo y las bandas criminales podrían beneficiarse de cualquier debilidad.

Por su parte, el ministro de transportes, Chris Grayling, advirtió que si Francia imponía controles de aduanas en Calais, la ruta a través del Canal operaría entre el 12 y el 25 por ciento de la capacidad normal durante un máximo de seis meses, lo que llevaría a una escasez de alimentos y medicamentos.