Defensa
La OTAN estudia derribar los misiles rusos que se acerquen a su territorio
El pasado domingo un misil de crucero de Rusia sobrevoló el espacio aéreo polaco durante 29 segundos
La OTAN siempre ha negado estar en un conflicto directo con Rusia, ya que los aliados tan sólo se limitan a auxiliar a Ucrania para que pueda defenderse por sí misma de las tropas de Vladimir Putin. Pero a medida que el conflicto se recrudece y se multiplican las malas noticias en el campo de batalla, se abren nuevos interrogantes. Si el presidente francés Emmanuel Macron ha llevado la delantera a la hora de abordar el posible envío tropas a Ucrania, ahora es Polonia el país que plantea poder derribar un misil ruso si estos se aproximan a sus fronteras.
Este pasado domingo un misil crucero ruso sobrevoló el espacio aéreo de Polonia durante 29 segundos y esto ha hecho que Varsovia se replantee intervenir, siempre que cuente con el apoyo del resto de los aliados y de la propia Ucrania.
El viceministro a Asuntos Exteriores polaco, Adrezk Szejna, declaró este martes a la emisora nacional RMF24 que ahora mismo se está estudiando esta opción. “Eso solo podría hacerse con el acuerdo de la parte ucraniana y teniendo en cuentas las consecuencias internacionales”, aseguró el político.
Tras este incidente, el ministro de exteriores del país, Radoslaw Sikorski se puso en contacto con el secretario general de la Alianza, Jens Soltenberg, para explicarle lo sucedido y éste le recordó el aumento de efectivos de la Alianza en el flanco oriental, incluida Polonia.
Hasta ahora, los países aliados han sido prudentes a la hora de descartar cualquier respuesta que pudiera interpretarse como una intervención directa en el conflicto, lo que ha hecho descartar la entrada de Ucrania en la OTAN o la imposición de una zona de exclusión aérea, tal y como demandaba Kiev una y otra vez al comienzo de la invasión.
No es la primera vez que se producen incidentes de este tipo que, hasta el momento, no han llegado a más. En el mes de diciembre Polonia también informó de que un misil aéreo entró en su espacio aéreo durante unos minutos antes de dirigirse a Ucrania. También en diciembre de 2022, otro misil de crucero ruso, dotado para transportar cabezas nucleares, cayó en territorio polaco sin que nadie pudiera detectarlo. Fue un paseante el que encontró los restos meses después mientras recorría un bosque cerca de Bydgoszcz.
Hasta ahora el suceso más grave tuvo lugar en noviembre de 2022, cuando dos personas murieron al caer un misil antiaéreo en la localidad polaca de Przewodow, cerca de la frontera ucraniana. Aunque Kyiv aseguró que se trataba de un arma rusa, tanto los aliados como Varsovia aseguraron que era un misil ucraniano lanzado por error para repeler los ataques de Moscú. De esta forma, se evitó una escalada militar de consecuencias imprevisibles. Hasta ahora, ésta ha sido la máxima. Cabeza fría y contención.
Pero puede que en el futuro las cosas cambien si se produce otro incidente de este tipo y el ejército polaco tiene claro de que el objetivo es entrar en su territorio. El ministro de Defensa del país, Wladyslaw Kosiniak-Kamysz, ha explicado que se habían activado todos los sistemas antiaéreos y que el misil habría podido ser derribado. Según Szejha, Moscú era consciente de que “si el misil se adentraba más en Polonia, sería derribado. Habría un contraataque”.
En las últimas semanas asistimos a una retórica belicista en la escena internacional. Cuando la contienda se adentra en su tercer año y la ofensiva rusa no ha tenido los efectos deseados, el consenso europeo reside en que el apoyo a Kiev no puede desfallecer. Si Putin gana esta guerra y no se le paran los pies ahora, dentro de unos años puede producirse la invasión de otro país en territorio de la Alianza, lo que obligaría a activar la cláusula de defensa mutua del uno para todos y todos para uno. “Puede que la amenaza de guerra no sea inminente, pero no es imposible”, aseguró la presidenta del Ejecutivo comunitario, Ursula von de Leyen, en la sede del Parlamento Europeo de Estrasburgo, en el mes de febrero, mientras otros líderes como la primera ministra de Estonia, Kaya Kallas, ha advertido de que “para evitar la tercera guerra mundial, Rusia debe perder”.
A pesar de este creciente tono de alerta, la OTAN considera que no existe un peligro a corto plazo de que Rusia invada otro países – ahora mismo Putin necesita todos sus efectivos en Ucrania- y de que la amenaza nuclear no se ha incrementado en los últimos meses.
Este tono de urgencia no es compartido por todos los miembros de la Alianza. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, aseguró la semana pasada tras la celebración en la cumbre europea que “no se puede hablar alegremente de terceras guerras mundiales ni trasladar unos mensajes que, evidentemente, preocupan a la ciudadanía" mientras fuentes diplomáticas aseguran que la expresión “economía de guerra” tan sólo contribuye a “distorsionar la realidad”.
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