Elecciones en Alemania

Pareja de baile para Macron

La Razón
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Tras más de cien días de estancamiento político, en Berlín ya se otea luz al final del túnel de la interinidad. La CDU de Angela Merkel y el SPD de Martin Schulz han alcanzado un principio de acuerdo para formar una nueva Gran Coalición plasmado en un documento marco que tiene un claro protagonista: el fortalecimiento de la Unión Europea. El líder de los socialistas y ex presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, ha logrado imponer a la canciller su visión de los Estados Unidos de Europa para el año 2025. Una ambiciosa agenda de reformas en consonancia con las propuestas de Macron, que comenzaría en la eurozona con un Fondo Monetario Europeo bajo control del Europarlamento. En este punto tanto la CDU como su socio la CSU han tenido que ceder en su preocupación de transferir el dinero de los contribuyentes alemanes a los países más pobres.

En el acuerdo se destacó la solidaridad entre los Estados miembros y la disposición a incrementar la contribución alemana al presupuesto europeo. Las nuevas políticas de la UE en inmigración, lucha contra el terrorismo o defensa requerirán de mayor dinero, sobre todo tras la salida de Reino Unido. El impulso franco-alemán al proyecto europeo espoleará a otros Estados miembros en la negociación presupuestaria de la próxima primavera.

Pero si Merkel ha cedido en el terreno económico, los socialdemócratas del SPD lo han hecho en lo social con su renuncia al seguro de salud ciudadano o a subir los impuestos a los más ricos y con la aceptación de una cuota máxima de refugiados anual y límites a su reunificación familiar. La política de puertas abiertas a los refugiados del año 2015 pasó factura en las urnas a los conservadores. La CDU-CSU obtuvo los peores resultados desde 1949 e irrumpió en el Bundestag, por primera vez desde la II Guerra Mundial, un partido de ultraderecha, Alternativa para Alemania (AfD), como tercera fuerza. Si al final prospera la Gran Coalición, los 94 diputados islamófobos de la AfD liderarán la oposición en el Parlamento Federal.

Aunque el paso que se dio ayer ha sido de gigante, no es definitivo. El SPD tiene que aprobarlo en un Congreso extraordinario el próximo 21 de enero. Después, el programa de gobierno definitivo se someterá a votación entre las bases socialistas que no parecen partidarias de reeditar la Gran Coalición, que llevó al desastre electoral a finales de septiembre con un 20% de los votos. La opción de un gobierno en minoría de Merkel no parece subyugar a la canciller y la celebración de nuevos comicios no mejoraría los resultados de los socialdemócratas. Europa espera a la Gran Coalición alemana con los brazos abiertos. Macron necesita pareja de baile para conseguir el aplauso definitivo del público europeo.