Entrevista

"El poder de persuasión de EE UU ha bajado a cotas inimaginables"

El profesor de Filosofía Política Ginés Marco alerta de la pérdida de legitimidad de las grandes potencias

El profesor de Filosofía Política Ginés Marco
El profesor de Filosofía Política Ginés MarcoLa Razón

Ginés Marco, profesor de Filosofía Política en la Universidad Católica de Valencia, en cuya facultad de Filosofía ha sido decano hasta hace unos meses, considera que el mundo atraviesa una "grave crisis" de liderazgo que se materializa en la debilidad de las grandes potencias occidentales. Marco, autor del libro "Lealtad" y coautor de "Manual de Antropología para andar por casa", cree que las democracias están siendo erosionadas y alerta contra un retroceso: "Lo que tenemos ahora son crisis de confianza de magnas proporciones porque hay dudas fundadas sobre el grado de compromiso y de convicción ética de los gobernantes", explica en esta entrevista.

¿Estamos ante un momento de debilidad de las potencias occidentales?

Estamos en un momento de grave crisis de legitimidad y de liderazgo en los actores políticos más relevantes de países que han sido referencia. Lo hemos visto en Reino Unido con el Brexit; en Francia, que está sumida en profunda crisis más allá del “personismo” de Macron; Alemania ha perdido protagonismo simbólico. Europa y EEUU están inmersos en una profunda crisis de liderazgo que también se proyecta en países hispanoamericanos. Son gobiernos efímeros en cuanto a su popularidad, porque entran en desgracia en la medida en que no cumplen expectativas y falsean sus promesas.

¿Y Estados Unidos?

EEUU vive un proceso muy complejo interno porque el partido republicano tiene una graves crisis para encontrar una cabeza visible que satisfaga las expectativas y permita alcanzar el gobierno y el partido demócrata tiene un presidente con una situación física y psicológica muy precaria.

Rusia propone un polo alternativo al poder de Occidente. ¿Tiene futuro?

Putin es un presidente totalmente desacreditado por sus turbios movimientos para eliminar físicamente a sus opositores con intención de perpetuarse en el poder.

¿Están las democracias occidentales en un proceso de declive?

La democracia tiene presupuestos éticos que son valiosos, como la separación de poderes, la posibilidad de alternancia política y el principio del imperio de la ley para ser un estado de derecho. Esto se puede ir depauperando y devaluando en la medida en que las personas generen terreno propicio para el deslizamiento hacia oligarquías y dictaduras encubiertas y una pérdida de identidad. Esas pérdidas de identidad luego son muy difíciles de recuperar. Lo que tenemos ahora son crisis de confianza de magnas proporciones porque hay dudas fundadas sobre el grado de compromiso y de convicción ética de los gobernantes. Es un problema generalizado. Lo que no se cuida se corrompe.

¿Tenemos líderes sin altura de miras?

Hay una desidia en cuanto a la formación. Cada vez se valora menos el bagaje, la experiencia y la capacidad, puede ser cualquiera que tenga buena imagen y consiga resultados a corto plazo. Los ciudadanos a veces no quieren saber y no entienden. Es fácil para el gobernante llevarles por donde quiere y para eso hacen falta elevadas dosis de manipulación a gran escala.

¿Estados Unidos ha perdido capacidad de influencia?

Su poder de persuasión ha bajado a cotas inimaginables hasta hace algunos años. La impronta del puesto de secretario de Estado de EEUU marcaba carácter, su su intervención producía un punto de inflexión. Nada de eso sucede ahora, el secretario de Estado de EEUU es un actor más, alguien que nos visita pero al que no tenemos que secundar.

¿Esto es especialmente visible estos días con la guerra de Israel en Gaza?

En Oriente Próximo estamos ante una situación de odios que vienen de décadas y donde todo vale para demonizar al adversario y liquidarlo. Va mucho más allá de lo que podríamos sostener. La situación en estos momentos es de crisis abierta y puede proyectarse en países del entorno, como Irán, y donde las fuerzas en conflicto no van a cesar hasta liquidar cualquier atisbo de resistencia del adversario.

¿Y China?

China observa sus posiciones y mantiene intacto su poderío militar mientras mira el deterioro institucional de otros países para sacar rédito mientras se reserva emprender acciones militares a gran escala en Taiwán, cosa que hará cuando lo estime conveniente. China sale reforzada en esta crisis en la que ha procurado mantenerse al margen y de calculada ambigüedad en todas las crisis grandes recientes.

¿El poder de la ONU también ha quedado disminuido?

El llamado “softpower”, el poder blando, se ha debilitado a gran escala. Existe una crisis muy profunda en los organismos de mediación internacionales. El Consejo de Seguridad de la ONU vive un momento problemático de inoperancia absoluta. Esa inoperancia es endémica y desacredita la posibilidad de un gobierno mundial que pudiera atender conflictos globalizados.

¿Vivimos en un mundo bipolar?

El primer mundo está diseminado en el supuesto segundo mundo. Hay un poderío militar de países como Rusia y Corea del Norte que puede dar un jaque al tablero geopolítico y por supuesto hay una inoperancia en clave diplomática del ideal democrático. Junto a esto tenemos el intento de colonizar países de América del Sur y de África por parte de algunos actores internacionales no solo para obtener recursos sino también influencia militar.