
Drones
Rusia afirma haber derribado cientos de drones ucranianos en una única noche
Rusia asegura haber repelido una ofensiva aérea sin precedentes con el derribo de 251 drones ucranianos en una sola noche, en una de las mayores represalias lanzadas por Kiev contra objetivos estratégicos en Crimea y el interior del país

La estrategia de Kiev ha dado un giro de ciento ochenta grados en los últimos meses. Ya no se trata solo de resistir en el frente, sino de llevar el conflicto al corazón del territorio enemigo. El objetivo es doble: por un lado, golpear la infraestructura energética y las refinerías de petróleo para asfixiar la maquinaria de guerra del Kremlin; por otro, socavar la moral de la población rusa, haciéndole sentir una vulnerabilidad que hasta ahora parecía lejana. Esta táctica se alinea con los análisis que identifican la logística y la producción energética como el gran talón de Aquiles del ejército ruso, cuya interrupción podría ser decisiva.
De hecho, la ambición de esta ofensiva a distancia quedó patente cuando las defensas antiaéreas rusas se vieron obligadas a neutralizar un dron que se dirigía a Moscú. La protección de la capital sigue siendo una prioridad absoluta para las fuerzas armadas rusas, que lograron abatir el aparato antes de que alcanzara su objetivo, evidenciando la creciente audacia de las incursiones ucranianas.
Sin embargo, el aparato que amenazaba la capital era solo la punta del iceberg de una de las mayores ofensivas lanzadas por Ucrania en más de tres años de guerra. En total, las autoridades rusas informaron del derribo de 251 drones durante la noche, un ataque coordinado de una envergadura pocas veces vista, tal y como han publicado en France24. Esta oleada de ataques pone de manifiesto la escalada en la guerra tecnológica, un campo en el que Rusia también invierte masivamente, como se puede observar en el interior de sus nuevas fábricas de drones.
Del mar Negro a las regiones fronterizas
En este sentido, el grueso del asalto se concentró en el sur del país. El Ministerio de Defensa de Rusia detalló que cuarenta de los aparatos fueron abatidos sobre la península de Crimea, un territorio de enorme valor estratégico para el Kremlin desde su anexión.
Asimismo, otros sesenta y un drones fueron interceptados mientras sobrevolaban las aguas del mar Negro, una zona de constante tensión militar. Las baterías antiaéreas también tuvieron que actuar con contundencia en las regiones fronterizas de Kursk y Belgorod, convertidas ya en escenario habitual de este tipo de incursiones.
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