Inmigración

Solicitantes de asilo se sienten como en una "cárcel" en el barco donde los aloja el Gobierno británico

El 12 de diciembre, murió un albanés de 27 años alojados en el "Bibby Stockholm", donde lo encontraron colgado en su habitación

"Bibby Stockholm" la cárcel flotante para inmigrantes que prepara Reino Unido
El "Bibby Stockholm", la cárcel flotante para inmigrantes creada por el Gobierno británicoRed

Un grupo de hombres baja de un autobús azul cerca del centro de la estación balnearia inglesa de Weymouth. Lucen aliviados por salir unas horas de su "cárcel", como llaman a la barcaza donde el gobierno británico aloja a solicitantes de asilo.

"Tenemos una libertad de movimiento limitada", asegura Hasan James, de 38 años, un refugiado nigeriano que llevaba un grueso anorak y un gorro.

Él tomó el autobús azul que circula cada hora entre el centro de Weymouth y la embarcación "Bibby Stockholm", situada en una zona del puerto de Portland en que el acceso está muy limitado.

Cada vez que salen y regresan al polémico barco, sus residentes deben identificarse, pasar por un escáner de seguridad y también los cachean.

Antes de que lo alojaran en esa embarcación hace un mes, James vivía en un hotel en Londres.

"Resulta difícil" convivir con el sentimiento de estar encerrado, reconoce este nigeriano, quien llegó a Reino Unido con un visado que ya caducó.

El Gobierno británico, encabezado por el conservador Rishi Sunak, decidió alojar a 500 migrantes en el "Bibby Stockholm" para desincentivar la llegada de migrantes, además de reducir el coste de los hoteles para la administración británica.

Los primeros llegaron en agosto, pero tuvieron que cambiarlos de lugar ante una contaminación de la cañería de la barcaza. Regresaron en octubre y eran unos 200 en noviembre.

"Es como una prisión, resulta muy deprimente", lamenta el iraní Lodman, de 50 años, quien no se queja de la comida ni de su habitación, pero sí del hecho de estar encerrados.

"Estamos en el mar, nos tratan como si fuéramos peces", añade indignado un joven iraquí, de 22 años, quien prefiere no dar su nombre ante el temor de que esto afecte a su petición de asilo.

Según él, "somos demasiados" en el barco y eso hace que pierdan interés las posibles actividades en su interior, como hacer deporte en un gimnasio.

 El 12 de diciembre, murió uno de los migrantes alojados en el "Bibby Stockholm", donde lo encontraron colgado en su habitación.

Se llamaba Leonard Farruku, tenía 27 años y la nacionalidad albanesa. Aún se pueden ver ramos de flores en su recuerdo detrás de las barreras que impiden acceder al gimnasio.

"Lucharemos hasta el final para que se termine esta falta de humanidad", advierte uno de los mensajes al lado de las flores.

James, quien no conoció al residente que supuestamente se suicidó, afirma que "algunos empiezan a sufrir problemas psicológicos".

Muchos van a Weymouth varias veces por semana: "Sólo para andar y tomar el aire", afirma el joven iraquí, quien asegura que también van allí para comprar Coca-Cola y así gastan la indemnización de 9,58 libras (10,53 dólares), que les da cada semana la administración británica.

Los refugiados no pasan desapercibidos en medio de los habitantes de esta localidad, del sur de Inglaterra

Cuando se anunció el realojamiento de los solicitantes de asilo en ese barco, algunos habitantes expresaron su hostilidad contra ese proyecto y la presencia de refugiados en la zona.

A pesar de ello, los refugiados aún no saben cuándo podrán dejar de vivir en esa "cárcel". "Rezamos para que sea lo más pronto posible", afirma James, quien también espera que acepten su petición de asilo.