Entrevista

Sos Avetisyan, embajador de Armenia en España: «No podemos perder el país para ganar la paz»

El diplomático armenio advierte de que las personas que permanezcan en Nagorno Karabaj pueden ser encarceladas o servir para blanquear la limpieza étnica de Azerbaiyán

Embajador de la Repœblica de Armenia Sos Avetisyan
Embajador de la Repœblica de Armenia Sos Avetisyan. David JarDavid JarFotógrafos

Una llamada telefónica interrumpe la reflexión de Sos Avetisyan (Ararat, 1989). Este titulado en Lengua y Literatura españolas por la Universidad Estatal de Ereván escribió su tesis sobre el romancero gitano de Federico García Lorca. «Siempre fui una persona de academia», recuerda. Ahora le toca lidiar con los estragos de la guerra tras la ocupación azerí de Nagorno Karabaj. Lo hace desde el terreno de la diplomacia, desde la Embajada armenia en España. Avetisyan ha gestionado la agenda del primer ministro, Nikol Pashinián, presente en la cumbre de la Comunidad Política Europea de Granada, donde se evocó a Lorca. El diplomático recibió a LA RAZÓN unas horas antes del foro, en el que estaba previsto que Pashinián retomara las negociaciones de paz con el presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev. Pero Aliyev declinó la invitación.

Unas 120.000 personas han abandonado Nagorno Karabaj. ¿Cuántos armenios quedan allí?

No lo sabemos. Hay unas cifras maquilladas por una misión [de la ONU] que no sé qué hace ahora en Nagorno Karabaj, cuando la mayoría de gente ha tenido que huir para salvar sus vidas. Dice que quedan entre 50 a 1.000 personas en un lugar donde vivían 120.00 armenios. Un margen tan amplio es extraño. Son miembros del Gobierno de Nagorno Karabaj, del Ministerio de Emergencias y gente mayor que no podía escapar.

¿Qué va a ser de esa gente?

Hay dos opciones: que sean encarcelados o que sean usados como propaganda, como instrumento de blanqueo sobre lo que ha ocurrido.

Son poco menos de 3 millones de armenios. Y llegan unos 120.000 refugiados. El impacto es significativo y los recursos, limitados.

Sí, pero son recibidos como hermanos. Son nuestros compatriotas, nuestra gente. Cuidar de ellos es nuestra obligación, aunque también sea la obligación de toda la comunidad internacional. Hay un programa especial de Gobierno para apoyarles. Les prestan un sueldo y les asisten para encontrar trabajo y residencia.

¿Cómo gestionan la crisis de refugiados? Muchos no quieren vivir cerca de la frontera con Azerbaiyán por temor a una nueva ofensiva.

Es el derecho de la gente. Somos un país democrático y libre. No puedes hacer ingeniería civil, no puedes meter gente donde tú quieras. Y si ellos quieren quedarse en las ciudades, son bienvenidos. Si quieren quedarse en los pueblos cercanos a la frontera, son bienvenidos. Es su decisión, y las ayudas del Gobierno son incondicionales.

¿Intentará Pashinián avanzar en un acuerdo de paz?

Tenemos toda la esperanza de poder alcanzar un acuerdo de paz con Azerbaiyán, pero cualquier acuerdo tiene que reflejar los hechos ocurridos con los armenios. Si debe de haber una guerra para que después nos reunamos en Europa y hablemos de paz, vamos a perder mucha más gente y mucho más tiempo.

¿Cómo pueden estar dispuestos a negociar con quienes acusan de cometer limpieza étnica?

No podemos cambiar la geografía ni la vecindad que nos ha tocado. Debemos trabajar con lo que tenemos, pero el apoyo internacional podría equilibrar las relaciones entre Armenia y Azerbaiyán. Es importante que el pueblo armenio se sienta respaldado.

¿Qué quiere incluir Pashinián en el acuerdo?

Que Azerbaiyán reconozca la integridad territorial de Armenia y que Armenia reconozca la integridad territorial de Azerbaiyán. Hacer una delimitación fronteriza. Pero hay otras cosas pendientes. Hay gente que sigue siendo capturada. Hay partes de Armenia, unos 150 kilómetros, que están bajo ocupación militar azerí.

Aliyev no parece que quiera detenerse.

Azerbaiyán quiere aprovechar todo lo posible para capturar más territorios y seguir presionando a Armenia. Es probable que lo haga. Debe haber una reacción de la comunidad internacional. Si quieres que un país se porte bien y cumpla con las promesas que te había dado, siempre tienes instrumentos para hacerte entender.

¿Cómo va Armenia a defender su integridad territorial?

El primer paso es buscar un acuerdo de paz con Azerbaiyán de manera que nuestros enemigos no nos odien y no nos ataquen. El segundo es invertir en nuestras Fuerzas Armadas. El presupuesto militar de Azerbaiyán supera el presupuesto general de Armenia. Por eso tenemos que armarnos, y armarnos bien. Tenemos el derecho sagrado de autodefensa, no podemos perder un país para ganar la paz. Y por último la diplomacia.

¿Esperaban que las fuerzas rusas sobre el terreno impidieran el avance azerí?

Las fuerzas de pacificación rusas no acudieron en ninguno de los ataques azerbaiyanos tras el cese de los combates en 2020. Ni siquiera cuando atacaron territorio armenio. Su reacción fue decir que las fronteras no estaban definidas, aunque supieran con exactitud cuántos metros habían entrado las tropas azeríes en nuestro territorio.

Rusia ha fallado a Armenia.

Para Rusia, Turquía y Azerbaiyán son socios mucho más importantes que Armenia.

¿Tiene esto alguna relación con la aprobación en su Parlamento del Estatuto de Roma? Servirá para investigar los crímenes de guerra azeríes, pero Putin no podrá pisar Armenia.

La ratificación no fue contra una persona. Armenia llevará los crímenes de guerra cometidos por Azerbaiyán a la Corte Penal Internacional, y para eso necesitamos los instrumentos adecuados. La Federación Rusa puede interpretarlo como quiera. No han actuado por debilidad o porque no querían, lo demás no está vinculado.

Existe cierto descontento con la decisión de Pashinián de no intervenir. Usted formó parte de la plataforma del primer ministro, ¿comparte su posición?

Es una decisión muy dura, pero estoy de acuerdo. La idea de Azerbaiyán era esperar a que interviniéramos para tener un «casus belli» y avanzar desde los territorios ocupados de Armenia. Con todos los problemas morales, sé que mi Gobierno escogió la mejor opción.