Estados Unidos

Trump aísla a EE UU y se retira del Acuerdo Transpacífico

El presidente electo rechaza investigar a Hillary Clinton al tiempo que trata de zanjar su feroz guerra con los medios al visitar la redacción de «The New York Times» y someterse a sus preguntas

Trump y Farage en uno de los mítines de la campaña a la presidencia de EE.UU.
Trump y Farage en uno de los mítines de la campaña a la presidencia de EE.UU.larazon

El presidente electo rechaza investigar a Hillary Clinton al tiempo que trata de zanjar su feroz guerra con los medios al visitar la redacción de «The New York Times» y someterse a sus preguntas

Comienza la verdadera revolución Trump. Al menos, parte de ella. En la madrugada de ayer, el presidente electo expuso su plan de choque para los cien primeros días de Gobierno con el que conseguirá que «Make American Great Again» –Recuperar la grandeza de América–. Un batallón de medidas proteccionistas que redibujarán el papel que hasta ahora juga en el mundo. En un breve vídeo de YouTube, anunció que la primera firma que estampará en el Despacho Oval el 21 de enero (el 20 tomará posesión) será la de cancelar el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP), que calificó como un «desastre potencial» para los intereses nacionales. Tras dar la espalda a este pacto comercial acordado el 4 de febrero después de seis años de negociaciones y suscrito por una docena de países, incluidos Australia, Canadá, Chile, México y Perú, Trump afirmó que se pondrá manos a la obra para negociar «tratados comerciales bilaterales justos» que generen empleos para su país. Una vez más recurrió al lema de «América first» para justificar sus políticas. El TPP, una iniciativa impulsada por el presidente Barack Obama, no fue ratificado todavía por el Congreso, donde ya había encontrado una fuerte oposición de parte de los legisladores republicanos. El acuerdo era una de las iniciativas estrella de Obama para contrarrestar la influencia comercial de China en la región.

Durante su intervención a través de una grabación de 20 minutos, también desgranó otra serie de medidas, como la cancelación de las restricciones medioambientales al «fraking» y al denominado «carbón limpio». Asimismo, prometió que investigará «todos los abusos de programas de visas que socavan las oportunidades de los trabajadores estadounidenses» y que impondrá nuevas prohibiciones a los funcionarios cuando abandonen el Gobierno para evitar las puertas giratorias. En materia de seguridad nacional, Trump pedirá al Departamento de Defensa y a los jefes militares un plan para proteger a las infraestructuras de Estados Unidos de ataques cibernéticos o físicos.

En su decálogo dejó fuera varias de sus propuestas estrella que, en cierto modo, le dieron la victoria entre los votantes desencantados con las políticas de Obama y hartos de la inmigración. Entre las grandes ausencias estuvieron la derogación del «Obamacare» (la reforma sanitaria) y la construcción del muro en la frontera de México para evitar la entrada de «violadores y drogadictos».

Ayer también se informó de que Trump no encargará al futuro fiscal general, Jeff Sessions, una investigación especial contra la ex jefa de la diplomacia Hillary Clinton (y su rival en las presidenciales) por el uso de un servidor privado para mandar y recibir correos electrónicos con información reservada. Una decisión que contrasta con el lema «Clinton for Prision», que repitió sin descanso durante la campaña junto a sus seguidores coreando «Que la encierren, que la encierren». De esta forma, Trump rompe su primera gran promesa de campaña, aunque los demócratas recibieron su decisión como una gesto de paz después de la lucha electoral más sucia que se recuerda en la historia política de Estados Unidos.

Guerra con los medios

También cedió ayer en su guerra abierta con el periódico «The New York Times». A primera hora de la mañana, anunció que no acudiría a la cita que tenía con periodistas en la redacción neoyorquina del diario. «Cancelo mi reunión con este fracasado periódico, mientras que sigan informando de mí en su habitual tono asqueroso», dijo el magnate a través de Twitter. Horas después, anunció que sí acudía a la cita y, al cierre de esta edición, mantenía un encuentro con los editores y los redactores donde subrayó que «no hay conflicto de intereses» en relación a sus negocios; que Steve Bannon no es un integrista «sino no lo hubiera contratado» y que su yerno, Jared Kushner, «podrá ayudar para poner paz entre palestinos e israelíes».