Invasión rusa
Ucrania, el país más minado del mundo: La difícil labor de los zapadores en el frente de batalla
El gran número de explosivos rusos ralentiza el avance de las tropas ucranianas. El éxito de los zapadores es clave para el triunfo de la contraofensiva
En una pequeña habitación en Odesa, varias mujeres tejen capas de camuflaje para los soldados ucranianos. Metódicamente separan grandes sacos de fibra para que sus hilos puedan luego atarse a una red que sirve como base para una futura capa. Todos los hilos de otro color que no sea amarillo se desechan. «Sin colores brillantes. Tiene que mimetizarse con el campo y no puede reflejar ninguna luz», explica Natalia, líder de la comunidad de voluntarios, en su mayoría mujeres de mediana edad o ancianas.
«Antes los hicimos para francotiradores. Ahora nos estamos enfocando en los zapadores», subraya. «Si ayuda a salvar al menos una vida, todo nuestro trabajo no se desperdiciará».
Sin embargo, la realidad de la contraofensiva ucraniana en curso significa que innumerables vidas y, en gran medida, el triunfo de la campaña depende actualmente del éxito de sus zapadores.
Volodymyr Konovalenko, un zapador profesional que hasta hace poco trabajaba para el Servicio Estatal de Emergencia de Ucrania en el desminado humanitario, no está sorprendido por el hecho de que son los zapadores los que se han convertido en los principales objetivos de las tropas rusas y necesitan protección adicional.
«Desafortunadamente, los zapadores se ven obligados a trabajar en cero (en el borde mismo de la línea del frente). Hay posiciones rusas a solo 200 metros de distancia. Y aun así, tienen que salir a desminar para permitir que las tropas ucranianas ataquen».
Konovalenko sabe por su experiencia que la calma y la concentración son claves para un zapador, con varios metros cuadrados de terreno despejado al día como norma en circunstancias ordinarias. En cambio, los zapadores militares tienen que trabajar rápidamente y bajo la amenaza constante a sus vidas por parte del enemigo.
A menudo, trabajan de noche, lo que hace que una tarea extremadamente compleja sea aún más difícil, asevera. «Los muchachos que lo hacen, ni siquiera sé cómo describir su fortaleza. Estas son personas con una fuerza de voluntad y un espíritu muy fuerte. Lo que hacen es algo increíble, sobrehumano». La gran dificultad es que mientras Ucrania esperaba durante meses más equipos modernos y municiones de sus aliados, los rusos lograron construir fortificaciones profundas.
«Incluso hay lugares en el frente donde hay siete líneas de defensa, mientras que dos o tres serían suficientes, según reglas militares habituales», subraya Konovalenko.
Las minas juegan un papel clave. «Cada metro del territorio donde están ubicados los rusos está minado. Hay tantas minas por todas partes que a veces ni siquiera saben ellos mismos dónde y cómo minaron», expome Konovalenko, quien señala que «los que critican (el ritmo de) nuestra contraofensiva viven en un universo paralelo».
De acuerdo con el enfoque inicial, las fuerzas de Ucrania intentaron quebrar las defensas rusas utilizando tanques modernos y vehículos de combate de infantería, con el uso de vehículos de desminado, también proporcionados por socios extranjeros. Sin embargo, según un artículo del «Washington Post», recibieron menos del 17% del número prometido de vehículos de desminado. Un ataque fallido en junio, con varios tanques y vehículos militares dañados después de quedar atrapado en un campo de minas, ilustró los límites de esta estrategia inicial.
Desde entonces, Ucrania ha vuelto al despliegue de pequeños grupos de ataque con zapadores que juegan un papel importante en el desminado de pequeños caminos en los campos y pequeños bosques para que las fuerzas atacantes avancen. Se necesitan más vehículos de desminado, denuncia Konovalenko, pero actualmente no pueden reemplazar a los zapadores ya que se convierten en objetivos fáciles para las tropas rusas atrincheradas. «Usar estos vehículos significaría enviar personas y equipos a la muerte segura. Afortunadamente, nuestros generales protegen a los soldados lo mejor que pueden, incluso en situaciones tan difíciles, y nadie dará esas órdenes», dice.
En un vídeo difundido por la Brigada Separada de Defensa Territorial de Dnipro, los zapadores explican que operan principalmente con sondas manuales, con las que perforan el suelo en su camino para verificar la presencia de minas. La dificultad adicional proviene del hecho de que los rusos están utilizando todo tipo de minas y trampas explosivas.
Las minas antitanque, las «mariposas» y otros tipos de minas antipersonas se utilizan a menudo en combinación para sorprender a un zapador o a un soldado. Konovalenko habla de una práctica común, vista durante su trabajo en el desminado del territorio desocupado, cuando una mina antipersona se oculta debajo de una mina antitanque. Una vez que se quita la mina superior, la de abajo se activa y ambas minas explotan y matan al zapador.
Las minas «mariposa» son especialmente peligrosas ya que son dispersadas por aviones o cañones en grandes cantidades y, a menudo, son difíciles de detectar entre la maleza que cubre el suelo en verano. «Hay al menos 36 minas en cada tubo lanzado y lanzan muchas de ellas», explica.
Un problema es que los rusos los usan para minar desde la distancia las áreas que ya han sido limpiadas por los ucranianos. «Probablemente sea cínico decirlo, pero lo más terrible de estas minas es que no tienen como objetivo matar a una persona, sino específicamente dejarla discapacitada. Siempre se amputa la parte inferior de la pierna». Así, hay decenas de miles de ucranianos con amputaciones tras toparse con una mina. Los zapadores de la Brigada Dnipro intentan mitigar el riesgo usando las botas antiminas especialmente fabricadas para evitar perder las extremidades inferiores.
Mientras tanto, las fuerzas ucranianas continúan presionando en el sur del país y cerca de Bajmut, buscando puntos débiles en la defensa rusa. Su artillería se centra en destruir piezas de artillería del enemigo para crear estas brechas en la defensa mientras llegan más máquinas de limpieza de minas de los aliados extranjeros.
Konovalenko está convencido de que Ucrania va a ganar, con la ayuda de sus socios. Advierte pero que cada día de retraso en la entrega de equipos y armas significa más muertes ucranianas.
Actualmente se está preparando para unirse a una de las iniciativas que trabajan en incrementar la capacidad para desminar una vasta área minada por los rusos. Según algunas estimaciones, al ritmo actual se necesitarían 700 años para desminar casi el tercio de su territorio contaminado por los explosivos dejados por los rusos. Sin embargo, espera que las tecnologías modernas, en particular los drones para detectar minas de manera segura, permitan acortar significativamente este período.
«Esto se puede hacer en 10 años después de que termine la guerra. Lo principal ahora es ganar y salvar tantas vidas como sea posible», concluye.
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