La columna de Carla de la Lá

Lo que debes hacer para no volverte totalmente loco en casa

El confinamiento no debe ser sinónimo de “tirarnos a la Bartola” (Sobre todo si ella no lo desea expresamente).

MAD MEN
MAD MENMAD MEN

Lo reconozco, soy adicta a la normalidad. Para mí todos los días del año podrían haber sido miércoles de noviembre, fresquitos y otoñales; me resulta inconcebible este menú de aislamiento (con maridos, niños y trabajo juntos y revueltos en el mismo plato) con toque de queda, peligro inminente y bancarrota mundial de serie de HBO en que se ha convertido por las buenas 2020.

Escribo desde mi piso sin terraza, envidiando a los privilegiados que habitan casas de campo, o incluso en la ciudad, casas con jardines, también envidio a los que tienen balcones desde donde oxigenar el cerebro, ahora que tanta falta nos hace, pero al menos, gracias dios mío, no sólo tengo un perro, sino dos, que me sacan de paseo cada vez que estoy a punto de agredir a alguno de los miembros de mi familia (numerosísima) con cualquiera de los objetos punzantes e incluso con los romos, a mi alcance…

Tampoco sé si cambiaría mi situación por la opuesta: la soledad y el tiempo libre de los solteros (sin cargas) en estado de confinamiento; como saben amigos, en este mundo de (hipomanía neurótica) hiperactividad, un exceso de quietud puede convertirse en un verdadero precipicio para aquellos a los que no les gusta pensar. Para muchos, en definitiva.

Los evitativos, lo tienen crudo en estos momentos, con su pareja de brazos cruzados, mirándoles con ojos inquisitivos, esperando el momento para hablar, h a b l a r de todo aquello que se quedó en el tintero cuando éramos libres. Hablar de esos nudos relacionales, nudos de gato persa.

Pero volvamos al melón ¿Quieren sortear la locura encerrados en casita?, estos son mis mejores consejos y más sinceros parabienes como mujer que se sobrepone al consabido “Ataque de nervios” almodovariano con socarronería y tesón:

WIFI: Está bien, el coronavirusnos empuja al aislamiento social pero afortunadamente, hoy disponemos de ese flujo intangible y cuasi milagroso llamado internet. Gracias a él podemos mantener nuestras más preciadas relaciones y divertidas conversaciones incluso entre varios amigos. Por cierto, ¿alguien sabe cómo se puede uno escapar de un grupo indeseado y latoso de whassap a la francesa?

Mantener el tipo: Y nunca mejor dicho. El confinamiento no debe ser sinónimo de “tirarnos a la Bartola” (Sobre todo si ella no lo desea expresamente). Debemos cuidar más que nunca en esta (cárcel) situación de llevar una alimentación sana, baja en calorías y de hacer ejercicios. ¿Tienen una soga? Úsenla (para saltar); desempolvar la vieja bicicleta estática o simplemente hacer una tabla de gimnasia cada día, les renovará por dentro y por fuera.

Limpiar: Si no les cuadra lo de ponerse en mallas de ciclista en casa, otro ejercicio inmejorable son las tareas de limpieza general y orden profundo que casi nunca podemos realizar; subirse a una escalera y limpiar los techos, los cristales, las lámparas, agacharse y abrillantar los rodapiés, bajar al trastero y reorganizarlo, clasificar los libros, bañar a los perros, cortarse las uñas de los pies…

Establezca rutinas: Confieso que al principio me sentí noqueada por los acontecimientos (como supongo que ustedes), desorganizada y sin saber muy bien cómo repartir las 17 horas al día que estoy despierta. La solución y la mejor protección contra la demencia es poner orden: los horarios y una actitud ejecutiva son vitales para conservar la felicidad, o al menos la cordura.

Sean generosos: si contemplan este encierro en familia como un “a mí que me sirvan” se encaminan rápidamente hacia el desastre. La convivencia implica mucho trabajo (si no eres la Reina Isabel II); hay que ser laborioso y encontrar el placer que existe (y mucho) en atender a los demás y resolver los problemas que se presentan constantemente en una comunidad. La pregunta es ¿quién da más? no ¿quién da menos?

Desdramatice: PASO1: Colóquese frente al espejo, en pijama, con los pelos de punta y la mirada perdida ante otro día más de encierro. PASO2. Ríase sin dejar de mirarse a los ojos. PASO3: Abandone ese espíritu negativo y egocéntrico. Lo sé, hay que elevarse mucho para quitarle hierro a la cosa cuando uno tiene un familiar enfermo o cuando tiene que cerrar su empresa o prescindir de colaboradores queridos y de confianza. Sin embargo, el humor es el mejor mecanismo de defensa y lo único que nos permite vivir por encima de las circunstancias, que es como hay que vivir si uno quiere tener la más mínima posibilidad de ser feliz y estar tranquilo.

Adultez: Es importante pasar (algo de) tiempo sin los niños… la mayoría de los padres priorizamos a los hijos por encima de la pareja. ¡Craso error! La estabilidad y la felicidad de la pareja es crucial para la estabilidad y la felicidad de los niños. La pareja, siempre unida, ¿Quién les hará compañía las largas jornadas de jubileta, sus hijos? ¡Venga!

Disciplina sexual: Decía un día mi pastor (acertadísimo) que cuando uno es joven y no tiene pareja, la tentación es hacer el amor a todas horas, pero que cuando uno está (cansado) casado y convive desde hace tiempo, la tentación es no hacerlo. Sí, sabemos que los niños están aburridos al otro lado de la puerta, que esto del sexo requiere un esfuerzo físico y hasta intelectual y que uno a veces está falto de energía y todo eso… ¡No sean vagos o lo lamentarán! El sexo es un gran ejercicio y ansiolítico.

Tabaco, café y alcohol: Los adultos siempre tendremos el refugio del tabaco, el café y/o la bebida. ¡Qué suerte tenemos! En momentos de ansiedad y descontento, el alcohol no es el problema, ¡¡¡el alcohol es la solución!!!. Cuidado con estos pensamientos, es tentador sí, y divertido, pero todos son poderosos ansiógenos. Acabarán atacados y algo mucho peor: hinchados.

Disfruten: no es retórico ni cursi afirmar que se puede gozar del milagro de la vida y de la aventura de existir, ni mucho menos llevarlo a cabo. Al contrario, la más admirable cualidad, síntoma inequívoco de fortaleza e inteligencia es conservar la alegría y el tono vital con valor y conciencia. Y no se preocupe… si es usted un envidioso recuerde que esta vez, estamos todos (jodidos) en el mismo barco.