
Salud
La fruta dulce siempre antes que un snack ‘bajo en azúcar’: este estudio lo confirma
Una fruta tan dulce como el mango se revela como un sorprendente aliado contra la prediabetes: un estudio apunta que su consumo diario mejora el control del azúcar en sangre y favorece la pérdida de grasa corporal

Que una fruta tropical, dulce y a menudo evitada por su alto contenido en azúcar pueda convertirse en un aliado para las personas con prediabetes suena, como mínimo, a contrasentido. Pero un reciente ensayo clínico, viene a desmontar viejos mitos y a ofrecer un sorprendente giro argumental en la lucha contra los desequilibrios de glucosa. El mango, lejos de ser un enemigo, podría ser una herramienta inesperada para mantener a raya el azúcar en sangre.
De hecho, los resultados del estudio no dejan lugar a dudas. Durante un periodo de 24 semanas, los investigadores dividieron a los participantes en dos grupos: uno consumió un mango diario, con un aporte de 32 gramos de azúcar, mientras que al otro se le asignó una barrita de granola baja en azúcar que contenía solo 11 gramos. Sorprendentemente, quienes comieron la fruta no solo mostraron un control glucémico superior, sino que también mejoraron su sensibilidad a la insulina y experimentaron una mayor pérdida de grasa corporal.
La explicación a esta aparente paradoja reside en la composición intrínseca de la fruta. Lejos de ser azúcar simple y vacía, el mango es rico en fibra, polifenoles y agua. Esta combinación ralentiza la absorción del azúcar en el torrente sanguíneo, evitando los temidos picos de glucosa que sí provocan otros productos procesados. Gran parte de sus azúcares naturales son filtrados por el hígado, lo que modera considerablemente su impacto en el organismo.
El secreto no es la fruta, sino la fibra
En este sentido, los expertos matizan que los beneficios observados no son exclusivos del mango. Otras frutas con una elevada concentración de fibra, como las bayas, las manzanas o las peras, podrían tener un efecto bastante similar en la regulación del azúcar en sangre, reforzando la idea de que la matriz alimentaria en la que se presenta el azúcar es más importante que la cantidad de azúcar en sí misma.
Además, su consumo aporta también otros beneficios para la salud que van más allá del control de la glucosa. Su alto contenido en agua garantiza una buena hidratación, mientras que la fibra contribuye a una notable mejora digestiva y a la regularidad intestinal, convirtiéndolo en un alimento mucho más completo que un simple aperitivo dulce.
No obstante, los especialistas lanzan una advertencia crucial. Aunque sus propiedades son evidentes, es fundamental no perder de vista la moderación debido a su considerable aporte de azúcares naturales. El mango, por tanto, no debe entenderse como una cura milagrosa, sino como un complemento valioso dentro de un estilo de vida activo y una dieta equilibrada.
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