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El whatsapp violado

«No podemos caer en el error de meter a todos los catalanes en el mismo saco»

El whatsapp violado
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Hoy hace una semana estaba aterrizando en Ibiza para celebrar con un grupo de amigos el cumpleaños de nuestro querido amigo el decorador Luis Galliusi, que vino de Nueva York, ciudad en la que vive, porque deseaba juntarnos en su isla adorada. Fueron tres días en los que olvidamos todos los problemas y nos dedicamos a disfrutar de la amistad con almuerzos playeros, bañados por el dulce sol de invierno, en los que algunos invitados, como Alfonso de Borbón, se bañaron a pesar del frío viento. Nos sentíamos como adolescentes riéndonos de cualquier anécdota, hablando sin parar, bailando y hasta haciendo un pase de striptease encima de la mesa, jaleado por todos, de lo más divertido y sugerente.

No hay nada mejor que la amistad, por eso no entiendo el enorme enfado de algunos periodistas que se han dedicado a criticar a nuestra Reina Letizia por enviar un mensaje de apoyo a un amigo que ella pensaba que estaba siendo injustamente tratado y en el que emitía una opinión no muy agradable sobre un suplemento levantando las iras de su director, el cual escribió una carta abierta dirigida a la Reina, en mi opinión fuera de lugar, arrogante, enmendándole la plana y aconsejándole lo que debe hacer. Pero vamos a ver: eran mensajes privados entre amigos que para su desgracia han visto la luz en un sumario perteneciente al juicio de las «tarjetas Black». El nombre de dicho amigo es Javier López Madrid, tambien sospechoso de financiar ilegalmente al Partido Popular a traves de la «operación Púnica», red mafiosa de las corruptelas madrileñas. Pero, ¿quién no ha dado un voto de confianza a un amigo que luego hemos visto que no se lo merecía? ¿Quien podría salir ileso de los cientos de mensajes que enviamos a través de wasaps o emails? ¿Por qué en ellos no podemos comentar que tal o cual publicación es «una mierda»? Es una opinión totalmente subjetiva que está en su perfecto derecho de emitir en una esfera de ámbito privado como cualquier persona. No sería humano ni sano prohibir a los Reyes el uso de WhatsApp y tener amigos o compi-yoguis, término en el que se dirige Letizia a López Madrid en un chat. Sí sería aconsejable que tuviesen cuidado de la catadura moral de algunas de las personas que les rodean y de él en concreto, que está metido hasta las trancas en asuntos muy turbios, como el presunto acoso a la doctora Elisa Pinto, asunto que terminó con apuñalamiento de la doctora y en el que algunos miembros de la Policía, según cuentan, intentaron proteger al supuesto instigador... Todo es de novela policiaca en la que se mezcla poder, dinero y mucha «merde».

Tengo la tentación de hablar con ustedes de Cataluña y la putrefacción de sus cuentas públicas, consecuencia de sus sucesivos gobiernos y el latrocinio de su «stablishment». Ellos, echando balones fuera, prefieren decir, como soltó el «Beatle» Puigdemont, que su deuda de 70.000 millones de euros es culpa de la pérfida España, a la misma España que tienen que acudir a pedir ayuda de los fondos de liquidez autonómica que sufragamos todos los españoles. Sin esta ayuda no cobrarían la nómina todos los funcionarios catalanes, ni los proveedores, ni farmacéuticos y lo más indignante y asombroso es que con la misma mano que recogen el dinero de todos los españoles están dispuestos a hacernos sucesivos cortes de manga. Pero no podemos caer en meter a todos los catalanes en el mismo saco por personajes bastante nefastos como Colau, Más, Junqueras o Puigdemot. Yo amo Cataluña, es parte de nuestra vida y de nuestra historia, y lo será siempre.

Les deseo un fin de semana lleno de armonía y descanso, que luego llega el lunes y de nuevo, a «la guerra de las mil gestiones».