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Lucía Bosé dejó una silla vacía en su cumpleaños más triste

Ayer cumplió 86 años y lo celebró en Brieva, junto a sus hijas y nietos, recordando los buenos momentos que Bimba les hizo pasar a todos

Lucía Bosé dejó una silla vacía en su cumpleaños más triste
Lucía Bosé dejó una silla vacía en su cumpleaños más tristelarazon

Ayer cumplió 86 años y lo celebró en Brieva, junto a sus hijas y nietos, recordando los buenos momentos que Bimba les hizo pasar a todos

En su retiro espiritual de Brieva (Segovia), Lucía, la matriarca del clan Dominguín Bosé, oculta el terrible dolor causado por la muerte de su nieta Bimba haciendo gala de una fortaleza extraordinaria. Siguiendo los consejos de la propia Bimba, «la mamma», como se la conoce en la intimidad, hace un canto a la vida y a los buenos momentos pasados junto a su nieta, dejando en un segundo plano la triste realidad de una muerte que le ha tocado el corazón y el alma. Ayer cumplió 86 años y lo hizo rodeada de parte de su familia, de sus hijas, Lucía y Paola, que viven juntas en Valencia, y sus nietos, Olfo, Jara, Palito y Nicolás. También estuvo su bisnieta Dora, hija mayor de Bimba, y que está demostrando una entereza envidiable con tan sólo 12 años.

Nadie vio esta semana en el Tanatorio de La Paz, en Alcobendas, a Lucía Bosé. Tampoco asistió a la misa funeral y posterior incineración. Prefirió sufrir en silencio su duelo personal y no convertirse en objetivo mediático de los fotógrafos. En Brieva comenzó un luto impensable hace unos años, cuando Bimba demostraba una fortaleza a prueba de enfermedades. La abuela era eso, abuela, pero compartía confidencias y estaba orgullosa de su nieta. Al fin y al cabo eran espíritus gemelos. Su niña (Bimba significa niña en italiano) le hacía pasar momentos inolvidables fruto de su ingenio.

Pero en los últimos tiempos no se veían tanto. Bimba vivía a caballo entre Sotogrande y Madrid, donde se sometía a sus pruebas médicas, y Lucía pasa largas temporadas en Panamá, ayudando a su hijo Miguel en el cuidado de sus pequeños. El cantante siempre ha sido su predilecto, con el que mejor se entiende. Compartieron hogar muchos años en la urbanización Somosaguas y «la mamma» se dejaba aconsejar por el cantante en todas las facetas de su vida. Incluso en algún momento se enfrentó a su hija Lucía por defenderle. No extraña, pues, que la misma Lucía declarara en un programa de televisión que «Ella no ha ejercido de madre conmigo. Mi hermano Miguel es el que ha marcado siempre las pautas de la familia, cuando habla es ley...». Tampoco le dejó en muy buen lugar al afirmar que «mi madre no sabe cuántos nietos tiene, y solamente se vuelca con los hijos de Miguel. Y me duele muchísimo. No es una abuela al uso. Aun así, si tuviera que elegir una madre, no dudaría en elegir a la mía. Soy así de masoquista». Sin embargo, la prematura muerte de Bimba ha vuelto a unir a la matriarca con sus hijas. Todas forman un piña en las fotos que están subiendo a las redes sociales. La última, en Brieva, en la que aparecen felices y disfrazados, cantando a la vida, como a Bimba le gustaba.

La vida de Lucía Bosé, musa de grandes cineastas y de artistas como Picasso, no ha sido un camino de rosas: su conflictivo matrimonio con Luis Miguel Dominguín, marcado por las infidelidades del torero, el fracaso de su Museo de los Ángeles, que montó en Turégano y que cerró por pérdidas económicas, los ruinosos negocios de Paola y Lucía, incluso de Miguel, en Extremadura, el fallecimiento de Bimba, las desavenencias familiares y los fracasos matrimoniales de Paola y Lucía han hecho mella en la actriz.

El dolor, por dentro

Ahora, vive refugiada en Brieva, alejada de actos sociales. Allí todo el mundo la conoce y la aprecia. Tiene un grupo de amigas con las que se reúne habitualmente. Una de ellas la define como «una mujer extraordinaria, inteligente, amena, buena conversadora y muy amiga de sus amigas. La muerte de su nieta le ha afectado muchísimo, pero no la hemos visto derramar lágrimas, el dolor se lo guarda por dentro, para las desgracias es muy suya, no las comparte con nadie».

Es usual verla pasear por el pueblo con una sonrisa que parece eterna. Con el paso del tiempo, su carácter, antaño un tanto irritable, se ha tornado afable. Antes, los «prontos» eran temibles. Como decía su ex marido Luis Miguel: «Es de armas tomar».

Ayer tarde tarde hubo celebración familiar. Cumplió 86 y se ha hecho lo posible para que pase un día agradable rodeado de los suyos. En la mesa se dejó un sitio vacío como homenaje a la nieta que se fue tan pronto. Su recuerdo marcará a todos los que hayan asistido. Una fiesta en parte empañada por las lágrimas, pero a buen seguro llena de alegría al recordar los buenos momentos que la inigualable Bimba les hizo pasar.

La artífice de su pelo azul

Lucía y Bimba eran abuela y nieta y también grandes amigas. Fue la modelo quien tiñó el pelo blanco de su abuela de ese azul luminoso. Tanto le gustó que, desde entonces, es fiel al «look». Ahora, con la prematura pérdida de su nieta, ese color se convertirá en un homenaje que le permitirá mantener vivo su recuerdo.