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Pantoja: «Quiero vivir por mis nietos»

En su primer día en prisión se encargó de la limpieza de su módulo. La tonadillera ingresó en un estado físico muy débil pero fuerte mentalmente, por lo que no se le aplicará el protocolo de suicidio

Isabel Pantoja abandonaba a primera hora de la mañana su finca «Cantora» para dirigirse al centro penitenciario.
Isabel Pantoja abandonaba a primera hora de la mañana su finca «Cantora» para dirigirse al centro penitenciario.larazon

La tonadillera ingresó en un estado físico muy débil pero fuerte mentalmente, por lo que no se le aplicará el protocolo de suicidio

Isabel Pantoja tenía los ojos y los párpados hinchados de haber llorado y dormido muy poco en los últimos días. Su aspecto físico impresionaba y presentaba una fuerte taquicardia. «Quiero vivir para mis nietos», mascullaba entre dientes. Faltaban unos minutos para que dieran las ocho de la mañana y acababa de pasar los muros, acompañada de dos funcionarias, de la prisión de Alcalá de Guadaíra, donde va a cumplir la condena que le ha impuesto la Justicia. Ese estado físico «deplorable» chocaba, según han comentado a LA RAZÓN fuentes cercanas a la tonadillera, con su tremenda fortaleza psicológica: «Quiero vivir por mis nietos», aseguró Pantoja. Esto ha hecho que, tras el examen médico que se realiza a todos los internos que ingresan en la cárcel, no se consideró necesario aplicarle el Protocolo de Prevención de Suicidios (PPS). Desde el primer momento, no obstante, estuvo acompañada de otra reclusa de confianza, incluso cuando, una vez finalizado el preceptivo cacheo y el informe médico, fue encerrada en una de las pocas celdas que tiene el módulo de ingresos. Comenzaba para la tonadillera un largo camino de dos años.

La cantante había llegado a las 7:55 de la mañana en un coche junto a su hermano Agustín, que la acompañó hasta que las funcionarias se hicieron cargo de ella. Numerosos periodistas se encontraban en las inmediaciones para informar del momento y tomar las correspondientes imágenes. Iba sentada en la parte trasera con unas amplias gafas de sol y el rostro muy serio.

Protección

Pantoja había solicitado que el automóvil en el que viajó desde su finca, un Mercedes, hasta el centro penitenciario contara con una cierta protección con el fin de evitar incidentes o tumultos en el momento en que se aproximara al lugar. Otro coche, con agentes de la Guardia Civil, se ocupó de cumplir esta petición, ya que se consideró que entraba dentro de la lógica.

A la cantante se le aplicaron los mismos protocolos que a las otras personas cuando entran en prisión y no se le concedió ningún tipo de privilegio. Tras pasar las puertas de la cárcel, fue conducida al módulo de ingresos, donde fue cacheada y sometida al citado examen médico. Lo más preocupante era la fuerte taquicardia que sufría en esos momentos, pero fue corregida convenientemente a los pocos minutos.

Fue entonces cuando se observó su mal estado físico, con los ojos y párpados hinchados, fruto, probablemente, de no haber dormido adecuadamente durante los últimos días, tal vez de haber llorado y de no comer de forma correcta por el nerviosismo y el disgusto que tenía.

Desde el primer momento, estuvo acompañada en la celda (cuya puerta fue cerrada, en contra de lo que se ha informado de forma inexacta) por otra reclusa.Posteriormente, llegaron otras que forman una especie de grupo de apoyo que se encarga, dentro de las circunstancias, de ayudar a las nuevas internas a que su integración en esta nueva vida sea lo menos traumática posible.

Dicho grupo se ocupa, además, de explicarle las normas internas del centro (que incluye la realización de diez llamadas telefónicas como máximo a la semana, de cinco minutos cada una de ellas); enseñarle el módulo en el que va a pasar los próximos meses así como otras instalaciones, etcétera.

Tras su paso por el módulo de ingreso, Pantoja fue destinada a uno de «respeto», que tiene un régimen de funcionamiento un poco más flexible que los otros, pero que, a cambio, exige a la reclusa que participe en las labores de limpieza, no sólo de su celda, sino de las instalaciones comunes. Ha quedado integrada en el grupo que se encarga de la limpieza del comedor, labor que comenzó ayer mismo. Pantoja comparte celda con otra reclusa en el módulo de «respeto» y no goza, insisten las fuentes consultadas, de ningún tipo de privilegio.

Las celdas tienen, como es habitual en este tipo de centros, cama, mesa, baño y, en general, los elementos básicos para que los internos puedan hacer una vida normal. La prisión entrega a cada reclusa los productos de limpieza e higiene para que mantenga limpia dicha celda y los espacios comunes.

La cárcel de Alcalá de Guadaíra, dedicada exclusivamente a mujeres para el cumplimiento de condena (hay muy pocas preventivas, pendientes de juicio) no es muy grande, ya que cuenta con poco más de 80 celdas, lo que permite una ocupación de centenar y medio de reclusas. Las celdas pueden ser individuales, de dos plazas (como la que ocupa Pantoja) o incluso de más.

La cantante podría comenzar a salir de prisión con permisos ordinarios a partir de próximo mes de mayo, una vez haya cumplido un cuarto de su condena.

Para ello, debe ser clasificada en segundo grado por Instituciones Penitenciarias y contar con el visto bueno del equipo técnico de la cárcel.