
Entrevista
Jérôme Lambert: «Formar a un relojero cuesta más que un Mercedes nuevo»
De nuevo al timón, el directivo afronta esta nueva etapa con la experiencia de su parte, y la certeza de que el patrimonio espolea la innovación

Como volver a casa. Así describe Jérôme Lambert su regreso a la firma después de más de diez años. Tras varios años en cargos de alcance global dentro del grupo Richemont, regresa a Le Sentier, hogar de la manufactura de uno de los nombres más emblemáticos de la relojería suiza, de la que ya fue CEO entre 2002 y 2013. El desafío es claro: reafirmar el lugar que Jaeger-LeCoultre ocupa a la vanguardia sin perder de vista la nueva generación de coleccionistas. «Tener la oportunidad de volver a hacer el trabajo de tus sueños es algo muy raro». Una oportunidad que afronta con el entusiasmo del primer día, la serenidad de la experiencia y la curiosidad que le llevó a revolucionar la relojería de precisión.
¿Qué le motivó a volver?
Estuve siete años como CEO del Grupo. Es una función muy corporativa. Empezaba a parecerme un ciclo largo. Quería reconectar con el mundo del lujo, la alta relojería, y regresar a la Maison. En ese momento, Jaeger-LeCoultre comenzaba una nueva etapa, y le dije al presidente de Richemont: «Necesitáis un CEO y me gustaría volver». Fue una decisión rápida, una validación rápida y un regreso rápido. Un segundo episodio prometedor. Es un mundo que conozco, creo que no se me da mal y puedo contribuir, lo que no garantiza el éxito, y no es la cuestión, pero tu brújula interna –lo que es importante para ti y para la compañía– se beneficia de la experiencia.
¿Qué hace especial a Jaeger-LeCoultre?
Es única. Tras 192 años sigue siendo una Maison en la que uno puede decir: «Aún tenemos mucho por hacer». Esa combinación es algo raro, exclusivo de Jaeger. Y en Jaeger todo es posible en materia relojera. La ecuación es simple: savoir-faire, personas y contexto. En el mundo actual, tener el privilegio de la verdad, la creatividad y la capacidad, es una oportunidad increíble.
Usted es diferente. El momento y la industria, también. ¿Cómo aborda este segundo asalto?
Como decía Séneca, «nunca te bañas dos veces en el mismo río». Te conoces mejor, sabes cómo nadar y tienes la experiencia de haberlo hecho antes. Hay que evitar pensar que, como fue así, debe volver a serlo. Hallar el equilibrio entre la tradición y el futuro. Se trata de mantener los fundamentos de la Maison: creatividad, savoir-faire, líneas icónicas, el enfoque en nuestros ateliers, la ética de trabajo y el espíritu de la Maison. Eran válidos hace 20 años y hoy siguen marcando la diferencia. En Jaeger-LeCoultre no solo tenemos una manufactura, sino 180 oficios y 70 ateliers. Eso significa que hay 70 universos que, durante 192 años, han cultivado su saber hacer. Esa combinación da origen a relojes como un Reverso, un Calibre 101 o un Atmos. Es la diferencia fundamental: un potencial creativo inmenso. ¿Sabes que el Hybris Mechanica à Grande Sonnerie tiene más de 1.200 piezas? Requiere 16.000 operaciones para montarlo.
Tras tres décadas en la industria, ¿qué lo sigue motivando?
Lo primero es transmitir que esto es algo único y raro. Lo segundo, un poco más egoísta, es la emoción de lo nuevo. Esa anticipación, el deseo de ver lo que viene después.
¿Cómo cambia la Maison?
En Suiza, ya se sabe: tan lento como sea posible y tan rápido como sea necesario. Algunas cosas requieren tiempo. Cuando ves los relojes que presentamos en Watches & Wonders, de un lado tienes la tradición de la miniatura y del otro una estética contemporánea con colores intensos. Esa combinación es la apropiada para este momento.
¿Qué prioridades tiene ahora?
Lo esencial es la emoción. Que cuando alguien entre en una boutique sienta curiosidad. Y que cuando esté con nosotros, descubra aún más. Que se sorprendan. No llevamos 192 años en la relojería para repetir lo que hacen otros.
¿Cómo atraen a nuevas generaciones?
Es fundamental. Trabajamos en paralelo entre la manera tradicional de hacer y comunicar y las nuevas fórmulas. En Navidad lanzaremos un webtoon que cuenta la historia del Reverso. Incluso en la tradición se puede innovar. Temas, materiales, colores: cada generación aporta. Pero el equilibrio es crucial, no se puede banalizar el patrimonio. No basta con poner colores intensos y decir que es creatividad porque estarías diluyendo tu ADN.
Con más de 430 patentes y 1.400 calibres, Jaeger es La Maison de las Mil Invenciones.
No es algo calculado, simplemente sucede. Prefiero que tengamos demasiadas ideas. Pero lo que no hacemos también define a la Maison.Y si no podemos calificarlo de disruptivo, al menos sí de radical para lo que somos. Esa autenticidad estructura el proceso creativo.
¿Cómo afrontan la desaceleración del lujo?
Es cuando hay que hacer más, crear más. Es un gran momento para la creatividad, hacer más con menos. La Maison ha forjado sus piezas más icónicas en tiempos difíciles: el Reverso nació en 1931, el Atmos en 1928.
¿El lujo debe volver a la exclusividad, o abrirse?
Nunca hemos necesitado decir que debíamos ser «accesibles», pero tampoco queremos ser «inalcanzables». En nuestra manufactura trabajan unas 980 personas, con 35 a 40 aprendices. Formar a un relojero cuesta más que un Mercedes nuevo. Es una inversión enorme, pero también lo que marca la diferencia. Nuestros precios son altos, pero las puertas de la Maison siempre están abiertas.
¿Cómo abordan el mercado de segunda mano?
Añade complejidad y profundidad. Más capas significan más hondura, y eso da más fuerza. El mercado de piezas antiguas mantiene viva la expresión histórica.
Entonces, ¿qué es el lujo hoy?
Exclusividad, el privilegio de una emoción inusual. Si solo fuera raro o peculiar, sería aburrido. Si solo fuera emoción, sería común. Lo que hacemos es realmente único.
✕
Accede a tu cuenta para comentar


