Marbella

Banderas vale lo que un Picasso

El actor, al que se le espera en la gala Starlite de Marbella, está muy ilusionado con el Emmy al que opta por interpretar al pintor malagueño.

Antonio Banderas, en una de las escenas de la serie «Genius: Picasso», que le ha valido su segunda nominación a los Emmy, galardón al que también opta Penélope Cruz por su trabajo en «American Crime Story». Foto: National Geograpich
Antonio Banderas, en una de las escenas de la serie «Genius: Picasso», que le ha valido su segunda nominación a los Emmy, galardón al que también opta Penélope Cruz por su trabajo en «American Crime Story». Foto: National Geograpichlarazon

El actor, al que se le espera en la gala Starlite de Marbella, está muy ilusionado con el Emmy al que opta por interpretar al pintor malagueño.

Caldeado sigue el ambiente. Y no solo porque se mantienen pendientes de cómo evoluciona Terelu Campos. Acongojó su mala salud y hasta captó simpatías que hasta ahora le negaban. No todas tienen la suerte de Naty Abascal, «forever la más», imparable en pos de la alta moda, yendo incansable de Londres a Milán y París, ahuyentando la moda de Madrid o Barcelona. Ahora descansa en su secreto y nada ostentoso refugio del Algarve portugués, un país siempre recomendable por la calidad de sus gentes, la comida y precios a la mitad de España; Curioso, teniéndolo ahí al lado.

Desde el otro lado me llega el entusiasmo artístico de Antonio Banderas y Javier Bardem. Hacen interpretaciones geniales y desusadas. Bardem es bastante irregular en su trabajo, pero resulta espléndido encarnando al siniestro Pablo Escobar en «Loving Pablo». Ofrece una caracterización que llega a confundir la realidad y el cine. Está y aparece tan perfectamente identificado con el traficante que incluso se ha puesto una barriguita para acercarse más al personaje. Si no es digno de un Oscar, lo parece y, aunque el filme fue vapuleado por la crítica norteamericana, es muy entretenido y casi parece «una de vaqueros».

Por otro lado, he visto escenas sueltas de la serie «Genius: Picasso», protagonizada por Banderas, y tira «p'atrás». Exacto de parecido y gestos, y malagueños los dos. Servirá de resurrección de nuestro eterno galán, siempre bien aconsejado por su leal hermano, Javier. Ya aspira a un Emmy, premios que nunca se acuerdan de las producciones españolas. Antonio está ilusionado y podremos entrevistarlo y felicitarlo en unas semanas, cuando el Starlite lance fuegos de artificio sobre la noche marbellera. Siempre concentra lo más selecto de la zona y se sabe que quizá irá –se lo aconsejan para distraerse– Ana Obregón, para hacer una pausa en su entrega neoyorquina de enfermera velando a su hijo, Álex. Aprovechará para hacerlo durante las vacaciones de Caro Dado, tan doliente. Aunque, conociéndola bastante bien, me cuesta creer que abandone a su hijo
–que parece haber tenido parón en su recuperación– para una frivolidad profesional alardeando de vestidos como la gran noche costasoleña. Es lo que sobrevive de aquella Marbella relumbrante y repintada de los años noventa, tiempos de Gil y Gil en la alcaldía, cuando Isabel Pantoja pretendía aspirar al bastón de regidora. Julián Muñoz la animaba, asegurándose de antemano poder jugar como le conviniese con concejales y permisos de obras. La madre del cordero, que de ahí les viene la obsesión por llegar a la alcaldía que tanto dio que hablar en la época de Gil y Gil. «Llegaré a ser alcaldesa», llegó a decirme cuando tuvimos una tregua en nuestra confrontación. Lo hizo convencida, consciente del chanchullo y de que Julián no la dejaría en la cuneta, aunque, cosas del desamor, fue ella quien acabó abandonándolo para regocijo y júbilo de Maite Zaldívar, que creía a la folclórica amiga de las buenas.