
Famosos
La fiesta de la vida
«Me cantaron el tradicional ‘‘happy birthday’’ con tarta y ramo de flores incluido»

El pasado día 1 cumplí un año más. Ese día siempre me gusta reflexionar sobre mi vida y en qué punto me encuentro. Al despertarme, lo primero que hice fue salir a contemplar la naturaleza desde mi terraza, ver una vez más esa montaña mágica de Marbella que nos abraza y cobija regalándonos nuestro maravilloso clima. Pensé: gracias por un año más, y... cuántos más me regalará la vida para seguir contemplando este paisaje, el mar, compartiendo mi tiempo con las personas que quiero. Porque si hay algo que cada vez tengo más claro es dejar a un lado todo eso que no me hace sentir bien, toda la gente con doble cara que a veces nos rodea pero que aún sabiéndolo dejamos pasar como si no nos enterásemos porque el enfadarme me parece un desgaste innecesario. Prefiero mostrar mi más absoluta indiferencia y, en un arranque de vanidad, pensar que si no me quieren, ellos se lo pierden. Siempre he vivido y vivo «a mi manera»... como la preciosa canción de Frank Sinatra. No soy muy de dar consejos, pero hay uno que tenemos todos que tener grabado a fuego: nuestra vida es nuestra y no podemos vivirla según lo que digan los demás, de lo que puedan pensar, de lo que les gustaría que hiciésemos, porque eso no sería vida y tampoco podríamos contentar a todo el mundo. Resultando una frustración absoluta, porque cuando uno vive queriendo siempre agradar también exige que los demás se lo agradezcan, y ahí es donde aparece el drama. La madre sufridora que siempre echa en cara todo lo que hizo por su familia sin pedir nada a cambio y no se da cuenta de que lo que pide continuamente es ese reconocimiento.
Yo siempre revindico el egoísmo, el querernos mucho y, de esta forma, poder querer a los demás pero sin reproches, sin pensar que nuestra felicidad depende de los otros. Si nuestra felicidad la centramos en una persona, estamos perdidos si por algún motivo desaparece de nuestra vida. En Marbella se vive «La fiesta de la vida». Aquí parece que no existan penas y que el futuro es hoy. Lo inmediato, el disfrute, y sin querer te ves envuelta en un bucle maravilloso en el que sientes que los malos rollos desaparecen y aunque sólo sea un mes al año les aseguro que merece la pena. El día de mi cumpleaños pude comprobarlo y, sobre todo, sentirme muy querida, que es la sensación más placentera que puede tener una persona. Fue una celebración que comenzó la noche del 31 en la Gala de la Concordia organizada por la Princesa María Luisa de Prusia y su gran equipo, que tanto trabajan ayudando a enfermos de sida de Marbella y San Pedro. Todo lo recaudado esa noche se destina para ese fin.
A las 12 de la noche me cantaron el tradicional «happy birthday» con tarta y ramo de flores incluido ante trescientas personas. Fue muy emocionante y terminé el día 1 en el maravilloso espacio de Starlite en el que Sandra García San Juan, la artífice de ese lugar mágico donde asistir a los mejores conciertos del verano, me organizó una fiesta sorpresa que no podía dar crédito por lo maravillosa, haciéndome unos regalos estupendos. Bailé como si no hubiese futuro disfrutando como una niña, esa niña que nunca quiero que desaparezca de mí. Ya en mi casa antes de dormir casi amaneciendo pensé: hoy ha sido un día feliz. Y decidí ir soltando las piedras que me hacen daño...
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