Pareja

¿Por qué nunca deberías rechazar una pareja con distinto estatus social?

En las redes sociales triunfa un nuevo concepto, el "swag gap", que desaconseja las relaciones entre personas con diferente nivel de carisma o estilo, ignorando que el amor a menudo se nutre precisamente de las diferencias

"Hemos decidido que la pareja protagonista sea..." | 'UPA Next', este domingo nuevo capítulo en ATRESplayer PREMIUM
"Hemos decidido que la pareja protagonista sea..." | 'UPA Next', este domingo nuevo capítulo en ATRESplayer PREMIUM"Hemos decidido que la pareja protagonista sea..." | 'UPA Next', este domingo nuevo capítulo en ATRESplayer PREMIUM

En el inmenso y a menudo desconcertante universo de las redes sociales, parece existir una obsesión por etiquetarlo todo, por ponerle nombre a cada matiz del comportamiento humano. TikTok, en particular, se ha convertido en un hervidero de neologismos que intentan encapsular las complejidades de las relaciones sentimentales, a menudo juzgándolas desde la superficie del escaparate digital. La última ocurrencia busca analizar las parejas bajo un prisma de imagen y proyección social.

De hecho, este fenómeno ha cristalizado en un término que gana popularidad a marchas forzadas: swag gap. El concepto, que podría traducirse libremente como una «brecha de rollo», se utiliza para describir aquellas uniones en las que existe una notable 'brecha de estilo' entre sus miembros. Es decir, cuando el entorno percibe que uno de los dos es considerablemente más atractivo, carismático o tiene más gancho que el otro.

En este sentido, los creadores de tendencias de la plataforma no han tardado en abrir un encendido debate sobre la conveniencia de estas relaciones. La corriente más crítica advierte de sus peligros, llegando a afirmar que la persona con menos «estilo» puede acabar por convertirse en un auténtico lastre para su compañero, generando dinámicas de celos o inferioridad que terminan por erosionar el vínculo hasta hacerlo inviable.

Sin embargo, frente a esta visión tan superficial, emerge una perspectiva que la tacha de simplista, una idea que, tal y como han publicado en GQ, ignora por completo la verdadera alquimia de una relación. Según esta corriente, rehuir una posible «brecha de estilo» es un error, pues la mera coincidencia de gustos o de imagen pública jamás podrá reemplazar los pilares emocionales que de verdad unen a dos personas.

El valor de la asimetría en la pareja

Asimismo, esta defensa de la diferencia subraya que muchas de las parejas más estables y duraderas de nuestro entorno podrían ser clasificadas como desiguales si se las sometiera a este juicio estético. Lejos de ser un problema, la asimetría puede aportar equilibrio, nuevas perspectivas vitales y fomentar un enriquecedor aprendizaje mutuo. Las diferencias, en lugar de separar, pueden fortalecer la relación a largo plazo.

Al fin y al cabo, el debate sobre el swag gap no es más que una reformulación contemporánea del viejo adagio que asegura que los polos opuestos se atraen. Esa disparidad que ahora se etiqueta en vídeos de apenas unos segundos puede ser, precisamente, lo que insufle emoción y estímulo a la vida en común. Quizá esa supuesta «brecha» no sea una señal de alarma, sino el verdadero motor del vínculo.