Sevilla

Acoso: Entre «ser invisible» y el exilio del centro escolar

El Defensor del Menor atendió medio centenar de casos el pasado ejercicio, un aumento «significativo».

En 2022 los suicidios de jóvenes crecieron un 57%
En 2022 los suicidios de jóvenes crecieron un 57%larazonLa Razón

El Defensor del Menor atendió medio centenar de casos el pasado ejercicio, un aumento «significativo».

El 1 de septiembre arrancó el curso escolar en Japón. Es el día de más suicidios de adolescentes del año. En Andalucía, apenas falta una semana para el inicio del curso escolar. En Écija (Sevilla), una niña de 13 años que sufre acoso desde los 5 –situación que llegó a ser reconocida por su centro–, como informó LA RAZÓN, vive estos días un agravamiento de su estado de miedo insuperable por la negativa de la Delegación de Educación a aprobar su solicitud extraordinaria de cambio de colegio. Es uno de los casi 360 casos de acoso escolar registrados en la comunidad el curso anterior, según las cifras de la propia Consejería de Educación de la Junta. Sólo una entidad como el Instituto Andaluz para la Prevención del Acoso Escolar (Iapae) lleva 32 casos, cinco de ellos del mismo colegio de Écija, conocido como El Carmen. Su director, Rafael Romero, alerta de que al tratarse de un tema «tabú» –«igual que hace 30 años se ocultaba la violencia de género», coincide el Defensor andaluz– sólo una ínfima parte de los casos salen a la luz y, mayoritariamente, la víctima sufre una doble condena como acosado y como exiliado de su colegio. La cifra oficial, efectivamente, puede resultar engañosa en tanto se basa en un estudio estadístico en 3.045 colegios e institutos. El propio Defensor del Menor, Jesús Maeztu, acusó a la Junta de «silenciar» el acoso escolar, un problema que «está creciendo significativamente». El Defensor recibió 21 quejas y 51 consultas en 2013; 9 quejas y 28 consultas en 2014; 30 quejas y 34 consultas en 2015; y 21 quejas y 29 consultas en lo que va de ejercicio. En España, según el I Estudio sobre el Bullying, los casos se han disparado un 75%.

Sancionar a los acosadores supone, en primer lugar, señalarlos ante la sociedad y ante su propia familia y, además, enfrentarse en muchos casos a estas familias, señalan desde Iapae. Por ello, se suele optar por el cambio de clase o de centro del alumno acosado. Una solución quirúrgica pero «injusta». La medida más leve del protocolo es cambiar de clase y si persiste, trasladar de centro a la víctima. Para el Defensor esto equivale a «premiar al agresor».

«Hay que sacar el acoso escolar del silencio», señala el Defensor. «La actitud es: mientras menos registro de acoso escolar tienes, eres mejor región, y no es verdad. Si no sale en la prensa, los casos siguen. El escándalo dentro se soporta, y fuera no», sostiene.

«Los profesores no quieren que el colegio tenga una tacha por haber tenido un caso de acoso escolar, porque creen que eso les va a estigmatizar y van a perder alumnos. Y debe ser justo al revés: el centro que lo denuncia públicamente y aborda el problema es el que pone la solución. Los colegios se resisten a tener una actitud frontal», denunció el Defensor.

La consejera Adelaida de la Calle habla de «casos puntuales, donde aún estamos a tiempo de corregir». En los últimos cuatro cursos se ha producido un descenso en los porcentajes de conductas contrarias o gravemente perjudiciales en las aulas. El informe de la Junta constata que la franja de edad con mayor incidencia de estas conductas es la comprendida entre los 12 a 15 años, que se corresponde a los niveles de Educación Secundaria Obligatoria. Respecto a la distribución por sexo, el alumnado masculino destaca en el número de incidencia registradas. El porcentaje se sitúa en un 81% de alumnos infractores frente al 19% de las alumnas en el caso de las conductas graves, mientras que las faltas más leves son cometidas en un 77,4% por el sexo masculino y en un 22,6% por las estudiantes. Esta diferencia por el sexo del alumnado se mantiene estable desde los últimos cursos.

El acoso escolar es más físico entre niños y más psicológico entre niñas, como en el caso de Écija. Produce efectos en el rendimiento académico y en la autoestima. «Está muy nerviosa, no quiere volver, no quiere entrar allí. No confía en nadie y la entiendo», relató a LA RAZÓN Mari Carmen Rivero, la madre de la menor de Écija. La chica «somatizaba» e incluso «se orinaba» por el miedo, a consecuencia del acoso continuado, explicó a el director del Iapae. «Está machacada psicológicamente. Es muy duro», lamentó su madre. Faltan unos días para el comienzo del curso escolar. «Hemos pedido incluso la opción de estudiar en casa por Internet –acogiéndose a un programa como el de alumnos deportistas–» pero también ha sido denegado. Servicios Sociales denunciará en caso de absentismo.

«¿A partir de cuántas hostias se empieza a admitir el acoso escolar?», cuestiona Rafael Romero. En octubre hará un año del suicidio de Diego, un niño de 11 años de Leganés (Madrid) por un caso de acoso escolar. «Yo no lo voy a permitir», defiende la madre de la menor de Écija. El 12 de septiembre arranca el nuevo curso escolar.