Elecciones andaluzas

ANÁLISIS / Bipartito sin complejos

La presidenta andaluza y Emilio Botín
La presidenta andaluza y Emilio Botínlarazon

A Botín rogando y con los desahucios dando

Con la misma naturalidad defiende la presidenta de la Junta la ley antidesahucios que se reúne con Emilio Botín para sacarle un crédito de 500 millones de euros. La imagen de Susana Díaz y el poderoso banquero es la imagen de las revueltas contradicciones del bipartito. Contradicciones que, por otra parte, están perfectamente estudiadas y repartidas entre los miembros del Ejecutivo. Izquierda Unida pone la guinda radical a un gobierno conocedor de que el partido se gana por el extremo centro. Susana Díaz ha sabido oler el rumbo económico. Y ha jugado rápido, aprovechando el desconcierto del PP-A. Los brotes verdes sí parecen ahora verdaderos. Así que desde San Telmo se han lanzado a apadrinarlos, pese a que el abono que los propicia se debe más a la terapia de choque de Rajoy que a la fraudulenta paz social andaluza. El mensaje que se repite ya a ritmo de mantra es que Andalucía crecerá más que la media porque las políticas económicas puestas en marcha son distintas a las neoliberales del Gobierno central. Para darle apresto a ese mensaje, Susana Díaz se reúne con Emilio Botín o con otros grandes empresarios del Ibex 35, promete una pronta desburocratización administrativa y coquetea con la aspiración liberal de bajar impuestos para –sin decirlo– provocar ese círculo virtuoso que prometía el PP: menos impuestos, más dinero en circulación, más empleo, menos paro y más riqueza. Susana Díaz sabe que las críticas por las contradicciones del bipartito –a Botín rogando y con los desahucios dando– le van a causar una erosión mínima. Lo que realmente puede ir como un tiro electoralmente es reapropiarse del crecimiento económico y la bajada del paro. Esto sí que puede condicionar el resultado de unas elecciones. Con la ley antidesahucios y las tres comidas al día de los niños sin recursos no se ganan unas elecciones. Con una reducción notable del desempleo sí. El encuentro con Botín es sólo el inicio de lo que está por venir. Susana Díaz se ha sacudido todos los complejos. Así que o el PP mueve pronto ficha y traza un plan para cantar las verdades del barquero –el «caso ERE», Invercaria, Bahía Competitiva, las facturas irregulares de la UGT y el fraude de la concertación– o se habrá quedado sin su arma electoral más potente. Después de unos cuantos de meses de reuniones de Susana Díaz con los grandes magnates de este país y de repetir con envolvente mediática que es la Junta la que crea empleo, a ver quién se cree la realidad: que Andalucía crece por encima de la media a pesar de la ruinosa gestión económica del bipartito.

La espera interminable

La espera para el nombramiento del candidato se está haciendo insoportable en el PP-A. Prueba de ello fueron las intervenciones críticas en la Junta Directiva Regional del viernes, cuando este tipo de reuniones suele ser una balsa de aceite. Cargos del partido se quejan de que el PP-A está dejando a Susana Díaz todo el campo abierto. Y el daño puede ser irreparable. Suena la operación Fátima Báñez, aunque no está del todo modelada. La presidenta andaluza puede guardar, en cualquier caso, un as en la manga. La convocatoria de elecciones es de su estricta responsabilidad. ¿Qué pasa si al candidato del PP andaluz no le da tiempo ni a aterrizar en la calle San Fernando?