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Arkano: «Era cuestión de tiempo que el feminismo calara en mí»

El rapero publica su segundo libro «Castillos en el espacio»

El rapero Guillermo Rodríguez estuvo el pasado jueves en Sevilla / Foto: Manuel Olmedo
El rapero Guillermo Rodríguez estuvo el pasado jueves en Sevilla / Foto: Manuel Olmedolarazon

El rapero publica su segundo libro «Castillos en el espacio»

Publica su segundo libro, «Castillos en el espacio». ¿Piensa hacer carrera literaria también?

Al final, mi pasión es comunicar y lo hago de diversos modos: escribo canciones, improviso, en libros, presentando en la tele... lo que va saliendo. No tengo un camino fijo, pero lo que une todo esto es comunicar.

Un chico renacentista se podría decir.

Sí, se podría decir (risas).

El libro lleva una dedicatoria singular: «Al lenguaje: vehículo y obstáculo».

Que es vehículo es evidente, a través del cual transmito emociones, y creo que muchas veces también es obstáculo porque de algún modo configura la realidad y trae consigo de manera implícita muchas limitaciones.

En el mundo en el que se mueve, el hip-hop, llama la atención por ser correcto y tener un pensamiento actual sobre el feminismo o, llámelo, la igualdad, si no quiere adherirse al feminismo.

Sí, sí me quiero adherir al feminismo. Me considero un aliado de la lucha feminista. Obviamente sois vosotras las que tenéis que tener protagonismo en esta lucha, pero estoy completamente a favor de que suceda. Los hombres tenemos que ser aliados y poner el foco, pero no tenemos que cobrar un protagonismo que no nos pertenece dentro de esta lucha.

Cantar «Déjala que baile» con Melendi y Alejandro Sanz ayudó a disparar su popularidad. ¿Ha notado un cambio en ese sentido?

En ciertos sectores sí te ayuda, te da más visibilidad. Vas haciendo cosas y todo suma a lo que soy, a la gente que me sigue o atiende las cosas que hago.

¿Y cómo fueron esas 24 horas seguidas rimando para conseguir el récord Guinnes?

Descubrí que existía un récord de ese tipo, un maratón de rap, y quise batirlo improvisando rimas. Y eso hice: 24 horas y media improvisando. Podía estar en silencio como máximo tres segundos. Lo hice en la Plaza de Sol en Madrid y me basaba en conceptos creativos que me traía la gente, alguna palabra, frases... Sin parar.

¿Cómo acabó aquello?, ¿se hizo el silencio muchos días después?

Sí. Fui cancelando grabaciones porque me quedé sin voz. Y durante muchos días, cada vez que me iba a dormir volvía al récord: soñaba que tenía que rimar y me despertaba agobiado en plan: «¡no te calles, rímalo!» (risas).

¿Cómo llegó al rap? Porque empezó muy pequeño.

Por mi hermana mayor. Ella rapeaba y estaba dentro de la cultura hip-hop y me enganché. En ese mundo hay pocas mujeres, cada vez más, pero hay mucho trabajo que hacer ahí. Es normal, si yo soy una chica y voy a ver una batalla en la que el papel que se le da a la mujer es la de arma arrojadiza, diciendo cosas como «yo me follo a tu novia... o a tu madre...». La representación que tiene la mujer es puramente cosificada e hipersexualizada. Entiendo que una chica no se interese por eso y mucho menos se va a poner a rapear.

¿Supuso un esfuerzo salirse de ese camino machista tan marcado?

Ha sido a base de formación, de conocimiento, de cambio de sensibilidad... Mi primera rima en un escenario fue súper machista, dije: «mira hermano, te clavo la primera, para mirarte a ti, miro las tetas de la camarera». Flipa. Pero si de eso estamos aquí, hay esperanza para el resto de gente (risas). El tema es que siempre he estado ligado a causas sociales, por mi entorno, por mi barrio, por la cultura que he consumido... y era cuestión de tiempo que el feminismo calara en mí.

Ahora está grabando un programa con chavales donde pueden expresar su opinión sobre los temas que les preocupan. ¿Se está reduciendo en la sociedad a los jóvenes a esa pátina superficial que los recubre, sobre todo por su uso de las redes sociales?

Mi generación tiene muchas cosas que decir. Lo que hago con ellos es utilizar el rap, que es la herramienta que yo tuve para comunicarme y entender que tenía derecho a estar escuchado. A través de él trataremos una temática en cada programa: el machismo, bullying, redes sociales... Queremos que saquen lo llevan dentro. Y luego, una parte muy interesante es que tengo una tertulia con los padres y una experta en educación. Les pongo las imágenes de lo que piensan y sienten sus hijos. Es bastante interesante ver la distancia en las opiniones y la falta de comunicación que hay de una generación a otra.

¿Tiene fecha para su próximo proyecto?, ¿no le presionan para sacar disco?

¿Quién me va a presionar? No tengo discográfica, soy independiente y feliz.

Su definición del miedo es «el irrevocable pago de la hipoteca que firmamos con nuestro instinto de supervivencia»; y la culpa es, según usted, la «hipoteca con nuestro sistema de creencias». ¿Tiene alguna hipoteca en su vida?

Si tuviera que decir algo que me atormenta es precisamente la culpa. Siempre está asociada a la construcción artificial que hayas llevado a cabo sobre cómo tienen que ser las cosas y por qué te culpabilizas por algunas y por otras no. Esa es la terrible hipoteca que firmé y que poco a poco estoy intentando terminar de pagar, estoy tratando de que no me desahucien.