Cataluña

Del ajedrez a la sota del palo

La Razón
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El Verbo sigue sin hacerse carne en Cataluña. El adobo del 155, una vez vertidos el ajo, la sal, el vinagre, el orégano y el pimentón, continúa cociéndose a fuego lento, la receta predilecta de un presidente del Gobierno que se reputa como excelente chef aunque su actuación en la tumultuosa crisis separatista no pase de la de un timorato mesonero. El perol, después de mañana, olerá a vulgar retórica. Los aficionados al ajedrez deben de ser los únicos que estén disfrutando de esta interminable partida de burofaxes. Carta arriba, carta abajo, en el resto de España la vida avanza con la contenida normalidad de lo cotidiano. Y no existe gestor más diestro en las briscas del día a día que José María González, «Kichi», así como nadie hay que dispute con más finura las cuentas del vejigón de enfrente, juegue con negras o juegue con blancas, que el alcalde de Cádiz. «Kichi», naturalmente, aparenta más tahúr de naipes que maestro de los 64 escaques. Los suyo es el sota, caballo y rey, el cocido, garbanzo y principio de diario. En el principio fue el Verbo, igual para los cristianos que para los hebreos, pero quien asa la carne, la pella y la manteca en Cádiz es su alcalde. Por eso, en un nuevo «sí pero no» propio de la nueva izquierda podemita, el gobierno gaditano lo mismo organiza un ciclo de cine israelí que acaba cancelándolo cuando estaban preparadas hasta las alfombras. La adhesión del Ayuntamiento gaditano a la campaña Espacio Libre de Apartheid Israelí (sic), en la que también figuran las huestes de Ada Colau, ha sido el motivo. La organización Acción y Comunicación sobre Oriente Próximo lo ha denunciado inmediatamente. Kichi no dice nada, más chulo que un ocho, más que una sota de oros, copas o de bastos; el palo es a libre elección del lector.