Sevilla

Díaz se estrena con un discurso «mitinero» y sin concretar el cambio

Susana Díaz Candidata del PSOE-A a la Junta
Susana Díaz Candidata del PSOE-A a la Juntalarazon

Al filo de las 18:45 horas de ayer intervino ante un salón de hotel abarrotado quien se convertirá en ocho días en la primera presidenta andaluza en la historia de la comunidad: Susana Díaz. Lo hizo después de que el Comité Director del PSOE-A, máximo órgano entre congresos, la proclamara, por aclamación, es decir de nuevo sin votos, y tras más de un minuto de sonoros aplausos, candidata a la Junta.

Se seguían los trámites. Tocaba ratificar la propuesta aprobada por la unanimidad de la Comisión Ejecutiva de designar a la actual consejera de Presidencia e Igualdad en funciones candidata a la investidura como presidenta del Gobierno regional, tras la renuncia de José Antonio Griñán, oficializada el martes.

Tras la ovación, Díaz tomó la palabra con un premonitorio «no queda tiempo para discursos hermosos». El suyo, pronunciado en clave «mitinera», careció de los hilvanes que sustentaban los de su predecesor.

Repitió haber pedido el voto en el proceso de Primarias abierto en el partido que se cerró sin urnas para «abrir un nuevo tiempo», a lo que sumó la idea de que éste tiene que «ser mejor».

Cambiará «nombres y apellidos» y también «políticas», según anunció, sin avanzar a qué se refería con esa afirmación. Sostuvo también: «Podemos renovar estructuras y corregir errores». Pero tampoco especificó cuáles.

En una intervención trufada de menciones en clave nacional a Rajoy, quien, según Díaz, ha «resucitado el fantasma del centralismo», propuso una ahora sí «necesaria» reforma de la Constitución –a «tocar para garantizar derechos»–. Además, la dirigente socialista vaticinó un otoño «caliente» por el auge del «separatismo catalán». De hecho, el Estado copó buena parte de un discurso en el que las referencias a la economía andaluza pasaron por aseverar que debe «modernizarse». «Hay que redefinir nuestro modelo económico, hacer más competitiva nuestra economía», proclamó tras 31 años de gobiernos socialistas.

La futura presidenta conminó a los suyos a «pensar y actuar como ciudadanos» y a combatir la desafección de éstos hacia la política y las instituciones, recuperando su «confianza». En concreto a los que ocupen puestos directivos, les pidió «coherencia», para que «lo que digamos se corresponda con lo que hagamos».

En el marco de restablecer el prestigio de la política, Díaz avisó: «Voy a ser implacable en la lucha contra la corrupción». Afirmación que arrancó aplausos. No en vano, su llegada a la Junta se ha «vendido» como una forma de liberar al Ejecutivo regional del yugo del caso de los expedientes de regulación de empleo (ERE) irregulares. En la misma línea, se comprometió a ser «implacable» también en «la ejemplaridad política y en la honestidad».

Fue más allá al solicitar a los sindicatos «transparencia», para evitar que se les demonice y porque «son necesarios», dijo.

De vuelta a sus compañeros de siglas, les recordó, asimismo, que los socialistas «no pueden ser conservadores» al no constituir «lo que esperan de nosotros», lanzó. «Necesitamos nuevas recetas», matizó. ¿Cuáles?

Para saber por dónde pasan las suyas habrá que esperar a su debate de investidura. El cuarto que se escuche en el Parlamento autonómico en apenas cinco años.

De momento ayer, de su posible gestión de gobierno sólo se refirió a la Ley de Transparencia, impulsada por Griñán, a un «segundo gran acuerdo contra la exclusión social», y a que continuarán «la defensa de los ayuntamientos», en las instituciones, en la calle y en los tribunales. Pese a la falta de tiempo para hermosuras, la secretaria general de los socialistas sevillanos sí acabó con la evocación al sueño que hace 50 años describió Martin Luther King. «Nosotros, los socialistas, tenemos uno: queremos una sociedad donde no exista la desigualdad», proclamó, para puntualizar que ésta no sólo es «inmoral» sin también «ineficaz». Entre el auditorio se encontraban los consejeros socialistas en funciones que con ella se han sentado en los sillones de San Telmo en esta legislatura, además de Griñán, quien llegó a la cita acompañado por el vicesecretario general del PSOE-A, Mario Jiménez. De partida, Díaz, quien entró en el hotel junto al presidente de la Diputación de Sevilla, Fernando Rodríguez Villalobos, cuenta con el respaldo de las ocho direcciones provinciales socialistas.