Literatura

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Narradores de la realidad

Imagen de Josep Pla, junto a la reedición de su “Viaje a Rusia” / Foto: La Razón
Imagen de Josep Pla, junto a la reedición de su “Viaje a Rusia” / Foto: La Razónlarazon

En los últimos tiempos se han editado libros escritos por periodistas como «Sobrevivir al miedo» o «Me llamo Meriam»

La pasada semana se mencionaba en este mismo artículo un excelente libro, «Yo pude salvar a Lorca», de Víctor Amela. En los últimos tiempos se han editado varios, también escritos por periodistas, pero a diferencia de éste, que ha introducido elementos de ficción en su última obra, han preferido ser fieles a su oficio para compartir con los lectores historias reales bajo la forma de reportajes periodísticos o de recuerdos vividos, en el caso de veteranos profesionales. Es el caso de Diego Carcedo, autor del muy ameno «Sobrevivir al miedo», que reúne diversas experiencias transcurridas a lo largo de una trayectoria de 45 años con el denominador común del miedo, un miedo que adopta formas diferentes y en contextos tan alejados entre sí como la frontera en Centroamérica, el corazón de África, una caótica Saigón, horas antes del abandono del ejército norteamericano, o la UCI de un hospital de Madrid donde, tras esquivar por muy poco de la muerte, fue capaz de elaborar un artículo.

En el último trabajo de Nacho Carretero, «En el corredor de la muerte», hay un mayor distanciamiento porque el protagonista de los hechos no es su autor, como ocurre con el libro de Diego Carcedo, sino Pablo Ibar, pero esa lejanía es relativa porque Carretero toma partido por la inocencia de este y consigue transmitir esta percepción entre sus lectores. El libro, crónica periodística impecable, se lee en un suspiro y ha sido adaptado a una serie de televisión de ficción por el mismo equipo de «Fariña» y con el andaluz Olmo Figueredo de productor asociado.

Frente a este alegato en pro de la justicia de un inocente que podría ser condenado a la pena de muerte, en «No te olvides», de Carlos Fonseca, se habla de los culpables del execrable crimen de Yolanda González en plena Transición. La investigación se enriquece notablemente con la reproducción de documentos, breve información complementaria sobre las personas citadas y la reproducción de la sentencia de la Audiencia Nacional de mayo de 1982. Con este planteamiento de libro-denuncia coincide «Operación Masacre», del periodista argentino Rodolfo Walsh. Se trata de una sobrecogedora crónica del fusilamiento de unos inocentes en represalia por una intentona golpista contra la coalición cívico-militar que despojó a Perón de la Presidencia de Argentina a mediados de los años 50. Tras realizar una modélica presentación de sus desafortunados protagonistas, Walsh reconstruye y relata magistralmente cómo sucedieron y cómo varios de estos inocentes lograron salvar, milagrosamente, su vida.

A diferencia de los dos libros anteriores, la historia narrada por Antonella Napoli en «Me llamo Meriam» es relativamente reciente; estos días hace justamente cinco años que Meriam Ibrahim Ishag, joven cristiana sudanesa, fue detenida bajo la acusación de apostasía y condenada a 100 latigazos por el cargo de adulterio al haberse casado con un cristiano y a morir ahorcada por negarse a abjurar de su fe. La autora del libro, periodista italiana muy sensibilizada con los Derechos Humanos y especialmente con la situación de Sudán, consigue que el lector reviva las penosas circunstancias de su protagonista y se solidarice con ella. Aunque los cristianos de Palestina no han protagonizado una historia tan dura como la de Meriam, su vida dista mucho de ser fácil al sufrir esporádicamente la ira de integristas musulmanes y estar bajo la permanente sospecha de connivencia con Israel, tal como retrata, con notable acierto, Jean Rolin en «Cristianos». Considerada como una de las más importantes escritoras de Australia, tanto por sus novelas como por su obra de no ficción, Helen Garner reúne diversos reportajes periodísticos en «Historias reales», en los que el lector puede encontrar reflexiones sobre su faceta de escritora o una perfecta descripción, sin caer en el morbo fácil, del proceso de una autopsia. Frente a la veteranía de Garner se encuentra Cristina Abad, cuya primera obra, «La libertad de amar», es una pequeña biografía sobre Guadalupe Ortiz de Landázuri, cuya beatificación est prevista para dentro de tres meses.

La reedición de «Viaje a la aldea del crimen», magníficamente escrita por Ramón J. Sender, es una vibrante y a la vez estremecedora crónica de la terrible masacre que tuvo lugar en Casas Viejas en enero de 1933. «Tres periodistas en la revolución de Asturias» tiene muchos elementos en común con el anterior por narrar con brillantez otro hecho histórico de notable trascendencia política sucedido durante la II República y por sus autores, entre los que destacan el andaluz Manuel Chaves Nogales, cuyo estilo periodístico es una delicia, y Josep Pla. De este último se ha reeditado recientemente «Viaje a Rusia», crónica de un viaje por este país en 1925. Es, asimismo, la inmersión en una joven revolución que se complementa con un interesante retrato de Andreu Nin, líder del Partido Obrero de Unificación Marxista, de inspiración trotskista, que ejerció de cicerone del joven Pla en Moscú, y que acabaría siendo asesinado por agentes estalinistas durante la Guerra Civil. El sistema de terror impuesto por Stalin tiene un papel primordial en «El meteorólogo», en el que Olivier Rolin, hermano mayor del autor de «Cristianos», reconstruye la historia de Aleksei Feodósievich Vangengheim, jefe del servicio meteorológico de la Unión Soviética y acusado de traición. Rolin consigue atrapar desde el principio el interés del lector, que asiste, estupefacto, a la caída en desgracia de este hombre, recluido en un «gulag», y que no volvió a ver nunca más a su hija pequeña, a la que trató de educar en la distancia de un modo ejemplar.