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Otro domingo más

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Otro más sin que el sol se haga dueño de las horas, como algunos políticos, con sus rayos distraídos mirando hacia otra parte. Las playas que deberían estar llenas, al menos los fines de semana, se encuentran en estado de melancolía, asoman boleros tristes como «esta tarde vi llover», un auténtico coñazo de tiempo. Raro, raro. Claro que para rareza nuestro momento político. Seguro estoy que al flamante a la vez que brillante Gobierno, no le van a conceder los famosos 100 días de cortesía política. La culpa la va a tener también el ex presidente Rajoy. Para él no había horarios ni fechas en el calendario, apenas se percibía un leve movimiento de cortinas, un lento paso y ahora queremos no sólo un programa, queremos que quede ya marcado en la primera reunión del consejo de ministras y ministros. Atención, novedad histórica. El consejo pasa a llamarse de ministras y ministros. Me parece estupendo, pero dada la composición, lo lógico sería que se llamase solo de ministras. Sin duda, el ministro del que más se ha comentado en los medios es Màxim Huerta, titular de Cultura. Se ha dicho de todo, desde que le quería quitar el puesto a su ex jefa Ana Rosa Quintana, hasta el chiste fácil de que es cierto que no le gusta el deporte pero que sí es partidario de bastantes deportistas. Recuerdo que en el primer Gobierno de Felipe González , la cartera de Exteriores la ocupó Fernando Morán. Fue tal el continuo bombardeo que sufrió que hasta se creó un género conocido como «chistes Morán» y en cualquier reunión siempre te contaban el último chiste sobre el personaje. Se llegó a escribir que no era casual la situación y que algunos asesores aconsejaron a González la necesidad de una especie de pararrayos porque si bien es cierto que la victoria electoral fue clamorosa el 28 de octubre de 1982 –obteniendo el 49 por ciento de los votos y 202 escaños–, fuerzas tanto financieras, políticas como militares tenían serios temores de lo que el joven presidente pudiese hacer con un poder tan inmenso como los españoles le habían otorgado. Si tuvo algo de verdad lo sucedido con el ministro Morán en los años 80, podría también ser cierta la repetición de la jugada.

También han salido artículos de un nivel más cultural, en los que a pesar de alegrarse de la vuelta del ministerio de Cultura, el nombramiento de Màxim Huerta les da pie para hablar del poco interés por la cultura que demuestran los políticos españoles. En alguno leía que sólo hay que ver la programación base de TVE y de Canal Sur. Se nombraban una serie de programas para demostrar el escaso nivel que las cadenas públicas otorgan a sus programaciones. Entre los nombres de espacios que se citaban estaba «Original y Copla». En este musical trabajo en calidad de jurado, aceptando totalmente que tanto los cientos de miles de personas que lo están viendo desde septiembre como especialistas y críticos juzgarán el programa de acuerdo a sus criterios y gustos. Sí quisiera que supiesen el esfuerzo que para un equipo de muchas personas significa sacar cada programa emitido, que además cuenta con el 10 por ciento de presupuesto que tienen musicales parecidos en cadenas nacionales. Que ha contado con unos concursantes que van desde muy aceptables a magníficos y con bailarines, maquilladoras, peluqueros, estilistas, sastras, músicos, guionistas, jurado... Todo ello dirigido por un grande de la televisión como Tomás Summer.

A pesar de todo esto, algunos tienen la libertad de dar por hecho que el programa no tiene la suficiente altura. Quisiera terminar dando mi opinión. En Canal Sur debe haber siempre un programa de copla, otra cosa es que el vehículo que se use para el mismo sea el adecuado. Convendría recordar que en los años 40, incluso en los setenta, en Andalucía y en muchas otras tierras de España, millones de mujeres y de hombres que no sabían ni lo que era un verso. No eran conscientes de que cuando cantaban una copla estaban aprendiendo grandes poemas de poetas magníficos como Rafael de León y tantos otros. Cultura popular cuando realmente no había cultura, ni tan siquiera educación para muchos españoles.