Sociedad

Cada vez más leoneses prefieren vivir en los pueblos aunque trabajen en la ciudad

Fomento estima que se han vendido más de 15.000 casas, en el medio rural leonés, en los últimos años

Miguel López y Begoña García, se trasladaron a la localidad leonesa de Murias de Rechivaldo, en la zona de la Maragatería, para que su hijo creciera en un entorno más rural
Miguel López y Begoña García, se trasladaron a la localidad leonesa de Murias de Rechivaldo, en la zona de la Maragatería, para que su hijo creciera en un entorno más rurallarazon

Cada vez son más los leoneses que deciden ir, o volver, a vivir en los pueblos aunque trabajen en la capital. Así lo confirman los datos del Ministerio de Fomento, que estima que se han vendido más de 15.000 viviendas en el medio rural leonés en los últimos años.

La despoblación y la crisis están pasando de largo en muchos núcleos pequeños de la provincia, que ven como sus casas son usadas como vivienda habitual, o como segunda residencia, lo que evita que se deterioren y mantiene el patrimonio de los pueblos leoneses y sus particularidades arquitectónicas.

Si bien es cierto que, entre semana, por cada chimenea humeante se cuentan tres o cuatro apagadas, las casas vacías no están abandonadas.

No se puede negar que muchas acaban con hierbajos creciendo entre las grietas de piedra, pero cada vez son más las que no solo se arreglan y rehabilitan, sino que se ocupan por familias que optan por el aire puro de la montaña, la paz de Tierra de Campos o el verdor de Babia.

vía de escape

Con la llegada de las estrecheces de la recesión económica, también fueron numerosos los casos en los que se decidió dejar la vivienda en la ciudad, normalmente más cara, para optar por una en un pueblo cercano, con inmuebles más baratos, con menos tasas e impuestos.

Es el caso de Jorge y Verónica, una pareja que decidió cambiar no solo su lugar de residencia, sino también su modo de vida, al pasar de un piso pequeño a una vivienda con espacios amplios, jardín, huerta «y sin gastos de comunidad», ríen.

No es de extrañar que en las localidades más demandadas por el entorno y los servicios, como Boñar, La Vecilla o Vegacervera haya crecido la venta inmobiliaria. Lo que resulta sorprendente es que en Destriana (con una población de 523 habitantes), se hayan vendido 44 viviendas los últimos años, en Almanza 43 (con 563 vecinos) o 24 en Izagre (con 173 habitantes).

Los factores demográficos no sirven, en estos casos, para explicar por qué no se para el mercado inmobiliario en los pueblos leoneses ni quiénes son o cuáles son las auténticas motivaciones de quienes adquieren las casas.

Sea como fuere, para primera vivienda, casa de veraneo o estancias cortas, los pueblos de León no se están quedando despoblados, sino que están «cambiando de población», reflexionan Jorge y Verónica.

«Hay gente que desciende del pueblo, a la que llegados a cierto momento de su vida les tiran las raíces, hay otros que buscan un lugar tranquilo en el que criar a sus hijos o pasar su jubilación y luego hay vecinos que simplemente compran los edificios anejos a los suyos para ampliar», explican.

Según se desprende de las estadísticas del Ministerio de Fomento, para establecer la residencia principal en el medio rural pesan más los factores geográficos y de servicios, mientras que en el caso de las segundas residencias tienen más peso los personales. En el primer caso, a grandes rasgos, los compradores buscan que esté cerca de León y en buen estado. En el segundo caso se prefieren las zonas de montaña, con vistas.

«No creemos que los pueblos vuelvan a tener la vida de los años 50, pero de viernes a domingo las calles ya se llenan», concluyen.