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Albert Batlle

La Guardia Urbana pide 1.500 agentes más sin contar jubilaciones

Entre los motivos, la inseguridad y el turismo masivo

La Guardia urbana tiene muchas con la gestión de Colau larazon

Entre los motivos, la inseguridad y el turismo masivo

Es bien sabido que desde hace tiempo las relaciones entre la Guardia Urbana y el Ayuntamiento liderado por la alcaldesa Ada Colau no son las mejores. La pasada semana hubo, por ejemplo, una vieja petición del cuerpo, la utilización de las polémicas pistolas Táser, que ya son usadas en países como Alemania o Francia, entre otros.

Se trata de una demanda pendiente de la Urbana, pero hay más, y más importante. Se trata del aumento de efectivos en el cuerpo.

Recientemente, el concejal de Seguridad del Consistorio, Albert Batlle, aseguró que habría una incorporación de hasta 1.000 agentes hasta 2.023, respondiendo así a las sempiternas peticiones del cuerpo.

No obstante, este anuncio tenía truco. De estas 1.000 nuevas incorporaciones previstas, se tienen que restar un mínimo de 400 plazas, en referencia a esta cifra de agentes que se jubilarán, e incluso podrían más. La media de edad de la Guardia urbana es de más de 43 años.

Ante este anuncio, el sindicato mayoritario de la Urbana, el Csif, respondió. Concretamente, calificaron de «insuficiente» el aumento anunciado por Batlle de los efectivos del cuerpo.

Concretamente, quieren 1.500 agentes más, netos, sin contar jubilaciones. Los sindicatos se quejan de que ahora son unos 2.900, menos incluso que en la Barcelona anterior a los Juegos Olímpicos.

El Csif básicamente critica la proposición del Ayuntamiento, por el citado aumento de agentes. Los consideran «reposiciones», y denuncian que no se trata de una ampliación de la plantilla». Añade el sindicato que pidieron un informe sobre las jubilaciones, pero que no han recibido respuesta alguna por parte del Consistorio de Colau. Recuerdan que hay jubilación por ley a los 67 años, aunque también puede ser voluntaria.

Insisten en los 1.500 agentes más necesarios para el cuerpo , y alguno de los argumentos son evidentes. El primero, evidendetemente, es el de la seguridad, que ha empeorado mucho este año en Barcelona, con 16 homicidios hasta ahora.

Pero hay más problemas. Por ejemplo, un gasto de nueve millones que tienen que aguantar por el eterno y polémico asunto de las horas extra. Son muchísimas horas a la semana, denuncian.

Razones no faltan. Ocho homicidios entre julio y agosto, y un incremento del 30 por ciento de los robos violentos, sobre todo a turistas y en el centro de la ciudad. A ello se unen, carteristas, manteros y demás, lo que está provocando en los últimos días rifirrafes entre Colau, y la consejería de Interior.

Colau lleva tiempo, según denuncian los sindicatos, pidiendo más agentes de los Mossos d’Esquadra en la ciudad, aunque minimiza las peticiones de la Guardia Urbana. Sus demanadas tuvieron efecto hace pocas semanas, cuando se incorporaron agentes de la Brigada Móvil de la Policía Autonómica del polémico barrio del Raval. Los desacuerdos entre la Guardia Urbana y el Ayuntamiento vienen desde muy lejos. Ocurrió con todos los anteriores alcaldes.

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