Cataluña

Torra pide «depurar» responsabilidades a Buch que reitera su apoyo a la actuación de los Mossos

El president de la Generalitat sorprende a la cúpula de Interior con su anuncio. Los CDR mantienen la tensión en la calle con la ayuda de las redes que empodera a los ciudadanos

Un joven en la protesta ante la conselleria de Interior, donde se organizó un acto para lanzar globos con pintura amarilla
Un joven en la protesta ante la conselleria de Interior, donde se organizó un acto para lanzar globos con pintura amarillalarazon

El president de la Generalitat sorprende a la cúpula de Interior con su anuncio. Los CDR mantienen la tensión en la calle con la ayuda de las redes que empodera a los ciudadanos

Cataluña se ha despertado otro día más angustiada y ya van diez desde la publicación de la sentencia del Tribunal Supremo contra los doce líderes del «procés». La tensión no arrecia. En la calle y dentro del mismo Govern. La cuenta de Telegram de «Anonymous Catalonia», con la que Tsunami Democràtic y los CDR organizan a la ciudadanía para movilizarse contra la sentencia, es un no parar de mensajes. No hay tregua. Ilustra muy bien la idea que Marck Zuckerberg tenía en la cabeza cuando creó Facebook para conectar a los estudiantes universitarios. Los ciudadanos que quieren participar en sus acciones informan y se informan. Que si «agentes de paisano de la Policía Nacional están haciendo identificaciones arbitrarias en Via Laietana», que si «necesitamos cuentas de “Forocoches”» o «instrucciones con medidas se seguridad para afrontar próximas movilizaciones y acciones en la calle».

Por ejemplo, «cuando hayas de hablar de cualquier cosa que te pueda incriminar, recomienda apagar el teléfono o ponerlo en modo avión y fuera de la sala donde puedas tener la conversación». También aconseja «apuntar en el brazo o un lugar seguro el móvil de un abogado y de los familiares con los que hayas de contactar en caso de detención». Ayer reunieron, una tarde más, a un millar de personas en la plaza España de Barcelona con paraguas y jabón, «para limpiar las calles de injusticia». Consideran una injusticia «los cien años de condena a los líderes del procés», «la represión del régimen del 78» y «la violencia policial».

Las imágenes de agentes antidisturbios que han participado en el dispositivo policial de la última semana actuando contra los manifestantes son de las informaciones más compartidas en los canales de comunicación de los CDR y Tsunami Democràtic. El conseller de Interior, Miquel Buch, se ha convertido en la bestia negra del independentismo. Los gritos de «Buch dimisió» son habituales en las protestas. Amnistía Internacional ha dicho que ve preocupante el aumento del número de heridos en las protestas y pide a la Policía que rebaje la tensión. Sindicatos y entidades sociales han convocado a la comunidad educativa y universitaria a una manifestación mañana a las seis de la tarde contra «la represión a los jóvenes». Incluso, unos 200 periodistas se concentraron ayer en la plaza Cataluña para reclamar el fin de las agresiones a los profesionales de la información. «Sin periodismo, no hay democracia», recuerdan.

Buch defiende a su policía. En la intervención de ayer para dar el parte de última hora de la crisis abierta en Cataluña tras la sentencia del 1-O reafirmó su confianza a los Mossos d’Esquadra. Pero apenas quince minutos después de que Buch y el director de la policía, Pere Ferrer, dijeran que recopilarán todas las imágenes y las analizarán antes de decidir si hay que abrir una investigación interna –cuatro jóvenes han perdido el ojo por un impacto compatible con una pelota de goma–, Quim Torra, desde el Palau de la Generalitat y sin previo aviso, ordenó a Interior «una investigación urgente para depurar responsabilidades». El president de la Generalitat anunció también la creación en el Parlament de Cataluña de una comisión que analice los altercados y las actuaciones policiales de esta última semana.

La petición de Torra pilló desprevenidos a Buch y a su equipo, que se enteraron en directo de las intenciones del president. Buch acababa de decir que un proceso de investigación no se debe hacer de manera precipitada, que primero hay que recoger las imágenes y analizarlas y que «lo que se ve en las redes sociales es el final de una actuación. Admitió que «en un colectivo de 17.000 personas evidentemente hay errores», antes de afirmar que en el caso de que se hayan producido actuaciones que no se

ajusten a los protocolos se corregirán.

202 detenidos

Ya van detenidas 202 personas por su presunta relación con los disturbios, cien han pasado a disposición judicial, de los cuales, 30 están en prisión preventiva sin fianza. El 16% de los detenidos son menores de edad, chavales muy jóvenes que participan en las batallas campales con cierta inconsciencia. «Algunos lo toman como un juego, quemar un contáiner provoca un subidón de adrenalina», cuenta una joven de uno de los CDR de los diez distritos de Barcelona que no quiere dar su nombre. «Pero otros están más concienciados con la sentencia y defienden que han pasado a la acción después de que sus padres no hayan logrado nada de manera pacífica», matiza. El perfil de los jóvenes detenidos y las causas por las que se han movilizado requiere un análisis detallado para no caer en generalizaciones. Otro ejemplo es que entre los detenidos hay un 13% de extranjeros, anarquistas antisistema italianos y franceses, pero también jóvenes marroquíes y menas.

593 asistencias en siete días de protestas

El Sistema de Emergencias Médicas (SEM) ha atendido a 593 personas en toda Cataluña entre los días 14 y 20 a raíz de las concentraciones, manifestaciones y protestas varias contra la sentencia del «procés». El 95% de las lesiones que han asistido son traumatismos, sobre todo, contusiones en las extremidades, heridas abiertas e incisas, politraumatismos y lesiones oculares. En total, cuatro jóvenes han perdido la vista y después de dar de alta a dos personas ayer, uno de los policías ingresados en el Sagrat Cor y otro en el Hospital del Mar, quedan ocho heridos en ingresados, un policía sigue muy grave en Sant Pau.