Valencia

El juez deja en libertad bajo fianza al grupo que desató el pánico en el metro

Los viajeros de la Línea 3 del metro de Valencia confundieron a unos alemanes evangelistas radicales con terroristas lo que provocó una pequeña avalancha que dejó a una joven herida

Imagen del vídeo grabado por uno de los pasajeros del momento en el que los viajeros se agolpan para salir del vagón (LA RAZÓN)
Imagen del vídeo grabado por uno de los pasajeros del momento en el que los viajeros se agolpan para salir del vagón (LA RAZÓN)larazon

Los viajeros de la Línea 3 del metro de Valencia confundieron a unos alemanes evangelistas radicales con terroristas lo que provocó una pequeña avalancha que dejó a una joven herida

El Juzgado de Instrucción número 6 de Valencia ordenó ayer la prisión eludible con fianza de 12.000 euros para los nueve detenidos que desataron el pánico en el metro de Valencia con proclamas religiosas, el pasado sábado. Los nueve detenidos están investigados en una causa abierta por un delito de desórdenes públicos.

Los hombres, de origen alemán y evangelistas, fueron detenidos la noche del pasado sábado, tras desatar el pánico en el metro al realizar proclamas religiosas y gritos de «somos todos pecadores», «vamos a morir» o «arderemos en el infierno».

El grupo de hombres, de entre 19 y 37 años de edad, entraron en un convoy de la línea 3 de Metrovalencia con una gran cruz y repartieron panfletos con proclamas religiosas.

Entre las proclamas, gritaron frases como «somos pecadores», «vamos a morir» o «arderemos en el infierno», y también sobre las drogas y la religión, lo que provocó un gran revuelo entre los pasajeros que llevó al conductor incluso a detener el metro, cuando circulaba entre las estaciones de Xàtiva y Alameda.

Ante los gritos de los hombres, que portaban mochilas y un carro de la compra, los pasajeros «se asustaron» y cuando el convoy se detuvo salieron en estampida, en la que resultó herida leve una joven.

Algunos de los viajeros del convoy señalaron que habían visto al mismo grupo unas horas antes frente a la plaza de toros de Valencia, próxima a la estación de Metro de Xàtiva, y que allí también estaban gritando proclamas religiosas similares a las que luego lanzaron en el metro. Por ello algunos viajeros trataron de calmar al resto al apreciar que no se trataban de terroristas sino de radicales religiosos, pero no todos los viajeros se serenaron con las explicaciones, máxime cuando los evangelistas llevaban un carrito de la compra, donde probablemente guardaban las octavillas que repartían, pero que atemorizó aún más al pasaje, por si estaba cargado de explosivos.

En dichas octavillas, los mensajes apocalíptico con infiernos casi ineludibles estaban presentes.

Al llegar a la siguientes estación y tras la «estampida» de decenas de viajeros, los vigilantes de seguridad trataron de desalojar al grupo de alemanes, pero estos se negaron a bajar argumentando que ellos no habían hecho nada y que su actitud no había sido violenta.

Minutos después llegó la Policía que había sido llamada por muchos viajeros del vagón del metro y que descendieron al andén sin saber muy bien qué se iban a encontrar allí abajo.

Al ver que los evangelistas no iban armados, la Policía les pidió que se bajaran y posteriormente los detuvo. Los viajeros que no había abandonado el vagón y que esperaban a que el convoy siguiera su marcha, abuchearon a los alemanes.