Teatro Real

Concierto de Año Nuevo en el Real: No sólo Strauss

Las composiciones de la familia austriaca predominaron en el programa, pero piezas poco conocidas, como «La tormenta de nieve» del ruso Svirídov, le dieron otra consistencia a esta velada que organizó LA RAZÓN y la Fundación Excelentia

Concierto de Año Nuevo en el Real: No sólo Strauss
Concierto de Año Nuevo en el Real: No sólo Strausslarazon

Las composiciones de la familia austriaca predominaron en el programa, pero piezas poco conocidas, como «La tormenta de nieve» del ruso Svirídov, le dieron otra consistencia a esta velada que organizó LA RAZÓN y la Fundación Excelentia.

Cuando los promotores de este Concierto de Año Nuevo de Madrid, LA RAZÓN y Fundación Excelentia, empezaron a darle forma a la idea, a principios de septiembre de 2013, no fueron pocos, incluidos empresarios del espectáculo y críticos, los que le pronosticaron un fracaso total. «No hay tradición en Madrid»; «la gente tiene la cabeza ese día en otras cosas»; «no hay público para llenar una sala de las dimensiones del Teatro Real un 1 de enero»... Tuvieron que escuchar comentarios de este cariz reiteradamente, pero el entusiasmo y la voluntad pudieron más. El tiempo, ese juez insobornable que da o quita la razón, ha demostrado que sí era posible. Es más, en la primera ocasión las entradas no se pusieron a la venta hasta mediados de diciembre y, aun así, se completó el aforo.

El día que estrenó 2018 se celebró la quinta edición y, al igual que en años anteriores, se volvió a colocar el cartel de «No hay billetes». Es más, desde el 15 del mes pasado, apenas quedaban localidades sueltas. La concurrencia, como siempre, se caracterizó por su diversidad. Todas las edades estaban representadas. Desde parejas jóvenes a familias enteras. Madrileños y visitantes de otras partes de España y del extranjero, entre los que sobresalían centroeuropeos y asiáticos, llenaron platea, palcos y anfiteatro.

Una cita con raíces

El presidente de la Fundación Excelentia, Javier Martí, destacó que esta cita musical ha echado raíces y se ha consolidado. «No sólo –argumenta– es una oferta interesante para los aficionados o los madrileños en general para la tarde del día 1 para ‘‘amansarse’’ tras el jolgorio de las fiestas, sino que también se ha convertido en un interesantísimo atractivo para los turistas nacionales y extranjeros que abundan por estas fechas en la villa y corte».

Dejando al margen el emblemático de Viena, en los últimos años han proliferado en diferentes puntos de nuestro país galas como ésta. Sin embargo, la que acoge el Teatro Real Real, patrocinada por Telefónica, presente desde la primera edición, y Politours, con la colaboración de Gesmedia y Bodegas Hispano+Suizas, es diferente porque no es una réplica sin más de la que se celebra en la Sala Dorada de la Musikvere de la capital de Austria. Esas diferencias estriban en la fecha –es la única que tiene lugar el 1 de enero–; el escenario –el espléndido Teatro Real–, y el programa –cada año diferente–.

Naturalmente, las creaciones de los Strauss coparon el programa, pero, precisa Martí, «siempre nos gusta dar un toque personal intercalando obras famosas e incluso algunas desconocidas». Este año impactó una –«The Snowstorm» («La tormenta de nieve»)– del músico ruso, Gueorgui Vasílievich Svirídov, un neorromántico ruso fallecido en 1998.

La pieza está a medio camino entre el vals centroeuropeo y la inconfundible sonoridad rusa. Una creación armoniosa y dinámica que dio frescura y distinción al repertorio. Pero hubo más novedades: «El vals de los patinadores», de Emile Waldteuffel; «Champagne Galop», del danés Hans Christian Lumbye, interpretado con gracia y dosis de humor, y «Sangre Vienesa», una opereta en tres actos de Johann Strauss (hijo).

El concierto arrancó con «El Murciélago», la opereta que concibió Johann Strauss (hijo) y cuyo libreto –escrito por Victor Léon y Leo Stein– relata un ajuste de cuenta en la Viena del siglo XIX. Concluyó, como no podía ser de otra manera, con «La Marcha Radetzky», en la que el público jugó un papel activo. Y, por supuesto hubo propina, «Bajo Truenos y Relámpagos», que se convirtió en una lección del director sobre cómo hacer palmas para seguir el ritmo.

«España»

Antes, se escuharon otras obras de la familia Strauss: « Vals Rosas del Sur», «Tik-Tak», «El Vals del Emperador», «Nachtigall Polka» («Polka del Ruiseñor»), «Electro-magnetische Polka» («Polka Electro-magnética»), «Bajo Truenos y Relámpagos», «Voces de Primavera» y «El Danubio Azul», entre otras. También sonó con fuerza «España», de Emile Waldteufel.

Aparte de las musicales, este año también ha habido innovaciones escenográficas. Mientras el escenario presentaba un aspecto minimalista, sin ningún elemento vegetal decorativo, un juego de luces daba color y alegría al trabajo de los músicos. Además, algunas de sus componentes optaron en esta ocasión por trajes largos de color abandonando el negro tan frecuente en actos de este tipo.

Director singular

La Orquesta Clásica Santa Cecilia actuó en esta ocasión bajo la batuta del australiano Kynan Johns, quien se hecho ya un habitual en Madrid. Un director peculiar, enérgico, expresivo, gesticulante, simpático y muy amigo de la chanza y la broma cuando la ocasión lo permite.

Ha sido asistente de Lorin Maazel y de Zubin Mehta en el Palau de les Arts Reina Sofia de Valencia. Ha conseguido una gran reputación en Europa, Australia, Israel y América, donde actualmente reside. Ganador del prestigioso Premio Internacional de Dirección Dmitris Mitropoulos (2002), finalista en el concurso Internacional Maazel / Vilar (2002) y en el 49 Concurso Internacional de Dirección de Besançon (2005), ha dirigido alrededor de 70 orquestas y compañías de ópera por todo el mundo. Debutó en el Viejo Continente en el año 2000, dirigiendo la Cuarta Sinfonía de Beethoven con la Orquesta Sinfónica de la Radio Holandesa.

La Orquesta Clásica Santa Cecilia, fundada en 2002 por el propio Javier Martí, echó a rodar dando conciertos privados. Está integrada por profesores de dilatada experiencia que han tocado en los atriles de las más prestigiosas orquestas de España y Europa, y que les permite abordar los los repertorios clásicos con técnica y destreza. El resultado es de gran calidad. Ha sido dirigida por importantes maestros como Grzegorz Nowak, Michail Jurowski, Jean-Jacques Kantorow, Thomas Sanderling, Kynan Johns, János Kovács, Alexander Polyanichko, Henrik Schaefer, Michael Christie, Jonas Alber, Julian Kuerti, entre otros. Han actuado con ella solistas instrumentales de la talla de Krystian Zimerman, Nicola Benedetti, Vesko Eschkenazy, Renaud Capuçon, Maxim Rysanov, Radovan Vlatkovic, Leticia Moreno, Eric Le Sage, Judith Jáuregui, Konstantin Lifschitz, Eldar Nebolsin, entre otros grandes solistas del panorama internacional. Funciona bajo el amparo de la Fundación Excelentia, una institución sin ánimo de lucro que tiene el objetivo de promocionar el patrimonio lírico-musical.

Los invitados tuvieron la oportunidad de brindar en el intermedio con uno de los cavas más de moda en la actualidad, «Tantum Ergo», de Bodegas Hispano+Suizas, y cuyo «rosé» acaba de ser distinguido nuevamente como «el mejor cava rosado del año» por la Asociación Española de Periodistas y Escritores de Vino.