Acoso sexual

De profesión, atracador

La Razón
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«Aprenden su oficio en la calle y se van especializando», esta frase resume la tipología general de un «veterano» atracador. A atracar se aprende, son profesionales que viven del delito, verdaderos especialistas que perfeccionan y desarrollan sus técnicas con el tiempo. No hay mucha diferencia con un panadero, carnicero o electricista. Ningún atracador comienza con un banco, sus comienzos rateros determinan la consecución de una pequeña cantidad de dinero de forma fácil atemorizando a una persona, robando a cobradores o repartidores de pizza, como el «Goyito» con sólo 12 años...; es así de simple. A partir de ese momento se van especializando a lo largo de su vida, es su forma de vivir. Un verdadero clásico, un «maestro» como el «solitario» había depurado tanto su técnica que invalidaba los métodos de investigación clásicos. Tanto en el viaje previo de reconocimiento como en el del día del atraco, evitaba el contacto con los posibles testigos: nunca comía en restaurantes, ni se alojaba en hoteles, ni repostaba en gasolineras, ni se paraba a tomar un café. Su coche le servía de hotel rodante. Dormía unas pocas horas en descampados, se alimentaba de comida en lata y llevaba bidones para el combustible. La cárcel es su universidad, los reafirma en sus valores al encontrarse con otros «compañeros de la misma profesión». Nadie en su sano juicio puede pensar en una reinserción cuando convives entre iguales.

Su fama es su fracaso. Los referidos pasan ahora sus días en la cárcel y forman parte de archivos policiales con la especialidad delictiva a la que se dedican; serán los primeros sospechosos fuera de ella... Su profesión se ha truncado, su castigo es ver el cielo detrás de unos barrotes.