Aeropuerto de Madrid Barajas

Barajas: Los aviones seguirán sobrevolando Santo Domingo

El Supremo adelanta que no pondrá fin a los vuelos sobre la urbanización de Algete a pesar de que en 2008 ordenó su cese al considerar probado que «vulneraban el derecho al descanso de los vecinos».

Los propietarios aseguran que seguirán luchando contra Aena: «Esto no parece un Estado de Derecho».
Los propietarios aseguran que seguirán luchando contra Aena: «Esto no parece un Estado de Derecho».larazon

El Supremo adelanta que no pondrá fin a los vuelos sobre la urbanización de Algete a pesar de que en 2008 ordenó su cese al considerar probado que «vulneraban el derecho al descanso de los vecinos».

Los aviones que aterrizan en la cuarta pista del Aeropuerto de Barajas seguirán sobrevolando la Urbanización Santo Domingo. Así lo ha determinado el Tribunal Supremo en un fallo que se hizo público ayer y que supone un «adelanto» de la sentencia con los detalles que aún tardará unos días y una «sorpresa» para los vecinos de esta tranquila urbanización de chalets situada en Algete que pedían el cese total de los vuelos y no sólo la reducción del 30% de éstos tal y como había ordenado el TSJM en su interpretación de la sentencia firme del Supremo del año 2008.

La sección cuarta de la Sala de lo Contencioso Administrativo del alto tribunal deliberaba desde el pasado 14 de marzo sobre cómo se debía ejecutar la histórica sentencia del Supremo de hace nueve años en la que el tribunal consideró acreditado que estos vecinos soportaban altos ruidos por la actividad aérea de la pista 18R/36L de Barajas, que se vulneraba «su derecho fundamental a la intimidad domiciliaria» y lo que fue más celebrado en Santo Domingo: ordenaba el cese del ruido.

El triunfo de 2008 se desvaneció ayer con el séptimo fallo de una batalla judicial con más de diez años de historia y que se inició en 2004 de la mano de 346 vecinos que presentaron un contencioso-administrativo contra las rutas aéreas que sobrevolaban sus casas. El TSJM desestimó aquel primer recurso en febrero de 2006, pero cinco vecinos, en representación de las 950 familias, recurrieron y en 2008 el Tribunal Supremo se pronunció a favor del fin de los vuelos por encima de la urbanización ordenando incluso «el cese de la causa de la lesión».

José María Serrano-Pubul, portavoz de la Asociación contra el Ruido y Riesgo de Aeronaves de Ciudad Santo Domingo, explicaba ayer a LA RAZÓN que el problema llegó cuando el Supremo no entró a valorar la forma en la que debían reducirse las molestias a los vecinos y dejó al TSJM la ejecución de la sentencia. Este tribunal decretó una reducción del 30% de los vuelos que nunca ha llegado a cumplirse y «que nunca ha satisfecho a ninguna de las dos partes»: los vecinos de Ciudad Santo Domingo, por un lado, pedían la eliminación total de los vuelos que sobrevuelan su urbanización; y Aena y el Ministerio de Fomento pedían por su parte reducir ese porcentaje, aludiendo a las pérdidas económicas que causarían a la economía española.

En estos últimos años la Justicia ha emitido «siete autos que han sido recurridos por ambas partes», explica Serrano-Pubul. A pesar de que en repetidas ocasiones el TSJM ha instado a Aena a cumplir su resolución y reducir el número de vuelos en un 30%, la compañía nunca lo ejecutó. Este extremo llevó incluso a los «cinco valientes de Santo Domingo» a interponer una querella criminal contra Aena por los presuntos delitos de desobediencia y contra el medio ambiente que llevó al banquillo en 2016 a José Manuel Vargas Gómez, presidente y consejero delegado de Aena, y a su antecesor en el cargo, Juan Ignacio Lema Devesa.

La sentencia, en unos días

El Supremo debía ahora decidir si la orden de ejecución del TSJM era ajustada y, según adelantó ayer, no parece que así sea. Aunque será dentro de unos días cuando dé a conocer el texto de su resolución en el que además fijará las bases que deberá seguir la Administración para la «exacta ejecución» de la mencionada sentencia, el alto tribunal apunta a medidas menos duras. Según detalló ayer «rechaza que dicha sentencia –en referencia a la de 2008– exija una prohibición absoluta de sobrevuelo en la zona controvertida» y señala además que la reducción de los vuelos que estableció el TSJM en 2014 «tampoco constituye fiel ejecución de lo ordenado en su día».

Desde Aena afirmaron ayer que el fallo adelantado es una «buena noticia». Sin embargo, desde la comunidad de propietarios Ciudad Santo Domingo, Santiago Calderón, aseguraron ayer a Efe estar «sorprendidos porque llevamos ocho años con una sentencia firme que no tiene más recorrido judicial», porque esa vía se agotó en el Supremo y, sin embargo, los tribunales «no ejecutan la sentencia». «Esto no parece un Estado de derecho: un país donde no se ejecutan las sentencias es un país donde no existe el Estado de derecho ni la seguridad jurídica», afirmó Calderón. Además, confía en que pidan que se eliminen todos los vuelos, «ni el 30 ni el 50%», porque lo contrario sería permitir que continúe «una lesión de derechos fundamentales» que «se alarga desde hace ocho años». Desde la Asociación contra el Ruido y Riesgo de Aeronaves aseguran que esto no les va a frenar. Subrayan que el avance de la sentencia del Supremo supone «un puñetazo en la mesa» del tribunal, ya que confían que «por fin» el alto tribunal establecerá las «pautas necesarias para que se aplique la sentencia firme de 2008». Serrano-Pubull admite que «si la sentencia va en la línea de limitar los vuelos y no prohibirlos» no dudarán en «continuar la batalla» y es que, como afirma Serrano-Pubul, después de 13 años de lucha no van a tirar la toalla. Están dispuestos a seguir al pie del cañón: «El error de Aena siempre ha sido pensar que los vecinos íbamos a abandonar la lucha por cansancio y hastío, sin embargo, aquí tenemos nuestra vida, nuestro patrimonio y nuestros amigos, y aquí seguiremos», sentencia. El portavoz de la Asociación contra el Ruido y Riesgo de Aeronaves asegura que no va a dejar que «los derechos fundamentales consagrados en la Constitución sean vulnerados», ya que defiende que «el ruido de los aviones constituye una intromisión en la intimidad».