Ministerio de Justicia

Tasas judiciales

La Razón
La RazónLa Razón

No sé qué habrá levantado más ampollas, los recortes a los profesionales de la medicina o las nuevas tasas judiciales. En el último caso uno de los colectivos más perjudicados es sin duda el de los famosos B, que son aquellos habituales de ciertos programas que después de contar intimidades que sonrojarían al mismísimo Casanova, se ofenden si algunos de los periodistas o colaboradores habituales del espacio les dicen, por ejemplo, «hija, con 45 años es para que tuvieses más cabeza». La citada invitada, poseída de pronto por una furia sarracena, empieza a gritar que ríete de Bette Davis en su más tremendo dramón: «Cómo puedes ser tan mala, cómo me puedes hacer tanto daño, decir que tengo 45 cuando todo el mundo sabe que sólo tengo 43. De esto te vas a acordar toda la vida, te voy a poner una demanda que te dejará en la calle». Efectivamente, por cosas similares se han llenado los juzgados. Teniendo en cuenta que los citados personajillos usaban la querella como aval para ir a otros programas, les resultaba rentable el uso de la ley aunque perdieran las demandas.

Luego están los personajes VIP, que en algunas ocasiones también son citados en los juzgados. Con la eficacia que le caracteriza, no me extrañaría que el ministro de Justicia creara una tasa para los grandes medios, ya que las puertas de las audiencias se convierten en auténticos «photocall», y el ministro podría opinar que en beneficio de la prensa. Ya se sabe que donde hay beneficios, hay impuestos. Para ejemplo, dos mujeres que además son «parientas», una cantaora, la otra duquesa. Isabel Pantoja, que vuelve a sentarse en el banquillo más incómodo de toda su vida. Al parecer el juicio va más rápido de lo que se esperaba, puede terminar en febrero, con lo cual la sentencia se produciría a principios del verano. La duquesa de Montoro tiene hoy la vista en la que el juez decidirá si procede a dar la custodia de su hija Cayetana al padre de la misma, Francisco Rivera. La decisión del juez, gane quien gane, de alguna forma perjudicará a los tres, ya que el buen entendimiento que había existido siempre, se romperá.