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Iberdrola

Iberdrola estudia los vientos para ubicar sus parques eólicos

Gracias a un dispositivo remoto se elige previamente el lugar más óptimo para que la producción sea la más eficiente

Parque eólico
Parque eólicoFrancis TsangFrancis Tsang

La medición e identificación del viento en la etapa pre-constructiva de un parque eólico es de vital importancia para estimar las producciones esperadas durante toda la vida útil del proyecto. Con ello se pretende conocer de antemano la rentabilidad de la inversión y, también, localizar los lugares óptimos, desde el punto de vista del viento, para ubicar los aerogeneradores en las posiciones más eficientes. El nuevo sistema remoto LiDAR (Light Detection and Ranging) utilizado por Iberdrola es un dispositivo que mide la velocidad y dirección del viento a distintas alturas mediante impulsos lumínicos, permitiendo la medición de su perfil vertical. Para funcionar emite pulsos con un láser vertical de alta frecuencia, que al rebotar en los aerosoles contenidos en el aire y basándose en el principio del efecto Doppler (cambio en la frecuencia de una onda como consecuencia del movimiento relativo entre emisor y receptor), mide la velocidad y dirección del viento a alturas entre 40 y 300 metros.

Entre las ventajas de esta tecnología frente a las tradicionales se encuentran la eliminación de los riesgos de trabajo en altura, ya que las estaciones meteorológicas requieren trabajos manuales entre 80 y 120 m; la menor afección al medioambiente y al campo visual; la reducción del tiempo de tramitación para iniciar las medidas y la disminución del tiempo de cálculos en cada punto; el menor coste en el suministro e instalación, ya que cada dispositivo equivale a dos torres de medición de 80m; y la obtención de mediciones hasta 300m de altura.

Además, el dispositivo remoto LiDAR, que puede colocarse casi en cualquier lugar -en alta mar, en tierra firme y en terrenos complejos- aporta medidas igualmente bancables y aprobadas por normativa IEC, certificadores y tecnólogos, que los medios tradicionales. Como ejemplo, para un proyecto eólico de 100MW, con esta tecnología se debe instalar una torre y situar el dispositivo en tres o más punto durante tres meses cada uno de ellos. Mientras que, sin ella, lo normal es instalar cuatro torres de 100 metros durante, al menos, 12 meses.

Medios tradicionales

Esta medición hasta ahora se realiza con estaciones meteorológicas compuestas por torres de acero de alturas de entre los 80 y 120 metros, donde se instalan sensores meteorológicos a distintos niveles (anemómetros, veletas, termohigrómetros…). Entre sus funciones se encuentran la caracterización de la velocidad del viento a la altura de buje de los aerogeneradores proyectados, el conocimiento de la dirección de viento predominante para diseñar la implantación de aerogeneradores, o la averiguación de la variación del viento con la altura y calcular la densidad del aire.

Para identificar adecuadamente el viento en todo el emplazamiento donde se pretende ubicar el parque se necesitan instalar varias estaciones: una o dos cada 50 MW y a altitudes cercanas a la altura de buje de los aerogeneradores. En el pasado significaba situarla a 45 metros del nivel del suelo, después a 78 y actualmente entre los 115 o 125 metros.

El proceso de evaluación y selección de emplazamientos eólicos, también llamado Greenfield eólico, se basa en la superposición de distintas capas de información sobre un mapa o atlas inicial de recurso eólico. Este atlas es un mapa de isoventas de alta resolución que muestra la velocidad promedio anual y la dirección del viento en cada punto. Basado en modelizaciones con datos de reanálisis satelitales, en él se pueden destacar las áreas de interés desde el punto de vista del aprovechamiento eólico (zonas con velocidades anuales por encima de los seis m/s a unos 80m de altura).

En esta fase de evaluación y selección de emplazamientos, sobre este atlas eólico, se añaden otras capas de restricciones preliminares como restricciones ambientales generales (Zonas de Especial Conservación, ZEPAs, Parques Naturales, etc.); zonas de exclusión ambiental de Miteco o de las comunidades autónomas; núcleos de población y su área de conservación; infraestructuras de transporte (carreteras, caminos, vías pecuarias...); infraestructuras eléctricas (líneas de alta tensión); mapas de pendientes (modelos digitales del terreno); disponibilidad de acceso y conexión cercana; o mapas de uso de suelo, entre otras.

Una vez que estas restricciones han sido filtradas sobre las áreas de interés eólico, se obtienen las zonas Greenfield sobre las que es necesario realizar un estudio de detalle de las restricciones, orografía, y, sobre todo, ajustar y calibrar el atlas eólico con medidas de viento llevadas a cabo con estaciones meteorológicas o dispositivos remotos (Lidar) instalados en los emplazamientos.

Apuesta por la energía eólica

El grupo Iberdrola fue pionero en el impulso de la energía eólica terrestre hace más de dos décadas, y hoy encabeza el desarrollo de la eólica marina, una de las claves del crecimiento de la compañía, por el que inició su apuesta hace ya años. La compañía acaba de anunciar una inversión global de 17.000 millones de euros en energías renovables. De ellos, más del 40% se destinarán a proyectos de eólica marina. Su objetivo para 2025 es alcanzar los 52.000 Mw de capacidad. En cuanto a la capacidad eólica terrestre instalada aumentará en un 40%, con un crecimiento de 23.500 MW.

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