El coñac más caro del mundo tiene 258 años y aún es bebible

El coñac se obtiene tras destilar un vino que suele ser blanco. Tras este proceso, se añeja el aguardiente resultante durante el tiempo adecuado para que el sabor se suavice. Tiene un sabor dulce que gusta a paladares alrededor de todo el mundo.

Si te encuentras entre sus adeptos, te encantará saber cuál ha sido el coñac más caro del mundo, objeto de deseo de coleccionistas. Recientemente, la casa de subastas Sotheby’s ha presentado al mundo un nuevo récord en la subasta de una botella de coñac: 144.525 dólares.

Pero la botella en cuestión, no solo es la más cara del mundo, también es la más antigua. Esta botella de Cognac Gautier 1762 es “la botella de Cognac clásico más vieja vendida en una subasta”. Solo se ha vendido esta botella, que corresponde a un lote de tres, y conserva aún todas sus etiquetas originales.

“Esta era la última y la más grande de las botellas, conocida como ‘Grand Frère’, o ‘Gran Hermano’ en español. Su hermana menor (‘petite soeur’) permanece en el Museo Gautier y el hermano pequeño (‘petit frère’) se vendió en una subasta en Nueva York en 2014”, afirman desde la casa de subastas.

¿Cómo de antiguo es este coñac?

Tiene su origen en 1762. Pero, quizá, si mencionamos algunos eventos que tuvieron lugar durante ese año, entendamos mejor su longevidad. “El año 1762 es distinguido por un gran número de eventos históricos: la entrada de Gran Bretaña a la Guerra de los Siete Años contra España y Nápoles, Catalina II se convirtió en emperatriz de Rusia y el primer desfile del Día de San Patricio celebrado en la Ciudad de Nueva York”. Suena lejos, ¿no?

¿El prestigioso propietario podrá disfrutar de su sabor?

“Sí, debería de seguir siendo bebible. Si bien el líquido ciertamente habrá envejecido dentro de la botella, la merma (el nivel de líquido dentro) sigue siendo muy buena, sugiriendo que el sello no ha sido comprometido y la evaporación es mínima. Los líquidos con altos niveles de ABV, como este, se preservan muy bien, aunque yo esperaría que hubiera un ‘O.B.E.’ discernible. A veces esto puede dar unas notas tropicales muy placenteras y otras veces un sabor a avena menos agradable. También podemos asumir que el vidrio que se usó para embotellar el coñac no era completamente inerte y habrá impartido algunos sabores por su cuenta”.