Delincuencia
Los siete meses de cautiverio de Ramona
Vino de Rumanía hace un año para vivir con su novio pero él la mantuvo encerrada en una vivienda ilegal de la Cañada
Ramona Gabriela no pensó nunca que la vida en España fuera lo que se encontró. Tiene 19 años, vivía en Rumanía y se enamoró gracias a las redes sociales de un compatriota ocho años mayor que ella que residía en Madrid. Aquello de la capital de España le sonaba bien y enseguida imaginó una vida perfecta con el que creía el amor de su vida. Con toda la ilusión del mundo, decidió hacer las maletas y cruzar Europa para instalarse aquí. Hace un año de aquello. La casa de aquel chico no se parecía a ninguna de las que le dio tiempo a ver a través de la ventanilla del coche una vez puso un pie en Madrid: estaba en el sector 2 de la Cañada Real.
Además de con su novio, vivían con parte de la familia de éste en la parcela 167 de esta parte del poblado, que corresponde a la zona de Vicálvaro. No es la peor zona de la Cañada, pero nada esperanzador. Aún así creyó que el amor podría con esas precarias circunstancias y que podían prosperar. Así, trató de buscar trabajo pero a su novio no le parecía bien. Las presiones para que no saliera de casa eran cada vez mayores: nunca podía salir sola (tenía que acompañarla siempre algún familiar) y poco a poco fue reduciendo cada vez más sus salidas hasta el punto de no dejarla salir de casa. Después, llegaron los malos tratos físicos y el encierro definitivo.
Desde el pasado mes de mayo, según fuentes policiales, la joven ya no salía de casa. Para asegurarse de que una hipotética fuga resultara infructuosa, el novio le había escondido el pasaporte. Como siempre había mantenido cierta comunicación con su familia de Rumanía, su madre comenzó a darse cuenta de que ya apenas contestaba a los mensajes o la notaba rara cuando la llamaba. Y es que también le habían restringido el uso del teléfono y, por supuesto, si hablaba, prohibido contar la situación.
El día de Nochebuena Ramona recibió una paliza tremenda y de alguna manera debió contar algo a su madre. Ella le dijo que por qué no se volvía y entonces lo confesó: porque no la dejaban. El día 31 su madre decidió denunciar la situación en su país y, de forma inmediata, comenzaron las gestiones con la Agregaduría de Interior de Rumanía en Madrid, que localizó dos posibles ubicaciones de Ramona de forma muy rápida. Una de ellas era la buena. Los agentes de la Policía Nacional de la comisaría de San Blas-Vicálvaro acudieron a liberar a la joven en la Cañada. Antes, según fuentes policiales, la había llamado por teléfono y alguien con voz de mujer contestó, se hizo pasar por ella y dijo que se encontraba perfectamente. Era la tía del novio de Ramona. Pero el embuste no les sirvió de nada. Los agentes acudieron a la vivienda el día de Reyes. Preguntaron por ella, pero dijeron que allí no había ninguna Ramona. Entonces marcaron el teléfono y comenzó a sonar en la cocina. Eran ya cerca de las 23:00 horas del pasado lunes cuando la joven pudo ser liberada. Los agentes procedieron a la detención de tres personas: el novio de la joven –que tenía antecedentes por delito contra la seguridad vial y usurpación– y dos tíos de éste (mujer y hombre).
✕
Accede a tu cuenta para comentar