Teatro

Rossy de Palma: una oda a la resistencia

Presenta en los Teatros del Canal «Resilienza d’amore», una obra íntima

Rossy de Palma en «Resilienza d’amore»
Rossy de Palma en «Resilienza d’amore»La Razon

Es, desde hace mucho tiempo, más que una «chica Almodóvar», término del que no reniega (faltaría más) pero que queda corto para su trayectoria. Ella se define como «artista dadaísta» que invoca a formas irracionales de expresión, así lo describe la RAE y no hay motivos para desdecirla.

Los Teatros del Canal le abren sus puertas a Rossy de Palma y «Resililienza D’Amore», un espectáculo que se creó para el Teatro Piccolo Grasi de Milán. De Palma no se pone límites a partir de la palabra, tan de moda, «resilencia», que no es otra cosa que la capacidad de sacar de una experiencia vital dañina (o que como poco deja un poco de hiel en el alma) algo positivo que reconcilie a cada cual con su pasado. «He concebido mi vida artística como un acto de rebeldía animado por la voluntad de comprender la esencia de los sentimientos y el misterio que se esconde tras las apariencias de las cosas. Como si la vida fuese una cebolla a la que vamos quitando una a una sus capas para descubrir que, al final del viaje, solo nos quedará la humedad mientras la pelábamos», afirma la actriz y modelo en la reflexión que ofrece en la página web de los Teatros del Canal. En la última frase resume lo sanador que puede ser el arte: «la poderosa capacidad balsámica que nos aportan la poesía, la música, el arte y su intrínseca belleza no es más necesaria que nunca en estos tiempos convulsos». Descubrió lo que era la resilencia en 2000, a partir de una lectura de Boris Cyrulnik, un neurólogo, psiquiatra y psicólogo galo que había tratado a personas que pasaron por los campos de concentración. En el momento que estaban allí solo concentraban sus fuerzas en sobrevivir; después, había que sobreponerse a los recuerdos y, sobre todo, a las miradas de los otros y el juicio que hacían de ellos. Esa resistencia fue el motor de esta obra.

En el repertorio hay piezas de música, clásicas y contemporáneas, que son imprescindibles para cualquier melómano o cualquiera que sienta inquietud por la música. «La lacrimosa» es la parte final del réquiems de muchos artistas como Verdi, Berlioz y Mozart, pieza que De Palma ha elegido; «La boca-Dalí Dixit» es un reencuentro sentido con el maestro y con el surrealismo; «Collar de perlas»-with Adanowsky, es una adaptación del músico indie con resonancias de bolero; incorpora al compositor de bandas sonoras más premiado en los Goya, Alberto Iglesias y fiel escudero de Almodóvar con dos temas: «La luna y la playa» y «Frames»; «Pena Tiranna», de Xabier Sabata a partir de una obra de Handel; rescata «Heal Heels» de las variaciones Goldberg 25; «Velos», de la artista multimedia Rosie Chan; «La parte de mí», de la propia De Palma; «Forget me not», de compositor francés Rene Aubrey, que se ha distinguido por conciliar armonías clásicas con instrumentos modernos y que ha trabajado con la bailarina Pina Bausch, con la que Almodóvar colaboró en la cinta «Hable con ella» (2002), y no falta ni Björk ni Ornella Vanoni, una de las puntas de lanza de la canción melódica italiana.

Este catálogo musical es mucho más que una carta de presentación, es una declaración de intenciones del espectáculo de Rossy de Palma, una obra intimista que intenta conectar con el espectador desde las vísceras apelando a los sentimientos más que al raciocinio, invitándole a repensarse e incluso refugiarse en su ser.