Los ancianos han sido el grupo más golpeado por el coronavirus

Navidad 2020 en las residencias de ancianos: a distancia, pero en familia

Como población de riesgo, muchas personas mayores pasarán estas fiestas en los mismos asilos en los que han vivido los momentos más difíciles de la pandemia, en compañía de quienes trabajan día a día por su bienestar

Blanca tiene el don de la voz. No se dedica profesionalmente a cantar, pero le gusta compartir su talento con las personas que le rodean. En casa o en el trabajo, ella improvisa una zarzuela sin subirse a ningún escenario, sin juego de luces ni micrófonos enredados en el pelo; sin más adornos que su pasión, Blanca regala a quienes la escuchan el placer de un concierto en vivo y en directo, a capela y en privado. Y como el público incondicional que son, los que han hecho de la Residencia de Mayores DomusVi Albufera su hogar, se lo agradecen siempre con un aplauso más desordenado y quebradizo que de costumbre, pero tanto o más caluroso que los que retumban en los grandes teatros. Como Blanca, cada trabajadora y trabajador de esta residencia y de todas las demás, han sido y son el colchón de muchos ancianos y ancianas que, desde marzo, se saben más vulnerables. «En un centro la sensación de soledad no es la misma que en un domicilio porque aquí estamos todos nosotros para amortiguar ese sentimiento», explica Mariluz Domínguez, directora del centro DomusVi Albufera, sobre la importancia de la relación del personal con los residentes ahora que la pandemia obliga a mantener los asilos en una burbuja de seguridad contra la Covid-19, también y especialmente, en Navidad.

Quienes afrontan esta crisis sanitaria en la tercera edad lo hacen desde la posición más frágil en tanto que población de riesgo y, sin embargo, están demostrando tener la fortaleza que le falta a buena parte de la sociedad frente a una situación extrema. «Desde el principio y en todo momento, ellos sabían lo que estaba pasando y, la verdad, hemos aprendido mucho de la resiliencia de su generación; se nota que son personas que han llegado a su última etapa vital tras afrontar muchas cosas y, por eso, han sido todo un ejemplo para nosotros», asegura la directora de la residencia DomusVi Albufera que, tras una dura primera ola de congios, aguanta con la experiencia como bandera sin rebrotes. Así, según cuenta Mariluz Domínguez, la relación de cuidados entre el personal y los mayores en las residencias de ancianos ha sido y está siendo recíproca durante esta pandemia, pero, ahora, cuando se celebran unas fiestas navideñas marcadas por las restricciones, son los trabajadores los que tienen en su mano el deber y el poder de que los residentes, aunque lejos de casa, se sientan en familia.

Del centenar de personas que viven en el centro DomusVi Albufera, en Vallecas, apenas seis han salido de las instalaciones para pasar estas Navidades en casa de sus familiares, lo que representa un nuevo reto para el centro y, al mismo tiempo, una enorme prueba de confianza: «Sentimos una gran satisfacción con la respuesta de las familias, que han decidido cuidar a sus seres queridos no exponiéndoles a una situación que podría suponer más perjuicio que beneficio», afirma la directora. Así que, este año más que nunca, la residencia, como el gran hogar que es, se ha vestido de gala y, entre espumillones, celebra una Navidad diferente, pero en un ambiente tan entrañable como han podido crear Blanca y el resto del equipo. «La programación navideña de este año se está desarrollando en su mayoría a través de una pantalla, lo que es posible gracias a que nosotros a nivel profesional hemos volcado nuestro tiempo en facilitar la comunicación entre residentes y familias desde el confinamiento, mejorando la infraestructura tecnológica del centro», subraya Mariluz Dominguez.

Durante estas fiestas, el centro DomusVi Albufera en Madrid organiza comidas navideñas para residentes y acompañantes en mesas para tres comensales como máximo.
Durante estas fiestas, el centro DomusVi Albufera en Madrid organiza comidas navideñas para residentes y acompañantes en mesas para tres comensales como máximo.Luis DíazLa Razón

Cartas anónimas por Navidad

Hace no tanto, ellos mismos no se habrían podido creer que un teléfono móvil se convertiría en su gran aliado, en su ventana al mundo exterior cuando este deja de ser seguro, mucho menos que aprenderían a hacer uso de ese tal Internet, pero así ha sido. Lo saben bien desde Adopta un Abuelo, programa de acompañamiento intergeneracional nacido en 2014 con el objetivo de asegurar que todas las personas mayores se sientan escuchadas y queridas y que cuenta hoy en día con 1.079 voluntarios y 520 ancianos beneficiarios en la Comunidad de Madrid. Una iniciativa que, si bien nació para cruzar los caminos de jóvenes con voluntad de ayudar y personas mayores en residencias de forma presencial, no ha tenido más remedio que adaptarse a las nuevas circunstancias y agarrarse también a las tecnologías. «Ante las dificultades de la pandemia, decidimos empezar con el acompañamiento telefónico a través de un sistema de llamadas en la nube que garantiza la protección de datos, tanto del voluntario como del abuelo», explican desde la organización que, durante estas Navidades, ha dado un paso más lanzando la campaña «Una carta para un abuelo» para que ningún residente se quede sin su felicitación durante estas fiestas de obligado distanciamiento social.

Desde el 2 de diciembre, Adopta un Abuelo ha recibido ya casi 150.000 cartas a través de su página web: «Nuestro equipo de operaciones de trabajo social es el encargado de leerlas y filtrarlas para que todo el contenido que llegue a las personas mayores sea correcto y respetuoso; nosotros se las hacemos llegar a las residencias, que son luego las que las imprimen y entregan», detallan sobre el proceso. Desde niños hasta ancianos, tanto de Madrid como de otros países, los remitentes de estas cartas comparten las ganas de hacer un poco más feliz a otros después de nueve meses de incertidumbre y a las puertas de recibir una vacuna de la que todo el mundo habla. «Cuando reciben las cartas, la reacción general es, primero, de sorpresa, porque en muchas ocasiones no entienden cómo alguien que no les conoce puede escribirles un mensaje con la carga emocional del de, por ejemplo, una futura madre compartiendo sus alegrías y sus miedos por traer al mundo una nueva vida justo ahora; segundo y, sobre todo, de total agradecimiento», aseguran quienes han puesto en marcha esta acción.

Imagen del comedor de una residencia de Madrid
Imagen del comedor de una residencia de MadridLuis DíazLa Razón

La Covid-19 ha puesto el foco sobre la realidad de las personas mayores, una realidad que, sin embargo, era y estaba mucho antes de que se decretara el primer estado de alarma en marzo: la pandemia ha dejado de manifiesto el abandono que venían sufriendo las personas mayores en la sociedad actual. Así lo perciben quienes están con ellos día y día, los que están haciendo por conseguir que los ancianos y ancianas se sientan en familia estas Navidades. Por todo, tanto los trabajadores de residencias como la DomusVi Albufera como los voluntarios de iniciativas sociales como las de Adopta un Abuelo coinciden a la hora de hacer un llamamiento a la memoria, para que, cuando todo pase, nadie se olvide de ellos: la generación de la resiliencia.

Una mesa para tres

Y si iban a tener que ser diferentes, ¿por qué no apostar por planteamientos diferentes? En la residencia de ancianos DomusVi Albufera, en Vallecas, su directora supo que estas fiestas, con el centro prácticamente al completo, había que buscar alternativas para garantizar unas felices fiestas a sus residentes. «Sin dejar de cumplir con todas las normas, hemos ofrecido la posibilidad de reservar mesas para tres comensales –un residente y dos familiares– en nuestra cafetería habilitada para la ocasión; fuimos llamando a nuestros clientes por orden de antigüedad para que eligieran su fecha y hemos obteniendo un resultado estupendo: ¡ya tenemos todo ocupado hasta el 7 de enero, como en un restaurante!», cuenta Mariluz Domínguez. Una idea con la que este centro quiere permitir a las familias recrear esos momentos navideños a la mesa garantizando la seguridad de los mayores; el resultado: banquetes de Navidad en versión reducida.