Elecciones en Madrid
El PP desconfía de un 4-M fácil: “La amenaza no es Iglesias, es Gabilondo”
Los populares ven positiva la candidatura del líder morado para las expectativas de Ayuso, pero algunos sectores alertan del peligro de una fuga de voto naranja hacia el PSOE
Ante la amenaza de que la izquierda pudiera hacerse con el Gobierno de Madrid a través de una moción de censura como la presentada en Murcia, la presidenta Isabel Díaz Ayuso optó, hoy hace ocho días, por apretar el botón electoral. Conducir a la región a una cita con las urnas para que los madrileños decidan el rumbo político de los próximos dos años. El objetivo del equipo de Ayuso es claro. Lograr una mayoría más amplia sostenida en dos pilares. De un lado, una gestión de la pandemia que, al contrario de lo que ha sucedido en otras partes del país, ha logrado mantener un equilibrio entre el combate de la emergencia sanitaria y la apertura económica.
Y, por otro lado, una perspectiva electoral que, a partir de la probable debacle de Ciudadanos, sitúa a la presidenta madrileña ante la posibilidad cierta de poder encabezar un gobierno con un cómodo respaldo en la Asamblea, bien a través de una mayoría absoluta o bien con el apoyo de Vox –externo o interno–, pero ya sin tener que soportar el desgaste derivado de la necesidad de apuntalar el difícil equilibrio entre el partido naranja y los de Abascal como socios simultáneos.
El fantasma del comunismo
En este contexto, la irrupción de Pablo Iglesias como candidato de Unidas Podemos ha modificado el escenario, sin que ello signifique un empeoramiento de la situación para Ayuso. De hecho, existe un consenso casi unánime entre los populares madrileños de que el concurso del todavía vicepresidente de Pedro Sánchez no ha hecho más que fortalecer la dicotomía entre «socialismo o libertad» –ahora transformado en «comunismo o libertad»– con el que la presidenta echó a rodar el balón electoral el miércoles de hace una semana. «Los madrileños saben ahora que el próximo gobierno será el de Díaz Ayuso o el de Pablo Iglesias y eso puede aglutinar el voto en las siglas del PP», asegura un dirigente popular que conoce bien el comportamiento del votante madrileño.
Otra de las reflexiones compartida en los últimos días por los integrantes del equipo que ha comenzado a engrasar la maquinaria de campaña de Ayuso insiste en que esta visualización de un combate entre la presidenta madrileño y el líder morado va a hacer aún más profunda la caída de Ciudadanos, alimentando las opciones de que los de Ignacio Aguado se sitúen en el peligroso entorno del 5% de los sufragios. Que los naranjas caigan por debajo de ese umbral es contemplado por los populares como un arma de doble filo. Y es que si bien una asamblea sin diputados de Cs podría alimentar, en teoría, las opciones de que PP y Vox sumasen los ansiados 69 escaños, también existe el riesgo de que si se quedan en 68 o menos y los de Aguado no tienen asientos en el parlamento de Vallecas, el gobierno de izquierdas sea una realidad.
Varios diputados regionales del PP consultados por este diario coinciden en afirmar que este último es un escenario posible y, por ello, toman con cautela las encuestas que auguran una victoria holgada de la derecha. Van más allá al asegurar que son precisamente los votantes descontentos con Ciudadanos los que puede decantar la balanza. Y en este escenario advierten de la peligrosidad de que una parte importante del simpatizante fugado de Ciudadanos apueste, en esta ocasión, por el PSOE como su opción favorita. «La amenaza no es Iglesias. Es Gabilondo», aseguran.
Y es que hay que recordar en este punto que Aguado logró hace apenas dos años el apoyo de más de 625.000 madrileños, lo que reportó casi el 20% de los papeletas. De manera que buena parte de los cambios que registre la Asamblea autonómica vendrán determinados por la decisión que adopten estas personas. «Si una mayoría de esos 600.000 votantes abraza ahora el proyecto de Ayuso estaremos cerca de la mayoría absoluta. Si optan por Gabilondo, la diferencia entre bloques será mínima», sostienen. En lo que tiene que ver con la estrategia que los populares desplegarán en las próximas semanas, hasta el arranque oficial de la campaña, se buscará potenciar y dar visibilidad a la apuesta del Gobierno de Ayuso por mantener la actividad económica de sectores como el hosteleros gravemente perjudicados por la crisis al tiempo que se pone en valor ayudas, como las aprobadas ayer en el Consejo de Gobierno, orientadas a compensar a otros negocios que han sido marginados por el plan de ayudas de Moncloa.
Al tiempo, también habrá un esfuerzo pedagógico por seguir explicando los aciertos de la gestión sanitaria comandada por el consejero Enrique Ruiz Escudero y acelerar, en la medida de lo posible y dentro de las limitaciones impuestas por el suministro, por la UE y por el propio Gobierno de Sánchez, el proceso de vacunación. Con Cs desangrándose y una izquierda dividida en tres opciones, Ayuso ha sido la primera en activar a su equipo de campaña, y eso, confían en Sol, también puede ayudar a decantar la balanza el 4 de mayo.
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