Las listas de 2023, el fondo de la batalla por la presidencia del PP de Madrid

En el PP de Madrid se impone la ley del silencio. Desde que la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, comunicara su intención de presentar su candidatura de una manera informal durante un encuentro de periodistas, hay un mensaje claro dentro del partido que se repite machaconamente: «no toca» hablar de este asunto cuando todavía quedan meses, hasta la primavera de 2022, en que está previsto que se convoque el próximo congreso regional del partido. Y ese mensaje lanzado por el presidente del PP, Pablo Casado, alcanza a todos, incluida a la secretaria regional de la formación conservadora, Ana Camins, que ayer evitó pronunciarse sobre si estaría dispuesta a abrir una tercera vía y presentarse a la presidencia y pudiera entrar en liza con Ayuso e incluso con el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, que ha sido incluido en la lista de posibles aspirantes, aunque él no ha confirmado que quiera presentarse.

Desde Génova se especuló con la posibilidad de lanzar a Camins como candidata, entre otras cosas porque «tiene todos los apoyos dentro del PP y ningún rechazo», dicen fuentes del partido. Y es que se ha visto con buenos ojos sus capacidad para reactivar el PP madrileño tras los escándalos de corrupción trabajando en la sombra dentro para la formación madrileña.

Otro punto a su favor es la labor desarrollada durante las últimas elecciones autonómicas. De hecho, se considera que una de las bazas de Ayuso en la última contienda electoral para conseguir los resultados que la han permitido gobernar con holgura en la Comunidad de Madrid ha sido precisamente el apoyo del partido, que movilizó a 13.000 personas para los comicios que le dieron la victoria y organizó 1.200 actos durante la campaña.

Pero el fondo de la cuestión sobre la importancia de quién sea la persona que ocupe la presidencia del partido radica en el hecho de que el nuevo presidente o presidenta será quien tenga el control de las listas electorales en los comicios de 2023. Y no todo el mundo dentro del partido comparte la idea ni entienden que personas del entorno de Díaz Ayuso, como Miguel Ángel Rodríguez, el jefe de gabinete de la presidenta, gane poder a la hora de posicionar a determinados candidatos.

Otro de los populares que también podrían irrumpir con su candidatura es Antonio González Terol, ahora Vicesecretario de Política Territorial del PP y ex alcalde de Boadilla. Quiso optar a la presidencia de la Comunidad de Madrid cuando Pablo Casado sorprendió con la designación de Díaz Ayuso como candidata del PP a la Comunidad de Madrid, pero entonces el líder de los populares le reclamó a su lado para cometidos dentro de la política nacional.

En los municipios de Madrid, sin embargo, el debate sobre la presidencia del partido es una cuestión que ni se plantea en las sedes locales ni es motivo de conversación más allá de los comentarios sobre los titulares de los medios. «Ni siquiera hay fecha para el congreso del partido. Podría hasta no convocarse. Así que ¿por qué tendríamos que plantearnos esta cuestión ahora?», aseguran desde un ayuntamiento de la Comunidad gobernado por el PP.

«Los ayuntamientos estamos a ganar las elecciones de 2023, que están a la vuelta de la esquina, a gestionar bien los problemas que pueda haber en el municipio, a atender a los vecinos, eso es lo que ahora nos preocupa», añaden.

Y es que en las distintas agrupaciones locales no hay afán porque se produzca un cambio con urgencia en el funcionamiento del partido. Entre otras cosas porque, tal y como está organizado «funciona». De hecho, son muchos los que defienden la continuidad del «modelo Gallardón» o bicéfalo, en que la presidencia de la región y del partido no esté en las mismas manos. «Es más operativo tener a una persona en la presidencia y a otra pensando exclusivamente en el partido, el PP está más activo y engrasado y que ambos cargos estén en manos de una persona sería replicar la misma estructura de gobierno», añaden las mismas fuentes.

Por otro lado, unir la presidencia de la Comunidad de Madrid, «el motor de España», a la del partido, como ocurriría en este caso, podría convertir a Ayuso en un contrapoder dentro del PP, como ya ocurrió con Esperanza Aguirre y Mariano Rajoy años atrás.