Madrid 2020
El sueño olímpico que no fue
La ilusión y el esfuerzo del Madrid Olímpico 2020 nos asalta aún con su cara B fantasmagórica
Encajar y levantarse. Eso va mucho con Madrid y los madrileños. Gente nacida aquí y venida de fuera que mira al frente. Que supera los fracasos –los merecidos y los que no lo son, o fueron-. De ahí que ahora que se rememora el desprecio de algunos a la candidatura olímpica, otros, desde aquí, apuesten por aprender del pasado y miren con audacia al futuro. Ahí quedan, sin embargo, esos rescoldos de un sueño que no pudo ser –al menos, por ahora-. Aunque algunas de aquellas instalaciones están más vivas que nunca, como atestigua el Estadio Wanda Metropolitano del Atlético de Madrid.
Este ha sido un año raro, malo, complejo. Enfermo. A la vista de todo lo que ha sucedido, no son pocos los que se congratulan, con el paso del tiempo, y en el presente, de que a la ciudad de Madrid no le «dieran» los Juegos Olímpicos de 2020. Mal año.
Mientras, la capital, con su alcalde a la cabeza, hace cuentas sobre la posibilidad de lanzar los dados para alcanzar el sueño olímpico en un futuro impreciso. Bueno, tan impreciso no es es, pues sabemos fecha: 2036. Lo que desconocemos es la voluntad de algunos para acometerlo y las fuerzas políticas y económicas con las que se contaría. Muchos, a la vista de lo que quedó en el aire y lo que se invirtió en aquella última intentona no parecen muy dispuestos. Demasiados «cadáveres» arquitectónicos para recordar el fracaso. Más allá del reconvertido para la gloria atlética Wanda Metropolitano, nos encontramos espacios como el que estaba previsto que albergara las competiciones de natación, saltos y waterpolo. El Centro Acuático, unas instalaciones con capacidad para 18.000 espectadores, se muestra como un gran esqueleto sin formas, sin protección ante las inclemencias del tiempo y en proceso de degradación. Su construcción se detuvo cuando el Ayuntamiento de Madrid llevaba pagados 99,6 millones de euros a las constructoras y quedaba casi la mitad por abonar, ya que el coste final se calculó en 191,5 millones pese a que el presupuesto inicial era de 136,7 millones.
Punto y aparte es la Caja Mágica. El complejo deportivo fue diseñado por el arquitecto francés Dominique Perrault y pasó de un presupuesto de cien millones de euros a 294. Hoy en día, además de distintos torneos de tenis da cobijo a todo tipo de actuaciones musicales. El sueño olímpico de Madrid reposa también en sus tres pistas con cubiertas móviles, instaladas de tierra batida. La Pista Central Manolo Santana tiene una capacidad de 12.500 espectadores. Las pistas Estadio 2-Estadio Arantxa Sánchez Vicario y Estadio 3 disponen de 3.500 y 2.500 asientos, respectivamente.
El mayor y más activo recinto ferial de Madrid, Ifema, todo un referente económico para Madrid y España entera, iba a transformarse por completo para acoger pruebas olímpicas de lo más diverso: tenis de mesa, badminton, halterofilia, boxeo, esgrima... Aquello está claro que no sucedió.
El hipódromo de La Zarzuela, sobre el que existieron todo tipo de especulaciones a propósito de su destino olímpico ha quedado en lo que es: un magno espacio para el deporte ecuestre, en todas sus modalidades, en un escenario espectacular fruto del talento de los arquitectos Carlos Arniches y Martín Domínguez con la colaboración del Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos Eduardo Torroja.
Respecto a la plaza de toros de La Ventas, estaba previsto que albergara el torneo de baloncesto, construyendo una cubierta de 6 millones de euros.
La realidad que los aficionados pueden seguir el disfrute del mundo de la tauromaquia como antes de cualquier veleidad olímpica.
Por su parte, entre lo que se vislumbró de todos aquellos proyectos, uno de los más claros «cadáveres» arquitectónicos es el que iba a ser el canal de aguas bravas de La Gavia. Aquí se iniciaron obras y quedó en el olvido. Su diseño corría a cargo del arquitecto japonés Toyo Ito –ganador del prestigioso premio Pritzker– y se presupuestaron 18 millones de euros para crear una espectacular vía de agua que obtendría su caudal de las lluvias. aguas de lluvia, que servirían además para regar todo el entorno, convertido en una espectacular zona verde. Solo se llegó a construir el estanque central con formas ramificadas. Está a la espera de que se levante un parque en ese espacio y se acompañe con lagunas. Un sueño que no fue y al que se ha buscado otro acomodo para los vecinos de la zona.
Respecto a lo que iba a ser uno de los proyectos estrella. Llamado a convertirse en el espacio de convivencia de países y culturas, la Villa Olímpica, situados entre el distrito de San Blas y Coslada, sus seis millones de metros cuadrados aguardan un futuro. En ello está su entidad gestora, la Nueva Centralidad del Este, quien ha propuesto al Ayuntamiento de Madrid, en su lugar, un enorme desarrollo urbanístico para edificar allí 20.000 viviendas. Un lugar cercano a la M-40 y al Wanda Metropolitano sin apenas restricciones físicas o normativas. Con 5.728.595 m2 de superficie y una edificabilidad de 2.203.469 m2, Nueva Centralidad del Este representa una clara oportunidad para revisar el modelo urbanístico actual y su futuro desarrollo, más acorde con la sostenibilidad y el medio ambiente. Si a eso sumamos que demás, dado que entre sus propietarios están el Ayuntamiento de Madrid, por medio de la Empresa Municipal de la Vivienda y Suelo, y la Comunidad de Madrid, representada por la Agencia de Vivienda Social, parece obvio que un elevado porcentaje de vivienda protegida en su desarrollo. Un cambio de destino que, cálculos políticos o económicos de una nueva convocatoria olímpica podrían cambiar. O quizá no. Sea como fuere, el sueño olímpico de Madrid, en unos terrenos hoy baldíos, tendría así un nuevo fin. En todo caso, un triunfo para el progreso de todos los madrileños.
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